Enfado entre los vecinos de un pueblo de León al tener que convivir con una treintena de vacas sueltas: "Ya no sabemos qué hacer"
Los animales dañan los cultivos y ponen en riesgo la seguridad vial.
Las vacas suelen ser símbolo de calma y de vida rural. Su presencia, pastando entre prados verdes o descansando junto a un arroyo, evoca esa imagen idílica del campo que muchos disfrutan al recorrer las carreteras comarcales. Para los visitantes, ver un rebaño es adentrarse en una postal viva. Sin embargo, esa estampa bucólica se torna mucho menos apacible cuando las vacas se instalan en las calles o las fincas particulares de forma habitual.
Esto es lo que ocurre en Riofrío del Órbigo, una pedanía del municipio de Quintana del Castillo en León, donde desde hace más de un año un rebaño de unas treinta vacas deambula sin control por huertos, carreteras y el casco urbano. Aunque a priori pueda parecer algo inofensivo, el paso de los animales causa daños en cultivos y pone en riesgo la seguridad vial de todos los vecinos del territorio.
Los habitantes denuncian que las vacas entran en fincas particulares para alimentarse del cereal sembrado, devoran frutales y destruyen huertos. “Ya no sabemos qué hacer, aquí nadie hace nada, ni el Seprona, ni nadie… Ha habido accidentes, viene atestados y tampoco pasa nada, las vacas siguen siendo las dueñas de la carretera, de los sembrados y los vecinos a aguantarnos y pagar las consecuencias”, lamentan los residentes en declaraciones recogidas por El Debate.
Un peligro público
Los vecinos se encuentran desamparados ante lo que ya consideran una situación de desamparo institucional, por lo que varios agricultores ya han optado por abandonar parcelas ante la imposibilidad de mantenerlas. Además del daño económico, los animales han provocado incidentes en la vía pública: durante los últimos meses se han registrado al menos seis accidentes de tráfico cuando las reses trataron de cruzar la carretera LE-441.
Vecinos y conductores aseguran que la presencia nocturna de los animales convierte en peligrosa la circulación por la zona. La indignación vecinal se dirige también hacia las administraciones y el titular del ganado. Denuncias ante la Guardia Civil, escritos al Ayuntamiento y comunicaciones remitidas a la Subdelegación del Gobierno y a los servicios autonómicos se acumulan sin que, de momento, se haya aplicado una solución efectiva sobre el terreno.
“Tememos que cuando quieran tomar una decisión sea demasiado tarde, cuando ocurra una desgracia. Estas vacas han embestido. Uno de los vecinos intentó echar a un toro de su finca y por poco no acaba herido grave”, señalan los vecinos según recoge el diario La Nueva Crónica. Los residentes piden que las administraciones conviertan las advertencias en actuaciones concretas antes de que se haga más irreversible el conflicto.