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Cannes levanta el telón con un claro acento político: "Somos una amenaza para los autócratas y los fascistas de este mundo"

Cannes levanta el telón con un claro acento político: "Somos una amenaza para los autócratas y los fascistas de este mundo"

Un duro discurso de Robert De Niro contra Trump, Juliette Binoche recordando a los secuestrados por Hamás y una carta firmada por Almodóvar o Bardem denunciando el genocidio en Gaza marcan la primera noche del festival

Robert De Niro, premio de honor del Festival de Cannes 2025.Stephane Mahe

En el Festival de Cannes no se habla solo de cine. Y mucho menos este año. La edición número 78 del certamen más glamuroso del mundo ha arrancado con un mensaje claro y contundente: el arte no es neutro. En la noche inaugural, los aplausos no fueron solo para los posados con los trajes y vestidos de alta costura (sujetos por primera vez a reglas de decoro) en la alfombra roja; fueron para los discursos, las denuncias y para los nombres propios que pusieron sobre la mesa la urgencia política, social y humanitaria que atraviesa al planeta. Cannes, por si quedaba alguna duda, sigue siendo un espejo del mundo.

Robert De Niro, protagonista de la primera jornada del festival, volvía a Cannes a recoger de manos de Leonardo DiCaprio, la Palma de Oro de honor que reconoce su aportación al séptimo arte. Visiblemente emocionado tras una ovación de varios minutos, el actor de Toro Salvaje dejó claro con su discurso que el festival no iba a conformarse con celebrar el cine sin fijarse en lo que ocurre fuera de la pantalla. 

Emocionado, firme y directo, el intérprete neoyorquino convirtió su agradecimiento en un alegato político. No pronunció el nombre de Donald Trump, pero lo dejó claro desde el principio: “El presidente filisteo de Estados Unidos” está atacando el arte, la educación y los derechos humanos. Y ahora, además, “quiere imponer un cien por cien de aranceles para las películas producidas fuera de Estados Unidos”.

De Niro habló del voto, de democracia, de participación y reivindicó la cultura como una forma de resistencia. "La creatividad no tiene precio (…) sus ataques son inaceptables", dijo. No es, remarcó, un problema exclusivo de su país. "Somos una amenaza para los autócratas y los fascistas de este mundo” y después de las ovaciones interrumpiesen sus palabras, remató sus palabras con un homenaje a los ideales de la Revolución Francesa: “Libertad, igualdad y fraternidad”. Al terminar, el Grand Théâtre Lumière estaba en pie.

Juliette Binoche, Gaza y Gérard Depardieu

Juliette Binoche, presidenta del jurado de esta edición del festival de Cannes, tampoco se escondió ni evitó los temas más espinosos. En la rueda de prensa previa al comienzo del certamen fue rotunda al vincular la condena a Gérard Depardieu por agresión sexual con el movimiento Me Too en Francia. "Tardó tiempo en llegar”, pero la sentencia es “una consecuencia clara de que las mujeres del cine francés han reaccionado con fuerza”.

Binoche señaló que a Depardieu ya lo habían "desacralizado" antes del fallo judicial y a la luz de las múltiples acusaciones que pesan contra el actor francés, lo que también motivó una potente reflexión sobre el poder y la fama: “Una estrella de cine es un hombre, un rey es un hombre”. Lo sagrado, insistió, “es algo que nosotros creamos”. También defendió que Cannes, criticado por su tibieza ante los casos de abusos, ha empezado a mirar estos temas cara a cara: "El festival sigue los movimientos sociales, a veces es precursor, a veces no. Pero los enfrenta".

Más tarde, ya en la ceremonia de apertura, Binoche volvió a acaparar miradas. En una sala repleta de estrellas, leyó un poema escrito por la fotoperiodista palestina Fatma Hassona, asesinada en Gaza un día después de enterarse de que el documental que protagoniza se iba a proyectar en Cannes. "Mi muerte me ha atravesado, la bala del tirador me ha atravesado y yo me volví un ángel”, recitó la actriz con voz quebrada.

Binoche recordó también a los rehenes israelíes secuestrados por Hamás el 7 de octubre y denunció la violencia que arrasa el mundo: “El dolor hoy es tan grande que se lleva por delante a los más débiles”. Reivindicó el papel del arte como testimonio y pidió a los artistas que se impliquen: “Si el sufrimiento aumenta, su implicación es vital”.

Ese mismo día, una carta firmada por 380 estrellas del cine, entre ellas Pedro Almodóvar, Javier Bardem, Mark Ruffalo o Susan Sarandon, denunciaba el “genocidio” en la Franja de Gaza y la pasividad de todo el sector. “Como artistas y agentes culturales, no podemos permanecer en silencio ¿Por qué este silencio? Rechacemos que el cine sea cómplice de lo peor”, se preguntan en un texto en el que también denuncian la inacción de la Academia de Hollywood tras el ataque al cineasta Hamdan Ballal. “Nos avergüenza tanta pasividad”, concluye el texto.

Decoro en la alfombra roja

El festival también ha querido marcar distancia con las extravagancias del pasado. Ha actualizado las normas de vestimenta para evitar polémicas como la de los tacones obligatorios de años anteriores. Este año, la organización prohíbe expresamente la desnudez, “por razones de decencia”, así como los trajes con volúmenes excesivos que impidan el movimiento de los invitados o compliquen la disposición de los asientos.

La presidenta del jurado, Juliette Binoche, ha calificado de “gran idea” que no se obligue a llevar tacones. La actriz Halle Berry, también miembro del jurado, ha tenido que modificar su vestido a última hora por estas nuevas normas, y ha aplaudido la medida. La etiqueta para las galas que se celebran entre las 19:00 y 22:00 horas exigen traje de noche o esmoquin, aunque también se aceptan vestidos de cóctel, trajes pantalón y zapatos planos o con tacón. Con esta actualización del código, Cannes busca preservar la elegancia sin perpetuar imposiciones caducas. Glamour sí, pero con conciencia.

Y en lo estrictamente cinematográfico, España vuelve a pisar fuerte. Por primera vez en 16 años, dos cineastas españoles compiten por la Palma de Oro: Carla Simón, con Romería, una historia íntima rodada en Vigo, y Oliver Laxe, con un filme sobre una búsqueda familiar en Marruecos. Además, habrá participación nacional en secciones paralelas como Una cierta mirada, Semana de la Crítica y Quincena de Cineastas, además de cortos y proyectos inmersivos. Pero el foco vuelve a estar, por fin, donde importa: en la competición oficial.