Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
El gran papel de las mujeres pioneras de la egiptología y el desarrollo de esta disciplina

El gran papel de las mujeres pioneras de la egiptología y el desarrollo de esta disciplina

Desafiaron las normas de su época para escribir, excavar y preservar la historia del antiguo Egipto.

El gran papel de las mujeres pioneras de la egiptología y el desarrollo de esta disciplina

Desafiaron las normas de su época para escribir, excavar y preservar la historia del antiguo Egipto.

El gran papel de las mujeres pioneras de la egiptología y el desarrollo de esta disciplina

Desafiaron las normas de su época para escribir, excavar y preservar la historia del antiguo Egipto.

El gran papel de las mujeres pioneras de la egiptología y el desarrollo de esta disciplina

Desafiaron las normas de su época para escribir, excavar y preservar la historia del antiguo Egipto.

El gran papel de las mujeres pioneras de la egiptología y el desarrollo de esta disciplina

Desafiaron las normas de su época para escribir, excavar y preservar la historia del antiguo Egipto.

Narmer uniendo a Egipto Jeroglífico en el Templo de Philae en Asuán, Egipto.Getty Images/iStockphoto

Desde sus inicios la historia del antiguo Egipto ha sido escrita y contada, en gran medida, desde una perspectiva masculina. Sin embargo, detrás de muchos de los descubrimientos y avances que definieron esta disciplina, hubo mujeres decididas, brillantes y apasionadas cuyo trabajo fue esencial.

Desde el siglo XIX hasta principios del XX, las mujeres han traspasado barreras sociales, académicas y culturales para adentrarse en la rama de la egiptología. Mientras las universidades y los centros de investigación solían excluirlas, ellas se buscaban sus propios medios para formarse. 

Algunas fueron acompañantes de expediciones lideradas por hombres. Otras, autodidactas incansables que lucharon por hacerse un hueco. Todas tenían en común la pasión de desenterrar y comprender los secretos de una de las civilizaciones más fascinantes de la historia.

Los desafíos de ser mujer en la egiptología

En los principios de esta ciencia, el acceso a la formación académica era prácticamente un privilegio masculino. Las mujeres interesadas en la egiptología tenían que conformarse con estudiar por su cuenta o a través de redes informales. Además, la arqueología de campo era considerada “impropia” para ellas ya que las condiciones extremas de los viajes y excavaciones eran vistas como demasiado duras para el género femenino.

Muchas mujeres, que trabajaron en la sombra en tareas de documentación, catalogación y análisis de materiales en museos y bibliotecas, vieron cómo sus descubrimientos eran atribuidos a sus compañeros masculinos

Asimismo, se daba el caso de que sus trabajos pasaban inadvertidos, incluso cuando sus contribuciones eran claves para el avance de la disciplina. Sin embargo, no se rindieron y abrieron caminos para las generaciones futuras.

Pioneras que hicieron historia

Amelia Edwards (1831–1892) fue una de las primeras grandes voces femeninas de la egiptología. Escritora y viajera, su apasionado relato Mil millas Nilo arriba no solo capturó la imaginación del público, sino que denunció el saqueo de los monumentos egipcios. Fundó el Egypt Exploration Fund, que sigue siendo una institución vital para la conservación arqueológica.

Margaret Murray (1863–1963) rompió moldes al convertirse en la primera mujer en impartir clases de arqueología en el Reino Unido. Su trabajo abarcó excavaciones en Malta y Palestina, investigación académica e incluso el activismo por el sufragio femenino. Fue una figura crucial tanto dentro como fuera del campo arqueológico.

Hilda Petrie (1871–1957), más allá de ser la esposa del célebre Flinders Petrie, se consolidó como egiptóloga por derecho propio. Su talento para la documentación precisa de hallazgos arqueológicos fue indispensable en numerosas excavaciones. Su nombre, aunque es menos conocido, está grabado en los cimientos de esta ciencia.

Arte, investigación y divulgación

Otras figuras imprescindibles fueron las documentalistas como Nina de Garis Davies, cuya habilidad para copiar fielmente los frescos de las tumbas egipcias permitió preservar las obras para siempre. Sus dibujos siguen siendo una herramienta clave en los museos y laboratorios.

En el ámbito de la divulgación, Barbara Watterson destacó por acercar el antiguo Egipto a lectores no especializados. Su obra Los dioses del antiguo Egipto convirtió un saber académico en conocimiento accesible, ayudando a popularizar la egiptología.

Y en la investigación innovadora, Elizabeth Thomas abrió nuevas perspectivas sobre la arquitectura funeraria en el Valle de los Reyes. Su meticuloso análisis de las tumbas reales continúa siendo un referente para egiptólogos de todo el mundo.

Desde sus inicios la historia del antiguo Egipto ha sido escrita y contada, en gran medida, desde una perspectiva masculina. Sin embargo, detrás de muchos de los descubrimientos y avances que definieron esta disciplina, hubo mujeres decididas, brillantes y apasionadas cuyo trabajo fue esencial.

Desde el siglo XIX hasta principios del XX, las mujeres han traspasado barreras sociales, académicas y culturales para adentrarse en la rama de la egiptología. Mientras las universidades y los centros de investigación solían excluirlas, ellas se buscaban sus propios medios para formarse. 

Algunas fueron acompañantes de expediciones lideradas por hombres. Otras, autodidactas incansables que lucharon por hacerse un hueco. Todas tenían en común la pasión de desenterrar y comprender los secretos de una de las civilizaciones más fascinantes de la historia.

Los desafíos de ser mujer en la egiptología

En los principios de esta ciencia, el acceso a la formación académica era prácticamente un privilegio masculino. Las mujeres interesadas en la egiptología tenían que conformarse con estudiar por su cuenta o a través de redes informales. Además, la arqueología de campo era considerada “impropia” para ellas ya que las condiciones extremas de los viajes y excavaciones eran vistas como demasiado duras para el género femenino.

Muchas mujeres, que trabajaron en la sombra en tareas de documentación, catalogación y análisis de materiales en museos y bibliotecas, vieron cómo sus descubrimientos eran atribuidos a sus compañeros masculinos

Asimismo, se daba el caso de que sus trabajos pasaban inadvertidos, incluso cuando sus contribuciones eran claves para el avance de la disciplina. Sin embargo, no se rindieron y abrieron caminos para las generaciones futuras.

Pioneras que hicieron historia

Amelia Edwards (1831–1892) fue una de las primeras grandes voces femeninas de la egiptología. Escritora y viajera, su apasionado relato Mil millas Nilo arriba no solo capturó la imaginación del público, sino que denunció el saqueo de los monumentos egipcios. Fundó el Egypt Exploration Fund, que sigue siendo una institución vital para la conservación arqueológica.

Margaret Murray (1863–1963) rompió moldes al convertirse en la primera mujer en impartir clases de arqueología en el Reino Unido. Su trabajo abarcó excavaciones en Malta y Palestina, investigación académica e incluso el activismo por el sufragio femenino. Fue una figura crucial tanto dentro como fuera del campo arqueológico.

Hilda Petrie (1871–1957), más allá de ser la esposa del célebre Flinders Petrie, se consolidó como egiptóloga por derecho propio. Su talento para la documentación precisa de hallazgos arqueológicos fue indispensable en numerosas excavaciones. Su nombre, aunque es menos conocido, está grabado en los cimientos de esta ciencia.

Arte, investigación y divulgación

Otras figuras imprescindibles fueron las documentalistas como Nina de Garis Davies, cuya habilidad para copiar fielmente los frescos de las tumbas egipcias permitió preservar las obras para siempre. Sus dibujos siguen siendo una herramienta clave en los museos y laboratorios.

En el ámbito de la divulgación, Barbara Watterson destacó por acercar el antiguo Egipto a lectores no especializados. Su obra Los dioses del antiguo Egipto convirtió un saber académico en conocimiento accesible, ayudando a popularizar la egiptología.

Y en la investigación innovadora, Elizabeth Thomas abrió nuevas perspectivas sobre la arquitectura funeraria en el Valle de los Reyes. Su meticuloso análisis de las tumbas reales continúa siendo un referente para egiptólogos de todo el mundo.

Desde sus inicios la historia del antiguo Egipto ha sido escrita y contada, en gran medida, desde una perspectiva masculina. Sin embargo, detrás de muchos de los descubrimientos y avances que definieron esta disciplina, hubo mujeres decididas, brillantes y apasionadas cuyo trabajo fue esencial.

Desde el siglo XIX hasta principios del XX, las mujeres han traspasado barreras sociales, académicas y culturales para adentrarse en la rama de la egiptología. Mientras las universidades y los centros de investigación solían excluirlas, ellas se buscaban sus propios medios para formarse. 

Algunas fueron acompañantes de expediciones lideradas por hombres. Otras, autodidactas incansables que lucharon por hacerse un hueco. Todas tenían en común la pasión de desenterrar y comprender los secretos de una de las civilizaciones más fascinantes de la historia.

Los desafíos de ser mujer en la egiptología

En los principios de esta ciencia, el acceso a la formación académica era prácticamente un privilegio masculino. Las mujeres interesadas en la egiptología tenían que conformarse con estudiar por su cuenta o a través de redes informales. Además, la arqueología de campo era considerada “impropia” para ellas ya que las condiciones extremas de los viajes y excavaciones eran vistas como demasiado duras para el género femenino.

Muchas mujeres, que trabajaron en la sombra en tareas de documentación, catalogación y análisis de materiales en museos y bibliotecas, vieron cómo sus descubrimientos eran atribuidos a sus compañeros masculinos

Asimismo, se daba el caso de que sus trabajos pasaban inadvertidos, incluso cuando sus contribuciones eran claves para el avance de la disciplina. Sin embargo, no se rindieron y abrieron caminos para las generaciones futuras.

Pioneras que hicieron historia

Amelia Edwards (1831–1892) fue una de las primeras grandes voces femeninas de la egiptología. Escritora y viajera, su apasionado relato Mil millas Nilo arriba no solo capturó la imaginación del público, sino que denunció el saqueo de los monumentos egipcios. Fundó el Egypt Exploration Fund, que sigue siendo una institución vital para la conservación arqueológica.

Margaret Murray (1863–1963) rompió moldes al convertirse en la primera mujer en impartir clases de arqueología en el Reino Unido. Su trabajo abarcó excavaciones en Malta y Palestina, investigación académica e incluso el activismo por el sufragio femenino. Fue una figura crucial tanto dentro como fuera del campo arqueológico.

Hilda Petrie (1871–1957), más allá de ser la esposa del célebre Flinders Petrie, se consolidó como egiptóloga por derecho propio. Su talento para la documentación precisa de hallazgos arqueológicos fue indispensable en numerosas excavaciones. Su nombre, aunque es menos conocido, está grabado en los cimientos de esta ciencia.

Arte, investigación y divulgación

Otras figuras imprescindibles fueron las documentalistas como Nina de Garis Davies, cuya habilidad para copiar fielmente los frescos de las tumbas egipcias permitió preservar las obras para siempre. Sus dibujos siguen siendo una herramienta clave en los museos y laboratorios.

En el ámbito de la divulgación, Barbara Watterson destacó por acercar el antiguo Egipto a lectores no especializados. Su obra Los dioses del antiguo Egipto convirtió un saber académico en conocimiento accesible, ayudando a popularizar la egiptología.

Y en la investigación innovadora, Elizabeth Thomas abrió nuevas perspectivas sobre la arquitectura funeraria en el Valle de los Reyes. Su meticuloso análisis de las tumbas reales continúa siendo un referente para egiptólogos de todo el mundo.

Desde sus inicios la historia del antiguo Egipto ha sido escrita y contada, en gran medida, desde una perspectiva masculina. Sin embargo, detrás de muchos de los descubrimientos y avances que definieron esta disciplina, hubo mujeres decididas, brillantes y apasionadas cuyo trabajo fue esencial.

Desde el siglo XIX hasta principios del XX, las mujeres han traspasado barreras sociales, académicas y culturales para adentrarse en la rama de la egiptología. Mientras las universidades y los centros de investigación solían excluirlas, ellas se buscaban sus propios medios para formarse. 

Algunas fueron acompañantes de expediciones lideradas por hombres. Otras, autodidactas incansables que lucharon por hacerse un hueco. Todas tenían en común la pasión de desenterrar y comprender los secretos de una de las civilizaciones más fascinantes de la historia.

Los desafíos de ser mujer en la egiptología

En los principios de esta ciencia, el acceso a la formación académica era prácticamente un privilegio masculino. Las mujeres interesadas en la egiptología tenían que conformarse con estudiar por su cuenta o a través de redes informales. Además, la arqueología de campo era considerada “impropia” para ellas ya que las condiciones extremas de los viajes y excavaciones eran vistas como demasiado duras para el género femenino.

Muchas mujeres, que trabajaron en la sombra en tareas de documentación, catalogación y análisis de materiales en museos y bibliotecas, vieron cómo sus descubrimientos eran atribuidos a sus compañeros masculinos

Asimismo, se daba el caso de que sus trabajos pasaban inadvertidos, incluso cuando sus contribuciones eran claves para el avance de la disciplina. Sin embargo, no se rindieron y abrieron caminos para las generaciones futuras.

Pioneras que hicieron historia

Amelia Edwards (1831–1892) fue una de las primeras grandes voces femeninas de la egiptología. Escritora y viajera, su apasionado relato Mil millas Nilo arriba no solo capturó la imaginación del público, sino que denunció el saqueo de los monumentos egipcios. Fundó el Egypt Exploration Fund, que sigue siendo una institución vital para la conservación arqueológica.

Margaret Murray (1863–1963) rompió moldes al convertirse en la primera mujer en impartir clases de arqueología en el Reino Unido. Su trabajo abarcó excavaciones en Malta y Palestina, investigación académica e incluso el activismo por el sufragio femenino. Fue una figura crucial tanto dentro como fuera del campo arqueológico.

Hilda Petrie (1871–1957), más allá de ser la esposa del célebre Flinders Petrie, se consolidó como egiptóloga por derecho propio. Su talento para la documentación precisa de hallazgos arqueológicos fue indispensable en numerosas excavaciones. Su nombre, aunque es menos conocido, está grabado en los cimientos de esta ciencia.

Arte, investigación y divulgación

Otras figuras imprescindibles fueron las documentalistas como Nina de Garis Davies, cuya habilidad para copiar fielmente los frescos de las tumbas egipcias permitió preservar las obras para siempre. Sus dibujos siguen siendo una herramienta clave en los museos y laboratorios.

En el ámbito de la divulgación, Barbara Watterson destacó por acercar el antiguo Egipto a lectores no especializados. Su obra Los dioses del antiguo Egipto convirtió un saber académico en conocimiento accesible, ayudando a popularizar la egiptología.

Y en la investigación innovadora, Elizabeth Thomas abrió nuevas perspectivas sobre la arquitectura funeraria en el Valle de los Reyes. Su meticuloso análisis de las tumbas reales continúa siendo un referente para egiptólogos de todo el mundo.

Desde sus inicios la historia del antiguo Egipto ha sido escrita y contada, en gran medida, desde una perspectiva masculina. Sin embargo, detrás de muchos de los descubrimientos y avances que definieron esta disciplina, hubo mujeres decididas, brillantes y apasionadas cuyo trabajo fue esencial.

Desde el siglo XIX hasta principios del XX, las mujeres han traspasado barreras sociales, académicas y culturales para adentrarse en la rama de la egiptología. Mientras las universidades y los centros de investigación solían excluirlas, ellas se buscaban sus propios medios para formarse. 

Algunas fueron acompañantes de expediciones lideradas por hombres. Otras, autodidactas incansables que lucharon por hacerse un hueco. Todas tenían en común la pasión de desenterrar y comprender los secretos de una de las civilizaciones más fascinantes de la historia.

Los desafíos de ser mujer en la egiptología

En los principios de esta ciencia, el acceso a la formación académica era prácticamente un privilegio masculino. Las mujeres interesadas en la egiptología tenían que conformarse con estudiar por su cuenta o a través de redes informales. Además, la arqueología de campo era considerada “impropia” para ellas ya que las condiciones extremas de los viajes y excavaciones eran vistas como demasiado duras para el género femenino.

Muchas mujeres, que trabajaron en la sombra en tareas de documentación, catalogación y análisis de materiales en museos y bibliotecas, vieron cómo sus descubrimientos eran atribuidos a sus compañeros masculinos

Asimismo, se daba el caso de que sus trabajos pasaban inadvertidos, incluso cuando sus contribuciones eran claves para el avance de la disciplina. Sin embargo, no se rindieron y abrieron caminos para las generaciones futuras.

Pioneras que hicieron historia

Amelia Edwards (1831–1892) fue una de las primeras grandes voces femeninas de la egiptología. Escritora y viajera, su apasionado relato Mil millas Nilo arriba no solo capturó la imaginación del público, sino que denunció el saqueo de los monumentos egipcios. Fundó el Egypt Exploration Fund, que sigue siendo una institución vital para la conservación arqueológica.

Margaret Murray (1863–1963) rompió moldes al convertirse en la primera mujer en impartir clases de arqueología en el Reino Unido. Su trabajo abarcó excavaciones en Malta y Palestina, investigación académica e incluso el activismo por el sufragio femenino. Fue una figura crucial tanto dentro como fuera del campo arqueológico.

Hilda Petrie (1871–1957), más allá de ser la esposa del célebre Flinders Petrie, se consolidó como egiptóloga por derecho propio. Su talento para la documentación precisa de hallazgos arqueológicos fue indispensable en numerosas excavaciones. Su nombre, aunque es menos conocido, está grabado en los cimientos de esta ciencia.

Arte, investigación y divulgación

Otras figuras imprescindibles fueron las documentalistas como Nina de Garis Davies, cuya habilidad para copiar fielmente los frescos de las tumbas egipcias permitió preservar las obras para siempre. Sus dibujos siguen siendo una herramienta clave en los museos y laboratorios.

En el ámbito de la divulgación, Barbara Watterson destacó por acercar el antiguo Egipto a lectores no especializados. Su obra Los dioses del antiguo Egipto convirtió un saber académico en conocimiento accesible, ayudando a popularizar la egiptología.

Y en la investigación innovadora, Elizabeth Thomas abrió nuevas perspectivas sobre la arquitectura funeraria en el Valle de los Reyes. Su meticuloso análisis de las tumbas reales continúa siendo un referente para egiptólogos de todo el mundo.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

Cómo contactar conmigo: