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Ana Guerra: "La población sigue siendo retrógrada por mucho que la gente diga que estamos alcanzando el feminismo"

Ana Guerra: "La población sigue siendo retrógrada por mucho que la gente diga que estamos alcanzando el feminismo"

La cantante presenta su nuevo single 'La llama'.

Ana Guerra en una imagen promocional.Cortesía de Universal Music

Mientras las listas de éxitos siguen llenándose de singles semanales cargados de efectos urbanos, otros artistas buscan reconciliarse con los sonidos más clásicos, los que les hicieron engancharse a la música como el bolero

Los acordes del bolero fueron los que llevaron a Ana Guerra a cantar y, aunque puedan sonar desfasados, en su nuevo single La llama los traslada a pleno siglo XXI como han hecho otros artistas canarios como St. Pedro con Dos extraños (Cuarteto de cuerda) que estuvo a punto de representarnos en Eurovisión el pasado 2024 a su paso por el Benidorm Fest.

La tinerfeña, que lleva con orgullo las enseñanzas que le supuso Operación Triunfo hace ocho años, tiene claras dos cosa: que "al público no se le puede mentir" y que, dado el sacrificio que supone la música, no va a "hacer cosas porque estén de moda o porque sea una ola musical actual".

A pesar de su evolución y el verse influenciada, dentro de lo que supone estar en la industria musical y un gran sello discográfico, Guerra considera que "arriesgarse" compensa más que sacar algo que no sea ella en esencia. Aunque no deja de abrazar canciones como Ni la Hora, Lo Malo o El Remedio: "Son canciones que no compondría o no sacaría a día de hoy porque pertenecen a un pasado de mí y yo también evoluciono como persona y centro mi música actual en lo que me pasa en este momento. Pero sí son canciones que me dan muchas alegrías y que me lo paso muy bien cantándolas".

Aunque los avances en los últimos años en la industria han ido orientados a que el feminismo se plasme sobre los escenarios, Guerra cree que, especialmente en cómo abarcan ciertos medios su vida personal seguimos viviendo en una sociedad "retrógrada" y tampoco cree que se haya avanzado tanto en el mundo de la música.

"Siempre pienso que para las mujeres es mucho más complicado cualquier puesto de trabajo que para los hombres", señala, aunque recuerda que a nivel educacional "a la mujer desde que nace la incitan a luchar contra otras mujeres por ser más guapa, por estar más flaca, por tener mejor economía, por llegar a un mejor puesto de trabajo, por luchar por un hombre...".

Has sacado este single, La llama, después de publicar tu último disco, Sin final, el pasado mes de octubre, ¿tenías ganas de embarcarte en algo nuevo?

Fíjate que yo estoy tardando en sacar single después de un disco en octubre, porque tal y como está funcionando la música a día de hoy, que vamos casi que a single cada mes, mes y medio, dos meses... Al final el público te pide y tú vas dando en función de lo que el público te pide. Es verdad que yo tampoco soy de sacar canciones cada dos meses, ni en mi música se estila mucho eso, porque igual eso es más urbano o más latin. Pero esta canción apareció y me puse a componer antes de que empezara el programa, porque sabía que luego iba a tener bastante poco tiempo.

Es un bolero porque la secuencia de acordes es un bolero, pero luego la escuchas y no lo parece tanto. Ahí hacen magia Alex Granero y Alberto Vela, que son los compositores junto a mí y productores de la canción, para llevar un poco esto al siglo XXI, a 2025. Pero fue un poco por eso, porque me apetecía volver un poco a mis orígenes, a por lo que yo empecé a cantar, que fue por esa secuencia de acordes, que era lo que a mí de niña me despertó el instinto para dedicarme a la música.

Se trata de una canción muy orgánica, con cuerdas y vocales que no tienen ningún tipo de autotune, sin sintetizadores... ¿Has querido dar un giro a la autenticidad en un momento donde esos retoques abundan?

Es verdad que es arriesgado en los tiempos que corren no usar sintes, que las guitarras sean grabadas a mano, que todo esté grabado a mano, usar coritos que no llevan nada de autotune, mi voz que no lo lleva tampoco. Sí, es arriesgado porque vas un poco a contracorriente, pero yo hace varios años que decidí que en la música iba a hacer lo que me diera la gana.

Es una industria complicada, es un trabajo complicado, hipotecamos mucho tiempo de nuestras vidas, hipotecamos muchas cosas. Por ejemplo, yo vivo en Madrid, lejos de mi familia, me pierdo cosas de mi familia, me pierdo cosas de mis amigos que viven también allí en Tenerife, con los que tengo aquí tengo que hipotecar la vida porque no coincido con ellos a niveles de tiempo, a nivel de mi pareja más de lo mismo... Sabemos que cuando nos queremos dedicar a la música, va a haber una parte de nuestras vidas que no podemos vivir, por lo que encima no voy a hacer cosas porque estén de moda o porque sea una ola musical actual.

De hecho, hay varios proyectos que optan por lo orgánico o que deciden mezclar con tonos actuales la música de raíz, ¿crees que nos estamos saturando un poco del urbano?

Creo que al final todo es cíclico. Es verdad que como artista considero también que debería haber sido artista ya en los 2000, antaño. Los 90 o los 2000 hubiera sido más como mi momento. Pero pasa igual con la moda, ahora mismo te metes en el armario de tu madre y todo lo que tenía de joven es moda ahora mismo y es actualidad.

La rueda gira y creo que al final nada es para siempre. Yo lo agradezco de forma personal, porque yo sí que vivo mucho esa música orgánica y de esas letras profundas en lo que hago. Encantada de que siga girando la rueda, siempre a favor.

¿Sientes mucha presión a tener que producir o sacar singles, como comentabas, cada mes o tener que estar en determinadas playlists?

Yo al final pertenezco a una compañía y buscan que suceda eso, que la música se reproduzca y tenga streamings y tal, en todas las discográficas pasa. Pero aprendí hace muchos años que esto no lo puedo cambiar, que lo que tenga que ser, será. Que si tengo 70 millones como Ni la hora, bienvenidos sean, y si tengo menos, bienvenido sean también. Al final piensa que, desde que yo salgo de la Academia, tengo un público que al principio pertenece sobre todo a Operación Triunfo, que era donde nos conocían, y ese público de alguna manera ha cambiado.

Hay algunos que se han quedado y que se quedarán a grabar flamenco o bolero, porque así lo han demostrado. Y hay otros que van con las modas, lo mismo les pasará o les estará pasando a la nueva generación de OT, que dentro de un año se darán cuenta de que se han quedado los que les quieren a ellos de verdad como artistas y no al formato.

Yo lo único que hago, y lo que me salva de las escalas de streaming y de todos los números, es que lo hago con el corazón y de la mejor forma que sé hacerlo. Nadie me puede decir nada de eso, porque lo hago de verdad.

Creo que eso está superbien plasmado en La llama, lo que siento y lo que quise comunicar en ese momento. El género, volver a mis orígenes, tiene un montón de ingredientes que creo que hago que el que me quiera, me quiera de verdad por como soy.

Se habló mucho con tu boda de que no iba a sonar Ni la Hora. ¿Hay ciertas canciones que quieras dejar apartado de tu carrera?

No fue así (risas) Eso era porque nuestra boda iba a estar llena de artistas y dijimos Víctor y yo, que no iba a sonar ninguna canción de ningún artista que estuviera en la boda, ni de Víctor, ni mía, ni de Fran [Perea]... Es verdad que hubo un momento en el que nos pusimos a cantar Uno más uno son siete porque estaba Natalia Sánchez y fue un momento muy icónico.

Pero sí que decidimos que no sonaran las canciones de nadie. Por eso, la broma de Zapeando (laSexta) y tal con que no iba a sonar Ni la Hora. Pero, por ejemplo, abrí la gira el fin de semana pasado aquí en Madrid y canté Lo Malo, canté Ni la Hora, canté El Remedio. Son canciones que no compondría o no sacaría a día de hoy porque pertenecen a un pasado de mí y yo también evoluciono como persona y centro mi música actual en lo que me pasa en este momento. Pero sí son canciones que me dan muchas alegrías y que me lo paso muy bien cantándolas.

  Ana Guerra en una imagen promocional.Cortesía de Universal Music

¿Cómo vives que te recuerden la época de OT?

Muy bien, la verdad. O sea, al final yo me presenté a OT para tener un master musical, por decirlo de alguna manera, porque me daban clases y yo no tenía dinero para pagármelas en ese momento.

Necesitaba clases de interpretación, de música, vocal coach, baile, y dije “esto es un sueño recibir todas estas clases de forma gratuita”. A mí que me etiqueten como triunfita, la verdad que lo llevo bien, me da como mucho orgullo pertenecer a algo así porque tuvimos muchas formaciones en muy poco tiempo.

También nuestra formación fue distinta a la de 2001, que había muchas menos posibilidades, igual que en 2017 había menos de las que habrá en 2030. La gente que llegue a la Academia en 2035 llegará más formados que nosotros. Cuando llego a la Academia, lo hice ocho años de conservatorio, habiendo cantado un huevo, cantando en la calle, cantando en mil conciertos por ahí, buscándome la vida como músico. No lo veo como algo despectivo.

Te vimos el día del apagón en el vídeo que compartiste con Leire cantando Mi nombre. ¿Qué piensas de toda la polémica que tanto se está hablando del regreso de Amaia con La Oreja de Van Gogh?

Al final, es actualidad y toca hablar de eso. Pero, vamos, totalmente compartido con Leire, me parece por su parte un acto de valentía. Ella lo explicó muy bien en La Resistencia (TVE), que dijo que compuso sobre lo que olían las nubes, pero no le salía y no le nacía y lo que nacía nada cantando eso.

Al final, queremos contar la verdad al público y al público no se le puede mentir. Esto también aprendí hace tiempo: al público jamás le puedes contar una mentira. Entonces, todo se iba a extrapolar. Si llega a haber escrito sobre a lo que olían las nubes, seguro que la gente decía “pues seguro que la nube es una metáfora sobre el grupo”. Cualquier cosa se iba a tirar por ahí.

Ella con mucha elegancia dijo “oye, este es mi nuevo camino” y a mí me parece un temazo y que Leire se merece todo lo bueno que le pase. Entonces, ¿qué dijo ella? Con mucha elegancia. Dijo, oye, este es mi nuevo camino. Y a mí me parece un temazo.

"Considero que dentro de las entradas de un concierto debe haber un rango de precios para todas las economías, que intentemos no dejar a nadie fuera"

Volviendo a cómo funciona la industria, ¿cómo ves que los precios de las entradas de conciertos como Bad Bunny, tan solicitadas estos días, alcancen los 550 euros?

Uf, qué pregunta más difícil porque luego hay artistas, como creo que fue Quevedo, que se fue a su pueblo y el día de su cumpleaños dio un concierto gratuito para todo el mundo.

Creo que luego hay cosas como que cada vez es más difícil mantenernos en la industria y tampoco me parece mal darle a la música el valor que tiene. Pero sí que considero que dentro de las entradas de un concierto debe haber un rango de precios para todas las economías, que intentemos no dejar a nadie fuera.

Yo siempre me acuerdo cuando vino Don Omar a La Laguna, que es donde yo soy, y en aquel momento ese tipo de música estaba mucho más consumida por gente de menor economía. Se dio el concierto en una plaza y la entrada valía, no me acuerdo tanto, pero mucha gente que escuchaba ese tipo de música tenía como prioridad llegar a fin de mes y no pagar una entrada. Recuerdo pasar por al lado y ver todo vallado en el concierto de Don Omar, todo vacío, pero todo lleno por fuera. La gente estaba toda por fuera de las vallas para no perderse al artista y en ese momento fue muy bonito que Don Omar tomó una decisión que fue abrir las vallas y hacer de eso un cierto concierto gratuito.

Hace poco estuve en el concierto de Luis Miguel, y me parece también una barbaridad porque queremos que se consuma nuestra música, pero nuestra música tenemos que darle la accesibilidad a todo el mundo. Puedes hacer conciertos más caros y otros más baratos, luego hay muchos artistas que tienen muchos conciertos privados, ahí también se paga muy bien... Dentro de esos conciertos que vendas, puedes hacer gratuitos, puedes encontrar un equilibrio.

¿Cómo estás llevando compaginar los lanzamientos con Tu cara me suena?

Dios, estoy agotada. No puedo más. O sea, yo me reía ayer decía “¿podemos grabar la final mañana? Que no puedo más y todavía nos quedan bastantes galas”. Está siendo un aprendizaje 360, desde conocer shows de artistas que no conocía y que son inspiradores y que te motivan a ti dentro de tu mundo personal, a decir “pues voy a hacer de mi show algo mejor, a ver si se me ocurre una idea, copio esto”.

El otro día alguien hizo de un artista que llevaba una cosa en el micro y al final yo, eso me inspiró, y empecé con mi gira y llevo un hilo rojo en el micro. Está siendo inspirador a todos los niveles, estoy aprendiendo mucho. Llegué al programa diciendo que no sabía imitar hasta que me di cuenta que sí y dije “oye, pues hay que conocer una cosa de mí que pensé que no existía”. Estoy jugando y me estoy pasando muy bien.

¿Es más difícil ponerse en la piel de otro artista que con tus propios temas?

Muchísimo más. Es verdad que cuanto más parecido sea el artista a nosotros, los cantantes del programa, más complicado es, porque cuanto más cerca esté la voz, más difícil es de imitar. De repente me ponen a Ana Torroja que está superlejos de mí y me es más fácil conseguir llegar ahí que algo muy parecido.

Por ejemplo, Karol G y yo no tenemos un color de voz tan diferente, tan, tan, tan distinto. Entonces ahí te pillas más el acento e intentas que por el acento te parezcas más, ¿no? Pero cuanto más lejos es el artista, yo lo agradezco, la verdad.

"Se demuestra una vez más que vivimos en un mundo retrógrado, que denigra la mujer y que una vez te casas tienes que dedicarte a la casa y a tus hijos"

¿Y cómo has llevado en este último año, tanto que se ha puesto el foco en tu vida personal, en tu boda con Víctor? ¿Has gestionado de alguna manera o te ha afectado de alguna forma todas las noticias que han ido saliendo?

Al final es aprender que existen medios de comunicación que hablan de unas cosas y medios de otras. También piensa que la prensa rosa, si existe, es porque la gente la consume, aunque nadie lo reconoce. Es verdad que nosotros, al salir de Operación Triunfo, la gente se acostumbra a vernos 24/7 y a saber absolutamente todo lo que pasa con nosotros. De alguna manera, cuando salí, sin comerlo ni beberlo, tuve una parte más mediática de lo que me esperaba y la gente se interesa mucho por mi vida privada.

Siempre digo que mi vida no es tan interesante como la gente piensa, que tengo una vida muy normal. Pero, bueno, hay cosas que dan más rabias que otras. Por ejemplo, nosotros hicimos la exclusiva con ¡Hola! porque sabíamos que se iban a colar fotos y preferíamos preservar nuestra imagen de la forma que nosotros quisiéramos, del día tan importante que tuvimos, que no fuera algo que no controláramos. Pero, por ejemplo, hablo del embarazo, me da pena que me pregunten por el embarazo porque por la boda me preguntaban con un afán de que es algo que me hacía mucha ilusión, que era un momento muy bonito de mi vida.

Ahora el embarazo llega porque la población sigue siendo retrógrada por mucho que la gente diga que estamos alcanzando el feminismo, no es cierto, porque para estas cosas se demuestra una vez más que vivimos en un mundo retrógrado, que denigra la mujer y que una vez te casas tienes que dedicarte a la casa y a tus hijos.

¿En la industria sigue siendo así también?

Sí, sí, siempre pienso que para las mujeres es mucho más complicado cualquier puesto de trabajo que para los hombres. Es verdad que en la industria, por lo menos, yo tengo la suerte de que las mujeres que conozco tienen un gran corazón y tienen mucha solidaridad con las mujeres. Porque luego sí que es verdad que hay grandes puestos de trabajo donde la mujer se pelea con la mujer y eso tampoco debería suceder.

Aunque luego se leen comparaciones y titulares en los que siempre se enfrentan o se compara a artistas femeninas y no masculinos.

También es verdad que a la mujer desde que nace la incitan a luchar contra otras mujeres por ser más guapa, por estar más flaca, por tener mejor economía, por llegar a un mejor puesto de trabajo, por luchar por un hombre... De forma educacional siempre se enseña que la mujer debe de luchar contra todo.

¿Y sigues manteniendo el contacto con tus compañeros de la Academia? El momento que vivieron Amaia y Aitana en el WiZink volvió a reavivar a los fans de OT 2017.

Con algunos más, con otros menos. Yo creo que al final fue muy intenso, pero fueron tres meses y medio. Nosotros hubiéramos estado encantados de mudarnos a un mismo edificio y convivir todos ahí desde ese momento, de verdad te lo digo.

En ese momento fue increíble, lo agradezco un montón. Mantengo contacto con muchas personas y me siento muy afortunada por eso, porque sé que también la gente que vive fuera de Madrid nos ama mucho. Si yo voy a cantar a Málaga, pues llamo a Mireia, y se sube a cantar conmigo.

Ayer no pude hablar con Nerea, pero estuvimos ahí intentando llamarnos, con Ricky ahora puedo quedar menos, porque está haciendo una función los sábados, y yo me voy a Tu Cara Me Suena y no coincidimos tanto, ayer hablé con Roi también... Pero sí tengo la suerte de que sé que si en algún momento pasa algo cojo el teléfono y sé que están bien.

A mí me hace mucha ilusión que nos unamos entre nosotros y que nos apoyemos y que reconozcamos lo que hemos vivido delante de la gente y que encendamos el cariño que nos tenemos. Es que es así, es que puedo hablar menos con Amaia o con Aitana, pero ahora mismo me llama alguna de las dos y yo paro la entrevista para ver si están bien.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es