Ni Egipto ni Arabia Saudí: este el país con más camellos del mundo
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Ni Egipto ni Arabia Saudí: este el país con más camellos del mundo

Llegaron en 1846 y ahora se han convertido en un problema.

Ni Egipto ni Arabia Saudí: este el país con más camellos del mundo

Llegaron en 1846 y ahora se han convertido en un problema.

Ni Egipto ni Arabia Saudí: este el país con más camellos del mundo

Llegaron en 1846 y ahora se han convertido en un problema.

Ni Egipto ni Arabia Saudí: este el país con más camellos del mundo

Llegaron en 1846 y ahora se han convertido en un problema.

Ni Egipto ni Arabia Saudí: este el país con más camellos del mundo

Llegaron en 1846 y ahora se han convertido en un problema.

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Cuando pensamos en Australia, es común imaginar canguros y koalas como animales icónicos de su fauna. Sin embargo, algo que muchos desconocen es que este país es actualmente el hogar de la mayor población de camellos en el mundo. Lo más sorprendente es que es una especie no nativa de estas tierras.

La historia de los camellos en Australia comienza en 1846, cuando el explorador John Ainsworth Horrocks introdujo por primera vez a uno de estos animales para facilitar sus expediciones. Posteriormente, en el siglo XIX, se importaron miles de camellos desde Arabia Saudita, India y Afganistán con el propósito de utilizarlos en tareas de transporte y trabajo pesado.

Estos mamíferos resultaron ser extremadamente útiles en las regiones desérticas, pero todo cambió con la invención de los motores y el auge de los automóviles. Los camellos dejaron de ser necesarios y, al no poder mantenerlos, las autoridades decidieron liberarlos en el desierto.

Los camellos como plaga

Lo que parecía una solución a corto plazo se convirtió en un gran problema con el paso de los años. En el desierto australiano, los camellos no tienen depredadores naturales, lo que les permite reproducirse sin control. Su población ha crecido tanto que se considera una plaga en algunas regiones.

Uno de los mayores problemas es su enorme consumo de agua. Los camellos beben grandes cantidades, llegando a vaciar pozos y fuentes de agua que son vitales para los agricultores. "Tragan galones de agua y causan costosos daños a las granjas", comenta el explorador y escritor Simon Reeve a la BBC.

Ian Conway, un granjero cerca de Alice Springs, propone una solución que podría beneficiar tanto al medio ambiente como a los camellos. Su equipo utiliza helicópteros para localizar manadas de camellos, capturarlos y luego venderlos a compradores en el Medio Oriente, donde siempre hay demanda de estos animales. "Los sauditas están siempre interesados en ellos", explica Conway.

Un reto para Australia

Aunque la historia de los camellos en Australia comenzó como una innovación para explorar y trabajar en su desierto, hoy en día representa un desafío ambiental significativo. Controlar la población de estos animales, mientras se les da un trato digno, es una tarea compleja que requiere de soluciones creativas y sostenibles.

Australia, el país con más camellos en el mundo, busca ahora formas de convertir este problema en una oportunidad, mientras protege su frágil ecosistema.

Cuando pensamos en Australia, es común imaginar canguros y koalas como animales icónicos de su fauna. Sin embargo, algo que muchos desconocen es que este país es actualmente el hogar de la mayor población de camellos en el mundo. Lo más sorprendente es que es una especie no nativa de estas tierras.

La historia de los camellos en Australia comienza en 1846, cuando el explorador John Ainsworth Horrocks introdujo por primera vez a uno de estos animales para facilitar sus expediciones. Posteriormente, en el siglo XIX, se importaron miles de camellos desde Arabia Saudita, India y Afganistán con el propósito de utilizarlos en tareas de transporte y trabajo pesado.

Estos mamíferos resultaron ser extremadamente útiles en las regiones desérticas, pero todo cambió con la invención de los motores y el auge de los automóviles. Los camellos dejaron de ser necesarios y, al no poder mantenerlos, las autoridades decidieron liberarlos en el desierto.

Los camellos como plaga

Lo que parecía una solución a corto plazo se convirtió en un gran problema con el paso de los años. En el desierto australiano, los camellos no tienen depredadores naturales, lo que les permite reproducirse sin control. Su población ha crecido tanto que se considera una plaga en algunas regiones.

Uno de los mayores problemas es su enorme consumo de agua. Los camellos beben grandes cantidades, llegando a vaciar pozos y fuentes de agua que son vitales para los agricultores. "Tragan galones de agua y causan costosos daños a las granjas", comenta el explorador y escritor Simon Reeve a la BBC.

Ian Conway, un granjero cerca de Alice Springs, propone una solución que podría beneficiar tanto al medio ambiente como a los camellos. Su equipo utiliza helicópteros para localizar manadas de camellos, capturarlos y luego venderlos a compradores en el Medio Oriente, donde siempre hay demanda de estos animales. "Los sauditas están siempre interesados en ellos", explica Conway.

Un reto para Australia

Aunque la historia de los camellos en Australia comenzó como una innovación para explorar y trabajar en su desierto, hoy en día representa un desafío ambiental significativo. Controlar la población de estos animales, mientras se les da un trato digno, es una tarea compleja que requiere de soluciones creativas y sostenibles.

Australia, el país con más camellos en el mundo, busca ahora formas de convertir este problema en una oportunidad, mientras protege su frágil ecosistema.

Cuando pensamos en Australia, es común imaginar canguros y koalas como animales icónicos de su fauna. Sin embargo, algo que muchos desconocen es que este país es actualmente el hogar de la mayor población de camellos en el mundo. Lo más sorprendente es que es una especie no nativa de estas tierras.

La historia de los camellos en Australia comienza en 1846, cuando el explorador John Ainsworth Horrocks introdujo por primera vez a uno de estos animales para facilitar sus expediciones. Posteriormente, en el siglo XIX, se importaron miles de camellos desde Arabia Saudita, India y Afganistán con el propósito de utilizarlos en tareas de transporte y trabajo pesado.

Estos mamíferos resultaron ser extremadamente útiles en las regiones desérticas, pero todo cambió con la invención de los motores y el auge de los automóviles. Los camellos dejaron de ser necesarios y, al no poder mantenerlos, las autoridades decidieron liberarlos en el desierto.

Los camellos como plaga

Lo que parecía una solución a corto plazo se convirtió en un gran problema con el paso de los años. En el desierto australiano, los camellos no tienen depredadores naturales, lo que les permite reproducirse sin control. Su población ha crecido tanto que se considera una plaga en algunas regiones.

Uno de los mayores problemas es su enorme consumo de agua. Los camellos beben grandes cantidades, llegando a vaciar pozos y fuentes de agua que son vitales para los agricultores. "Tragan galones de agua y causan costosos daños a las granjas", comenta el explorador y escritor Simon Reeve a la BBC.

Ian Conway, un granjero cerca de Alice Springs, propone una solución que podría beneficiar tanto al medio ambiente como a los camellos. Su equipo utiliza helicópteros para localizar manadas de camellos, capturarlos y luego venderlos a compradores en el Medio Oriente, donde siempre hay demanda de estos animales. "Los sauditas están siempre interesados en ellos", explica Conway.

Un reto para Australia

Aunque la historia de los camellos en Australia comenzó como una innovación para explorar y trabajar en su desierto, hoy en día representa un desafío ambiental significativo. Controlar la población de estos animales, mientras se les da un trato digno, es una tarea compleja que requiere de soluciones creativas y sostenibles.

Australia, el país con más camellos en el mundo, busca ahora formas de convertir este problema en una oportunidad, mientras protege su frágil ecosistema.

Cuando pensamos en Australia, es común imaginar canguros y koalas como animales icónicos de su fauna. Sin embargo, algo que muchos desconocen es que este país es actualmente el hogar de la mayor población de camellos en el mundo. Lo más sorprendente es que es una especie no nativa de estas tierras.

La historia de los camellos en Australia comienza en 1846, cuando el explorador John Ainsworth Horrocks introdujo por primera vez a uno de estos animales para facilitar sus expediciones. Posteriormente, en el siglo XIX, se importaron miles de camellos desde Arabia Saudita, India y Afganistán con el propósito de utilizarlos en tareas de transporte y trabajo pesado.

Estos mamíferos resultaron ser extremadamente útiles en las regiones desérticas, pero todo cambió con la invención de los motores y el auge de los automóviles. Los camellos dejaron de ser necesarios y, al no poder mantenerlos, las autoridades decidieron liberarlos en el desierto.

Los camellos como plaga

Lo que parecía una solución a corto plazo se convirtió en un gran problema con el paso de los años. En el desierto australiano, los camellos no tienen depredadores naturales, lo que les permite reproducirse sin control. Su población ha crecido tanto que se considera una plaga en algunas regiones.

Uno de los mayores problemas es su enorme consumo de agua. Los camellos beben grandes cantidades, llegando a vaciar pozos y fuentes de agua que son vitales para los agricultores. "Tragan galones de agua y causan costosos daños a las granjas", comenta el explorador y escritor Simon Reeve a la BBC.

Ian Conway, un granjero cerca de Alice Springs, propone una solución que podría beneficiar tanto al medio ambiente como a los camellos. Su equipo utiliza helicópteros para localizar manadas de camellos, capturarlos y luego venderlos a compradores en el Medio Oriente, donde siempre hay demanda de estos animales. "Los sauditas están siempre interesados en ellos", explica Conway.

Un reto para Australia

Aunque la historia de los camellos en Australia comenzó como una innovación para explorar y trabajar en su desierto, hoy en día representa un desafío ambiental significativo. Controlar la población de estos animales, mientras se les da un trato digno, es una tarea compleja que requiere de soluciones creativas y sostenibles.

Australia, el país con más camellos en el mundo, busca ahora formas de convertir este problema en una oportunidad, mientras protege su frágil ecosistema.

Cuando pensamos en Australia, es común imaginar canguros y koalas como animales icónicos de su fauna. Sin embargo, algo que muchos desconocen es que este país es actualmente el hogar de la mayor población de camellos en el mundo. Lo más sorprendente es que es una especie no nativa de estas tierras.

La historia de los camellos en Australia comienza en 1846, cuando el explorador John Ainsworth Horrocks introdujo por primera vez a uno de estos animales para facilitar sus expediciones. Posteriormente, en el siglo XIX, se importaron miles de camellos desde Arabia Saudita, India y Afganistán con el propósito de utilizarlos en tareas de transporte y trabajo pesado.

Estos mamíferos resultaron ser extremadamente útiles en las regiones desérticas, pero todo cambió con la invención de los motores y el auge de los automóviles. Los camellos dejaron de ser necesarios y, al no poder mantenerlos, las autoridades decidieron liberarlos en el desierto.

Los camellos como plaga

Lo que parecía una solución a corto plazo se convirtió en un gran problema con el paso de los años. En el desierto australiano, los camellos no tienen depredadores naturales, lo que les permite reproducirse sin control. Su población ha crecido tanto que se considera una plaga en algunas regiones.

Uno de los mayores problemas es su enorme consumo de agua. Los camellos beben grandes cantidades, llegando a vaciar pozos y fuentes de agua que son vitales para los agricultores. "Tragan galones de agua y causan costosos daños a las granjas", comenta el explorador y escritor Simon Reeve a la BBC.

Ian Conway, un granjero cerca de Alice Springs, propone una solución que podría beneficiar tanto al medio ambiente como a los camellos. Su equipo utiliza helicópteros para localizar manadas de camellos, capturarlos y luego venderlos a compradores en el Medio Oriente, donde siempre hay demanda de estos animales. "Los sauditas están siempre interesados en ellos", explica Conway.

Un reto para Australia

Aunque la historia de los camellos en Australia comenzó como una innovación para explorar y trabajar en su desierto, hoy en día representa un desafío ambiental significativo. Controlar la población de estos animales, mientras se les da un trato digno, es una tarea compleja que requiere de soluciones creativas y sostenibles.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

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Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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