Los gatos dan masajes para expresar un profundo amor y apego a sus dueños
Es un comportamiento heredado de sus ancestros salvajes.

En España hay millones de amantes de los gatos. Según datos de Statista, nuestro país cuenta con alrededor de 5,9 millones de gatos domésticos, lo que lo sitúa en el séptimo lugar de Europa en cuanto a población felina. En el continente, Alemania lidera el ranking con aproximadamente 16 millones de gatos en 2024, seguido de Francia y Reino Unido.
Los españoles, además, tienen una marcada preferencia por estos animales, de hecho según el ranking de Statista sobre las mascotas favoritas, los gatos ocupan el tercer puesto, por debajo de los peces —que se encuentran en segundo lugar— y de los perros, que siguen siendo los reyes indiscutibles del hogar.
Los gatos, aunque a menudo se les considere animales independientes y poco expresivos, también son muy cariñosos. Según Mister Mascotas, su afecto se refleja en pequeños gestos cotidianos, como dar cabezazos, frotarse con las mejillas contra sus dueños o acurrucarse cerca de ellos. Estas demostraciones, aunque discretas, son señales claras de confianza y de vínculo emocional.
¿Qué significa cuando un gato da masajes?
Entre estos comportamientos peculiares y entrañables destaca el llamado “masaje de gato”. Se trata de ese movimiento en el que el felino presiona de forma alterna sus patas delanteras sobre su dueño, una manta o incluso su propia cama como si estuviera 'amasando'.
Lejos de ser un movimiento aleatorio, el masaje es una muestra de afecto y apego profundo. Es la manera en la que un gato expresa confianza, seguridad y amor hacia su dueño. Cuando un felino amasa con sus patas a una persona, está comunicando que se siente cómodo y protegido.
Masajes en camas y mantas
Este comportamiento tiene raíces instintivas. Según Mister Mascotas, de pequeños, los gatitos masajean el vientre de su madre para estimular la producción de leche. En la edad adulta, ese reflejo se transforma en un gesto reconfortante que les recuerda a la seguridad de su infancia.
Cuando los gatos amasan su cama o una manta, están reviviendo un comportamiento heredado de sus ancestros salvajes, que preparaban hojas o hierba para crear un espacio cómodo donde descansar. En casa, este instinto se mantiene y les ayuda a crear un lugar cálido y seguro. Además, las glándulas odoríferas situadas en sus patas liberan un aroma característico, lo que les permite marcar territorio.
¿Cuándo puede ser un problema?
Más allá de lo emocional, amasar también es una forma de estirar músculos y activar la circulación sanguínea, algo que los gatos suelen hacer tras despertarse o cuando se preparan para dormir en un lugar acogedor.
Aunque la mayoría de las veces es un gesto tierno, según Sanook, hay situaciones en las que conviene prestar atención. Si el gato amasa de forma excesiva, acompañado de maullidos, nerviosismo o pérdida de apetito, podría ser un signo de estrés o ansiedad.
También, cuando lo hace con las garras extendidas, puede causar arañazos o dañar muebles. En esos casos, mantener las uñas cortas o darle una manta específica para amasar puede ser una solución práctica.
