Así relata el rey Juan Carlos el caso Nóos en 'Reconciliación': discusiones terribles con la infanta Cristina, dardo al juez Castro y un reproche a Urdangarin
El rey emérito dedica varias páginas en su libro de memorias a este episodio que tanto dañó a la corona y a su familia.

Juan Carlos I ha escrito Reconciliación para ser él mismo el que hable de su vida y para controlar el relato de una biografía que ha terminado con más sombras que luces. Uno de los momentos oscuros de los últimos años tiene que ver con el caso Nóos, que llevó al banquillo de los acusados a la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin y terminó con el exjugador de balonmano en la cárcel.
Además, terminaría destruyendo el matrimonio de ambos, y mucho antes de eso, la relación familiar de los Borbón y Grecia. De todo ello habla el rey Juan Carlos en una biografía en la que repasa este capítulo que contribuyó al descrédito de una monarquía ya tocada por los escándalos del emérito.

Al recordar su abdicación en 2014, Juan Carlos I no olvida que la gran ausente fue la infanta Cristina: "Tuve que pedirle que no asistiera. Me resultó doloroso y penoso. Cristina estaba, de forma injusta -porque su inocencia ha sido probada por los tribunales, e incluso ratificada por el Tribunal Supremo-, en el punto de mira desde el caso Nóos, que solo afectaba a su marido, Iñaki Urdangarin".
"El día de mi abdicación le dije que no era bienvenida. Ella no había hecho ninguna aparición pública desde que habían empezado sus problemas. Pensé que incluso en ese día, tan importante para mí y para toda la familia, sería mejor que mantuviera un perfil discreto. Ahora que estoy recluido en Abu Dabi me pregunto si hice lo correcto", señala el emérito.

Juan Carlos de Borbón añade que Cristina e Iñaki, casados en 1997, "tuvieron cuatro hijos, a los que educaron muy bien y que se han convertido en adolescentes serios y decididos que me llenan de orgullo. Tuvieron que enfrentarse, muy jóvenes, a un cataclismo para el que nadie estaba preparado: el asunto Nóos, que no puedo dejar de lado".
A continuación rememora los años felices, cuando parecía que todo iba bien: "Mis hijas llevaban una vida de familia muy atareada, pero siempre estaban disponibles para representar a la corona. Nos reuníamos por Navidad, en los cumpleaños y unas semanas en Palma, en verano. Cada vez que nacía un nuevo bebé nos embargaba la alegría. Mi mujer, a pesar de sus obligaciones oficiales, se tomaba muy en serio su papel de abuela. Tenía yernos simpáticos que se llevaban bien con todo el mundo. Eran apreciados por la opinión pública y se mostraban a la altura de las responsabilidades que se les imponían".

Posteriormente escribe sobre cómo Iñaki Urdangarin acabó en el Instituto Nóos tras retirarse del balonmano, lo que acabaría siendo su ruina: "En el año 2003 se asoció con Diego Torres para dirigir la empresa Nóos. Sin duda, Diego Torres previó las conexiones que podría tener mi yerno, o al menos su potencial en el campo de las relaciones públicas y deportivas. Yo estaba encantado de que Iñaki hubiera emprendido con éxito una nueva carrera. Organizaba eventos deportivos y cumbres internacionales de turismo deportivo. Diego Torres se encargaba de la parte administrativa de la empresa".
Es entonces cuando el emérito disculpa de alguna manera a su exyerno para acusar al que fuera su socio. "Por ingenuidad, y seguramente por irreflexión, Iñaki, que confiaba en él, firmaba sin pestañear todos los papeles que su socio le pedía. El escándalo estalló en 2011. Los cargos eran graves: malversación de fondos públicos, fraude y tráfico de influencias. A todos nos pilló por sorpresa esta acusación".
"Como suegro y padre, quise ayudar a Iñaki, y le propuse que contratara los servicios de uno de los mejores abogados españoles. Él no tenía medios económicos para pagarlo, porque sus cuentas bancarias estaban congeladas. Además, no se preveían condenas graves", por tanto escogió como abogado a Mario Pascual Vives, padre del amigo de uno de los hijos de Cristina e Iñaki.
Juan Carlos I, contra el juez Castro
Juan Carlos continúa ahora en orden cronológico: "Ni él ni nadie sospechaba que aquella acción contra Nóos se convertiría en un asunto explosivo. Desgraciadamente, mi hija de vio salpicada, y, de rebote, la corona también. En 2013 la infanta fue también imputada por el juez de Palma, que buscaba deliberadamente notoriedad y se empeñó en convertir el caso en ejemplarizante".

"La justicia suspendió su imputación, por falta de pruebas contundentes, pero el juez desoyó la voluntad del ministerio fiscal y la citó a comparecer. Funcionarios del ministerio de Hacienda declararon y alegaron su inocencia. No sirvió de nada. El juez fue implacable. Su propósito era llevar a la corona al banquillo de los acusados", unas palabras con las que tira a dar contra el juez Castro.
"La infanta tuvo que declarar durante cinco horas y responder a más de 400 preguntas. Ella se mantuvo muy digna, pero la imagen para la corona fue desastrosa". La infanta, que en su comparecencia eligió principalmente para sus respuestas "no sé, "no lo recuerdo", "lo desconozco" y "no me consta", fue absuelta. Urdangarin acabó en la cárcel de Brieva.

¿Influyó la casa real en el proceso? Juan Carlos dice que no y de hecho opina que a Urdangarin le perjudicó su parentesco real: "La casa real nunca interfirió en el proceso judicial. Lo he dicho muchas veces en mis discursos: 'La Justicia es igual para todos'. Iñaki no recibió ningún trato especial. Incluso sospecho que, por ser yerno del rey, tuvo que pagar por su error un precio más alto que otros. Los medios de comunicación se ensañaron con mi hija y su marido. Se publicaron filtraciones judiciales sobre su vida privada y se les difamó. Nunca se beneficiaron de la presunción de inocencia: todo lo contrario".
Los problemas familiares que trajo el caso Nóos
Tras recordar todo aquello, el emérito nos lleva a algo más personal, a cómo afectó el caso Nóos a la familia: "Este juicio tuvo consecuencias desafortunadas para la corona y para nuestra familia. Ya la relación que yo mantenía había ocasionado grandes tensiones con mis hijas, pero esta vez estábamos llegando a un nivel de disensión sin precedentes". Se entiende que con esa relación, Juan Carlos se refiere a Corinna, que estuvo muchos años en su vida.

"Durante dos años consecutivos, Cristina y su familia estuvieron ausentes de las cenas de Navidad en la Zarzuela. Mi mujer sufrió enormemente al verse privada de la alegre presencia de una parte de sus nietos. La presión mediática llegó a tal extremo que intenté aplacar las críticas sacrificando la unidad familiar. No veía otra alternativa".
Casa Real había apartado a la infanta y Urdangarin de los actos oficiales, pero ante la presión, Juan Carlos I asegura que sugirió a su hija que renunciara al ducado de Palma, título que le había entregado con ocasión de su boda con Iñaki Urdangarin. De lo que no dice nada es sobre que renunciara a sus derechos sucesorios o que se divorciara, como en su tiempo se comentó que se había pedido a Cristina.

"Era necesario hacer un gesto simbólico que dejara claro que éramos conscientes del problema. Yo le decía: 'Naciste infanta de España y siempre lo serás. Eso no te lo puede quitar nadie. Lo demás es anecdótico'. Pero ella se negaba, convencida de que defendía su honor y el de su marido". Al final fue Felipe VI el que le retiró el ducado coincidiendo con el 50 cumpleaños de Cristina de Borbón: "Entonces ya estaba preparada, y había enviado una carta escrita con la ayuda de su abogado en la que lo ratificaba, pero nunca esperó semejante regalo de cumpleaños por parte de su hermano".
"Haber pasado por tanto para llegar a esto"
El que fuera rey de España manifiesta que la familia se refugió en Ginebra en 2013 "para intentar proteger a sus hijos. Ella fue valiente, siguió trabajando y visitaba a su marido casi todas las semanas en prisión". Y no duda en comentar que su yerno ya no lo es, y que dejó a su hija por otra, lo que viene con un reproche: "Iñaki, tras su liberación, se instaló con su madre en Vitoria e inició una relación con otra mujer. Mi hija y él ahora están divorciados. Haber pasado por tanto para llegar a esto".

Para cerrar el tema, Juan Carlos de Borbón reconoce que ha "tenido discusiones terribles con mi hija", pero que pese a esos momentos "sigue siendo mi hija. Nunca hemos dejado de hablarnos, nunca me separó de mis nietos, que me parecen maravillosos: inteligentes, alegres, deportistas, emprendedores, solidarios y guapos. Pero hemos sabido dejar atrás nuestras diferencias y nuestras penas para preservar nuestra relación filial. Sus vidas y las de sus hijos me llenan de alegría. Su afecto es precioso para mí". Pese a todo, destaca que le queda el amor de su hija Cristina y de sus nietos. En el caso de Urdangarin es posible que le tenga menos cariño.
