Cinco chiringuitos donde tomar el auténtico espeto malagueño

Cinco chiringuitos donde tomar el auténtico espeto malagueño

Esta tradicional elaboración es uno de los platos típicos de verano.

Espeto en una barca en Málaga.Luis Dafos

Apenas quedan diez días para que llegue el verano y con él, numerosos platos típicos de esta época del año. Uno de estas elaboraciones es el espeto, típico de Málaga y de la Costa del Sol. Para rendirle homenaje, este 12 de junio Google ha decidido dedicarle su doodle a esta elaboración que se hace en los chiringuitos de la costa malagueña en una barca cubierta de arena en la que se colocan varias varas llenas de sardinas. Tal es la importancia de este plato que ha sido propuesto como para ser clasificado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en la UNESCO.

Este guiño se debe a que tal día como hoy en 2006, la ciudad inauguraba una estatua dedicada al espetero, encargado de elaborar este plato tradicional en los chiringuitos de la playa. 

Según la tradición y el dicho popular de la ciudad, los espetos se comen en los meses sin R —mayo, junio, julio y agosto—. Este refrán conocido como la ley de la r se explica por la alimentación de las sardinas que, debido a la temperatura del agua y la época de cría de otras especies, es más rica en esta época del año.

También cobra especial importancia en los auténticos espetos malagueños el tamaño, ya que las sardinas deben ser pequeñas y no demasiado grandes como sí se sirven en parrillas en otras regiones de España. Para encontrarlas de este tamaño, la época más propicia es, según la creencia popular, aproximadamente entre las festividades de la Virgen del Carmen (16 de julio) y la patrona de la ciudad, la Virgen de la Victoria (8 de septiembre).

Para su elaboración, además de la tradicional barca en la que se colocan las brasas de olivo o encina, las sardinas (unas cinco o seis por espeto) se colocan sobre unas varas metálicas, aunque la versión más tradicional es con cañas. 

A la hora de ensartarlas, se introduce la vara a la altura de la aleta dorsal, bordeando la espina sin romperla y saliendo por el vientre. Se le añade sal y se colocan a unos 20-30 centímetros de las brasas, para evitar que se quemen o se ahumen. Allí, el espetero controla la dirección del viento y en poco más de cinco minutos estaría listo.

Otra clave para disfrutar de un verdadero espeto malagueño es elegir un buen lugar para comerlo, la mayoría de las veces en la playa y a cargo de un espetero y no se suele realizar en las casas. Según el establecimiento, el precio por espeto ronda entre los 5 y 9 euros. Estos son cinco de los mejores chiringuitos donde se puede comer disfrutar de este plato tradicional:

Miguelito El Cariñoso

Situado en el Paseo Marítimo del Pedregal, en el barrio pescador de Pedregalejo, cuenta con la mayor puntuación según el indicador de platos regionales Taste Atlas, donde ha recibido un 77/100. Además, destaca su calidad precio.

El Caleño

Este chiringuito, situado también en el barrio de Pedregalejo, también es referente en cuanto a espetos y otros platos de pescado y marisco. También se espetan otros pescados más grandes e incluso langostinos o calamares.

Antonio

Situado en el barrio de El Palo, concretamente en la playa de El Dedo, junto al popular chiringuito El Tintero, el Antonio destaca por su relación calidad-precio.

María

Ubicado en la parte oeste de Málaga, en las playas de la Misericordia, el chiringuito María se ha convertido en uno de los referentes en el espeto, ocupando el segundo en ranking de Taste Atlas.

El Tintero

En este listado no podía faltar el clásico El Tintero, el chiringuito más turístico de la ciudad en el que como diferencia de los demás, el camarero va "subastando" los platos que van saliendo de cocina. 

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Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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