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El pueblo español que va a la contra del resto del mundo y celebró Año Nuevo en agosto

El pueblo español que va a la contra del resto del mundo y celebró Año Nuevo en agosto

Lo que comenzó como una solución improvisada se ha convertido en una tradición.

El pueblo español que va a la contra del resto del mundo y celebró Año Nuevo en agosto

Lo que comenzó como una solución improvisada se ha convertido en una tradición.

El pueblo español que va a la contra del resto del mundo y celebró Año Nuevo en agosto

Lo que comenzó como una solución improvisada se ha convertido en una tradición.

El pueblo español que va a la contra del resto del mundo y celebró Año Nuevo en agosto

Lo que comenzó como una solución improvisada se ha convertido en una tradición.

El pueblo español que va a la contra del resto del mundo y celebró Año Nuevo en agosto

Lo que comenzó como una solución improvisada se ha convertido en una tradición.

celebración de Año Nuevo.taniascamera@gmail.com

El Año Nuevo, una de las celebraciones más universales, simboliza el inicio de un nuevo ciclo, pero su llegada no se vive de la misma forma en todos los rincones del mundo. Aunque el calendario gregoriano fija esta fecha el 1 de enero en la mayoría de los países, muchas culturas marcan el cambio de año en días diferentes, con tradiciones únicas que reflejan su historia y creencias. 

Desde las coloridas festividades del Año Nuevo Chino en febrero hasta el Muharram islámico o el Rosh Hashaná judío, estas celebraciones destacan por su diversidad y significado. Curiosamente, incluso dentro del contexto del calendario gregoriano, hay excepciones como la del pueblo español de Bérchules.

Este pequeño pueblo de la Alpujarra granadina ha encontrado su propio modo de dar la bienvenida al nuevo año, celebrándolo no en enero, sino durante el primer fin de semana de agosto. Lo que comenzó como una solución a un contratiempo ha evolucionado hasta convertirse en una festividad única que atrae a miles de visitantes y combina tradición, ingenio y creatividad.

Un apagón en el peor momento

Ubicado en las faldas de Sierra Nevada, Bérchules se ha ganado la fama de ser único en España, y probablemente en el mundo, por su "Nochevieja de Verano". Como cuenta Idealista, todo comenzó la noche del 31 de diciembre de 1994, cuando un apagón dejó al pueblo sin electricidad, dejando a sus habitantes sin las tradicionales campanadas y las doce uvas. 

En lugar de resignarse, los habitantes optaron por trasladar la celebración a agosto, aprovechando el clima cálido y garantizando un suministro eléctrico más estable. Así nació en 1995 la primera edición de esta peculiar Nochevieja, que con los años ha ganado renombre y se ha convertido en una de las festividades más destacadas de la región.

Diferentes fechas pero misma tradición

La Nochevieja veraniega de Bérchules no tiene nada que envidiar a la de invierno ya que conserva todos los elementos clásicos de la celebración de fin de año, como las campanadas, las uvas y las reuniones familiares. Asimismo, cuenta con actividades propias del verano que la enriquece. Pasacalles, desfiles, música en vivo y verbenas inundan las calles del pueblo, creando una atmósfera festiva que atrae a más de 10.000 personas cada año. 

Esta peculiar celebración ha llevado a la Junta de Andalucía a declarar la fiesta como un evento de Interés Cultural, consolidando su lugar en el calendario festivo. De hecho, según cuenta The Olive Press, en 1997 se fundó la Asociación Berchuleana de Nochevieja de Agosto (ABNEA). Además de ser un imán para turistas nacionales e internacionales, la festividad ha transformado a Bérchules en un ejemplo de cómo convertir la adversidad en oportunidad. 

Hoy, los habitantes de Bérchules disfrutan del privilegio de celebrar el Año Nuevo dos veces al año. Lo hacen en la fecha tradicional de diciembre y en la cálida y animada noche de agosto. Lo que comenzó como una solución improvisada se ha convertido en una tradición que simboliza el ingenio y el espíritu comunitario.

El Año Nuevo, una de las celebraciones más universales, simboliza el inicio de un nuevo ciclo, pero su llegada no se vive de la misma forma en todos los rincones del mundo. Aunque el calendario gregoriano fija esta fecha el 1 de enero en la mayoría de los países, muchas culturas marcan el cambio de año en días diferentes, con tradiciones únicas que reflejan su historia y creencias. 

Desde las coloridas festividades del Año Nuevo Chino en febrero hasta el Muharram islámico o el Rosh Hashaná judío, estas celebraciones destacan por su diversidad y significado. Curiosamente, incluso dentro del contexto del calendario gregoriano, hay excepciones como la del pueblo español de Bérchules.

Este pequeño pueblo de la Alpujarra granadina ha encontrado su propio modo de dar la bienvenida al nuevo año, celebrándolo no en enero, sino durante el primer fin de semana de agosto. Lo que comenzó como una solución a un contratiempo ha evolucionado hasta convertirse en una festividad única que atrae a miles de visitantes y combina tradición, ingenio y creatividad.

Un apagón en el peor momento

Ubicado en las faldas de Sierra Nevada, Bérchules se ha ganado la fama de ser único en España, y probablemente en el mundo, por su "Nochevieja de Verano". Como cuenta Idealista, todo comenzó la noche del 31 de diciembre de 1994, cuando un apagón dejó al pueblo sin electricidad, dejando a sus habitantes sin las tradicionales campanadas y las doce uvas. 

En lugar de resignarse, los habitantes optaron por trasladar la celebración a agosto, aprovechando el clima cálido y garantizando un suministro eléctrico más estable. Así nació en 1995 la primera edición de esta peculiar Nochevieja, que con los años ha ganado renombre y se ha convertido en una de las festividades más destacadas de la región.

Diferentes fechas pero misma tradición

La Nochevieja veraniega de Bérchules no tiene nada que envidiar a la de invierno ya que conserva todos los elementos clásicos de la celebración de fin de año, como las campanadas, las uvas y las reuniones familiares. Asimismo, cuenta con actividades propias del verano que la enriquece. Pasacalles, desfiles, música en vivo y verbenas inundan las calles del pueblo, creando una atmósfera festiva que atrae a más de 10.000 personas cada año. 

Esta peculiar celebración ha llevado a la Junta de Andalucía a declarar la fiesta como un evento de Interés Cultural, consolidando su lugar en el calendario festivo. De hecho, según cuenta The Olive Press, en 1997 se fundó la Asociación Berchuleana de Nochevieja de Agosto (ABNEA). Además de ser un imán para turistas nacionales e internacionales, la festividad ha transformado a Bérchules en un ejemplo de cómo convertir la adversidad en oportunidad. 

Hoy, los habitantes de Bérchules disfrutan del privilegio de celebrar el Año Nuevo dos veces al año. Lo hacen en la fecha tradicional de diciembre y en la cálida y animada noche de agosto. Lo que comenzó como una solución improvisada se ha convertido en una tradición que simboliza el ingenio y el espíritu comunitario.

El Año Nuevo, una de las celebraciones más universales, simboliza el inicio de un nuevo ciclo, pero su llegada no se vive de la misma forma en todos los rincones del mundo. Aunque el calendario gregoriano fija esta fecha el 1 de enero en la mayoría de los países, muchas culturas marcan el cambio de año en días diferentes, con tradiciones únicas que reflejan su historia y creencias. 

Desde las coloridas festividades del Año Nuevo Chino en febrero hasta el Muharram islámico o el Rosh Hashaná judío, estas celebraciones destacan por su diversidad y significado. Curiosamente, incluso dentro del contexto del calendario gregoriano, hay excepciones como la del pueblo español de Bérchules.

Este pequeño pueblo de la Alpujarra granadina ha encontrado su propio modo de dar la bienvenida al nuevo año, celebrándolo no en enero, sino durante el primer fin de semana de agosto. Lo que comenzó como una solución a un contratiempo ha evolucionado hasta convertirse en una festividad única que atrae a miles de visitantes y combina tradición, ingenio y creatividad.

Un apagón en el peor momento

Ubicado en las faldas de Sierra Nevada, Bérchules se ha ganado la fama de ser único en España, y probablemente en el mundo, por su "Nochevieja de Verano". Como cuenta Idealista, todo comenzó la noche del 31 de diciembre de 1994, cuando un apagón dejó al pueblo sin electricidad, dejando a sus habitantes sin las tradicionales campanadas y las doce uvas. 

En lugar de resignarse, los habitantes optaron por trasladar la celebración a agosto, aprovechando el clima cálido y garantizando un suministro eléctrico más estable. Así nació en 1995 la primera edición de esta peculiar Nochevieja, que con los años ha ganado renombre y se ha convertido en una de las festividades más destacadas de la región.

Diferentes fechas pero misma tradición

La Nochevieja veraniega de Bérchules no tiene nada que envidiar a la de invierno ya que conserva todos los elementos clásicos de la celebración de fin de año, como las campanadas, las uvas y las reuniones familiares. Asimismo, cuenta con actividades propias del verano que la enriquece. Pasacalles, desfiles, música en vivo y verbenas inundan las calles del pueblo, creando una atmósfera festiva que atrae a más de 10.000 personas cada año. 

Esta peculiar celebración ha llevado a la Junta de Andalucía a declarar la fiesta como un evento de Interés Cultural, consolidando su lugar en el calendario festivo. De hecho, según cuenta The Olive Press, en 1997 se fundó la Asociación Berchuleana de Nochevieja de Agosto (ABNEA). Además de ser un imán para turistas nacionales e internacionales, la festividad ha transformado a Bérchules en un ejemplo de cómo convertir la adversidad en oportunidad. 

Hoy, los habitantes de Bérchules disfrutan del privilegio de celebrar el Año Nuevo dos veces al año. Lo hacen en la fecha tradicional de diciembre y en la cálida y animada noche de agosto. Lo que comenzó como una solución improvisada se ha convertido en una tradición que simboliza el ingenio y el espíritu comunitario.

El Año Nuevo, una de las celebraciones más universales, simboliza el inicio de un nuevo ciclo, pero su llegada no se vive de la misma forma en todos los rincones del mundo. Aunque el calendario gregoriano fija esta fecha el 1 de enero en la mayoría de los países, muchas culturas marcan el cambio de año en días diferentes, con tradiciones únicas que reflejan su historia y creencias. 

Desde las coloridas festividades del Año Nuevo Chino en febrero hasta el Muharram islámico o el Rosh Hashaná judío, estas celebraciones destacan por su diversidad y significado. Curiosamente, incluso dentro del contexto del calendario gregoriano, hay excepciones como la del pueblo español de Bérchules.

Este pequeño pueblo de la Alpujarra granadina ha encontrado su propio modo de dar la bienvenida al nuevo año, celebrándolo no en enero, sino durante el primer fin de semana de agosto. Lo que comenzó como una solución a un contratiempo ha evolucionado hasta convertirse en una festividad única que atrae a miles de visitantes y combina tradición, ingenio y creatividad.

Un apagón en el peor momento

Ubicado en las faldas de Sierra Nevada, Bérchules se ha ganado la fama de ser único en España, y probablemente en el mundo, por su "Nochevieja de Verano". Como cuenta Idealista, todo comenzó la noche del 31 de diciembre de 1994, cuando un apagón dejó al pueblo sin electricidad, dejando a sus habitantes sin las tradicionales campanadas y las doce uvas. 

En lugar de resignarse, los habitantes optaron por trasladar la celebración a agosto, aprovechando el clima cálido y garantizando un suministro eléctrico más estable. Así nació en 1995 la primera edición de esta peculiar Nochevieja, que con los años ha ganado renombre y se ha convertido en una de las festividades más destacadas de la región.

Diferentes fechas pero misma tradición

La Nochevieja veraniega de Bérchules no tiene nada que envidiar a la de invierno ya que conserva todos los elementos clásicos de la celebración de fin de año, como las campanadas, las uvas y las reuniones familiares. Asimismo, cuenta con actividades propias del verano que la enriquece. Pasacalles, desfiles, música en vivo y verbenas inundan las calles del pueblo, creando una atmósfera festiva que atrae a más de 10.000 personas cada año. 

Esta peculiar celebración ha llevado a la Junta de Andalucía a declarar la fiesta como un evento de Interés Cultural, consolidando su lugar en el calendario festivo. De hecho, según cuenta The Olive Press, en 1997 se fundó la Asociación Berchuleana de Nochevieja de Agosto (ABNEA). Además de ser un imán para turistas nacionales e internacionales, la festividad ha transformado a Bérchules en un ejemplo de cómo convertir la adversidad en oportunidad. 

Hoy, los habitantes de Bérchules disfrutan del privilegio de celebrar el Año Nuevo dos veces al año. Lo hacen en la fecha tradicional de diciembre y en la cálida y animada noche de agosto. Lo que comenzó como una solución improvisada se ha convertido en una tradición que simboliza el ingenio y el espíritu comunitario.

El Año Nuevo, una de las celebraciones más universales, simboliza el inicio de un nuevo ciclo, pero su llegada no se vive de la misma forma en todos los rincones del mundo. Aunque el calendario gregoriano fija esta fecha el 1 de enero en la mayoría de los países, muchas culturas marcan el cambio de año en días diferentes, con tradiciones únicas que reflejan su historia y creencias. 

Desde las coloridas festividades del Año Nuevo Chino en febrero hasta el Muharram islámico o el Rosh Hashaná judío, estas celebraciones destacan por su diversidad y significado. Curiosamente, incluso dentro del contexto del calendario gregoriano, hay excepciones como la del pueblo español de Bérchules.

Este pequeño pueblo de la Alpujarra granadina ha encontrado su propio modo de dar la bienvenida al nuevo año, celebrándolo no en enero, sino durante el primer fin de semana de agosto. Lo que comenzó como una solución a un contratiempo ha evolucionado hasta convertirse en una festividad única que atrae a miles de visitantes y combina tradición, ingenio y creatividad.

Un apagón en el peor momento

Ubicado en las faldas de Sierra Nevada, Bérchules se ha ganado la fama de ser único en España, y probablemente en el mundo, por su "Nochevieja de Verano". Como cuenta Idealista, todo comenzó la noche del 31 de diciembre de 1994, cuando un apagón dejó al pueblo sin electricidad, dejando a sus habitantes sin las tradicionales campanadas y las doce uvas. 

En lugar de resignarse, los habitantes optaron por trasladar la celebración a agosto, aprovechando el clima cálido y garantizando un suministro eléctrico más estable. Así nació en 1995 la primera edición de esta peculiar Nochevieja, que con los años ha ganado renombre y se ha convertido en una de las festividades más destacadas de la región.

Diferentes fechas pero misma tradición

La Nochevieja veraniega de Bérchules no tiene nada que envidiar a la de invierno ya que conserva todos los elementos clásicos de la celebración de fin de año, como las campanadas, las uvas y las reuniones familiares. Asimismo, cuenta con actividades propias del verano que la enriquece. Pasacalles, desfiles, música en vivo y verbenas inundan las calles del pueblo, creando una atmósfera festiva que atrae a más de 10.000 personas cada año. 

Esta peculiar celebración ha llevado a la Junta de Andalucía a declarar la fiesta como un evento de Interés Cultural, consolidando su lugar en el calendario festivo. De hecho, según cuenta The Olive Press, en 1997 se fundó la Asociación Berchuleana de Nochevieja de Agosto (ABNEA). Además de ser un imán para turistas nacionales e internacionales, la festividad ha transformado a Bérchules en un ejemplo de cómo convertir la adversidad en oportunidad. 

Hoy, los habitantes de Bérchules disfrutan del privilegio de celebrar el Año Nuevo dos veces al año. Lo hacen en la fecha tradicional de diciembre y en la cálida y animada noche de agosto. Lo que comenzó como una solución improvisada se ha convertido en una tradición que simboliza el ingenio y el espíritu comunitario.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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