Analizan la afirmación de que las pirámides de Egipto se han movido a razón de 1,5 centímetros por semana
La fuente parece ser un antiguo artículo del New York Times de 1973.

En internet circula desde hace algún tiempo una afirmación tan llamativa como dudosa. Se trata de la difusión de la teoría de que las pirámides de Egipto se estarían moviendo a razón de 1,5 centímetros por semana, lo que habría supuesto un desplazamiento de unos cinco kilómetros desde su ubicación original.
Según ha publicado el National Geographic, la historia parece provenir de un artículo auténtico del New York Times, escrito por el periodista científico Walter Sullivan en 1973. Sin embargo, el texto en cuestión no menciona en ningún momento que las pirámides se hayan desplazado físicamente, ni mucho menos que lo estén haciendo de forma constante.
En realidad, el artículo trataba sobre estudios relacionados con la conservación de las pirámides y ciertos trabajos de observación arqueológica. Con el paso del tiempo, y probablemente a través de malas interpretaciones o manipulaciones deliberadas, la historia original fue distorsionada hasta convertirse en un mito moderno que se ha viralizado con fuerza en redes sociales.
¿Mover una pirámide?
Desde el punto de vista físico, la idea de que las pirámides puedan haberse movido cinco kilómetros es simplemente imposible. La Gran Pirámide de Guiza, por ejemplo, está compuesta por unos 2,3 millones de bloques de piedra, cada uno con un peso de entre dos y 15 toneladas. Para desplazar semejante estructura sin que se desmoronara sería necesario aplicar una fuerza descomunal que desafía cualquier proceso natural conocido, incluyendo la tectónica de placas.
¿Y la tectónica de placas?
La placa africana, en la que se encuentra Egipto, está en constante movimiento, como todas las placas tectónicas. Pero ese desplazamiento es extremadamente lento ya que tiene una velocidad que oscila entre una centésima de milímetro a 10 centímetros por año, dependiendo de la región.
Aun suponiendo el máximo movimiento registrado, serían necesarios cientos de miles de años para que se notara un cambio de ubicación significativo, y desde luego, no de cinco kilómetros en apenas unos milenios.