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El año en el que el cine español reivindicó la muerte digna

El año en el que el cine español reivindicó la muerte digna

Películas como 'La habitación de al lado', 'Los destellos' o 'Polvo serán' han representado diferentes maneras de enfrentarse a la muerte en pantalla. 

Julianne Moore y Tilda Swinton en 'La habitación de al lado'EL DESEO

Desde que se estrenó en el Festival de Venecia el pasado septiembre, la promoción de La habitación de al lado ha ido acompañada de una defensa de la eutanasia y la muerte digna. La última película de Pedro Almodóvar, nominada a diez Premios Goya, aborda los últimos días de una mujer con un cáncer terminal que decide solicitar la eutanasia y pide a una vieja amiga que la acompañe en sus últimos días.

Pero la cinta del director manchego, que no ha conseguido estar en el quinteto de nominadas a Mejor película, no ha sido la única producción española que ha plasmado la muerte en pantalla en los últimos meses. En Los destellos, con cuatro nominaciones, Pilar Palomero cuenta la historia de una mujer que acompaña y cuida de su exmarido, diagnosticado de una enfermedad terminal, con el que ya no tenía relación pero sí una hija en común. 

Por su parte, Polvo serán, con una candidatura en la categoría de Mejor actor de reparto, narra la historia de una pareja, Claudia y Flavio, que decide viajar a Suiza para decidir cuándo se someterán a un suicidio asistido después de que a Claudia le diagnostiquen una enfermedad terminal.

“La muerte es algo que a casi todo el mundo que tiene un impulso creativo le genera interés. Me daba mucho respeto, pero estaba presente y quería hablar del tema, aunque no quería hablar específicamente de la muerte digna porque cuando estoy preparando una película no me paro a pensar en una temática”, cuenta Carlos Marqués-Marcet, director de Polvo serán.

El cineasta explica que la idea de la cinta le llegó a través de dos personas reales que incluso estuvieron a punto de interpretar a los personajes, a los que dan vida Ángela Molina y Alfredo Castro. “La historia de la película viene de dos amigos que están en una asociación de muerte asistida. Partía un poco de ese encuentro que tuve con ellos. Al final, cuanto más preparados estemos para la muerte mejor”, asegura sobre cómo nacieron la idea y el desarrollo de la cinta.

"El aporte del cine nos parece muy importante para mostrar la muerte digna. Todas las películas que han salido hablan de la muerte digna, algunas desde el punto de vista de la eutanasia y otras desde los cuidados paliativos, pero lo importante es que todas son dignas"
Javier Velasco, presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente

Para Javier Velasco, presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente, es fundamental que se representen en pantalla este tipo de historias, cada una desde diferentes puntos de vista y opciones. “A nosotros el aporte del cine nos parece muy importante para mostrar al público la muerte digna. Todas las películas que han salido hablan de la muerte digna, algunas desde el punto de vista de la eutanasia y otras desde los cuidados paliativos, pero lo importante es que todas son dignas”, relata.

  Alfredo Castro y Ángela Molina en 'Polvo serán'

“La muerte digna es una muerte en libertad. Nosotros desde la asociación reivindicamos la eutanasia pero eso no agota la muerte digna, que es morir como considere cada uno, tener opciones”, añade Velasco sobre las diferentes perspectivas mostradas en las películas de este año.

Rompiendo el tabú de la muerte y haciendo reflexionar al espectador

“Creo que la eutanasia y todo lo que la rodea es un tema que hasta ahora era tabú en la sociedad, entonces el cine no lo ha abordado a nivel general hasta muy recientemente. Era el último tabú después del sexo”, cuenta José Luis Sánchez Noriega, catedrático de Historia y Teoría del Cine de la Universidad Complutense de Madrid. 

El profesor cree que lo que resulta novedoso en películas como las estrenadas este año es “la muerte elegida”. “El cine está claramente dialogando con la sociedad como sucede con otros temas y en otras épocas. Va avanzando soluciones o va planteando preguntas que están en la calle”, añade Sánchez Noriega.

Ese concepto de la muerte como tabú es algo en lo que coincide Marqués-Marcet, que cree que "es un tabú en la sociedad en general". "El sexo también era un tabú en el siglo XIX y después pues se crea otro. Es el tabú nuevo porque el sistema cortocircuita cuando te paras a pensar en ello", defiende el cineasta, que recuerda que antaño la muerte estaba presente prácticamente a diario. 

“El cine está claramente dialogando con la sociedad como sucede con otros temas y en otras épocas. Va avanzando soluciones o va planteando preguntas que están en la calle”
José Luis Sánchez Noriega

"No pensar en la muerte realmente es algo muy nuevo, la gente antes lo tenía muy presente. Se está pasando ahora ese tabú pero porque hay una necesidad de hablar de estas cosas", asegura el director. 

Precisamente porque la muerte, el derecho a morir dignamente o cómo afrontar la enfermedad siguen siendo un tabú en muchos sectores, a Sánchez Noriega le parece valioso que se muestre en pantalla. "No hablamos de la muerte, de cómo gestionar la muerte propia o la muerte de familiares no hablamos. Pensamos que es de mal gusto o que no se debe de hablar y luego no estamos preparados", reflexiona el catedrático.

"Quizás es más serio o más importante gestionar la muerte de seres queridos, cómo ir aceptando el hecho de que un ser querido se enfrente al tramo final de su vida. Hasta ahora lo que hacíamos era la negación de la enfermedad: 'no te preocupes', 'vamos al médico', 'te pondrás bien'... negábamos la enfermedad", insiste Sánchez Noriega. 

  Patricia López Arnaiz y Antonio de la Torre, en 'Los destellos'

El catedrático diferencia diversas "dimensiones" a la hora de representar la muerte en pantalla, desde la muerte en sí misma a cómo afecta a las personas que rodean a esa persona. "Tanto prepararse para la muerte de un ser querido es otra dimensión. Aparece por ejemplo en Los destellos desde la perspectiva de cuidar, o también en La habitación de al lado. Esa amiga que tiene que cuidar e incluso ver las claves que la otra le dice. Ese tipo de idioma particular que es empatizar con el que sufre, porque la muerte es un sufrimiento físico o por lo menos psicológico. El ser humano sabe que se va a morir y ya constituye un sufrimiento", destaca Sánchez Noriega.

En el caso de Carlos Marqués-Marcet, ese impacto que tiene la enfermedad o la muerte de un familiar en todo su círculo es lo que realmente le impulsaba al hacer la película. "Me interesaba la muerte digna porque implica una decisión. Pero no me interesaba tanto lo individual sino lo colectivo, cómo afecta esa muerte de manera colectiva", señala el cineasta.

"No pensar en la muerte realmente es algo muy nuevo, la gente antes lo tenía muy presente. Se está pasando ahora ese tabú pero porque hay una necesidad de hablar de estas cosas"
Carlos Marqués-Marcet

"Me parece que estas películas están abriendo una brecha interesantísima y permiten al espectador hacerse preguntas que nunca se había hecho o que aborde las respuestas con valentía, naturalidad o de forma frontal, sin ocultar las cosas", celebra el catedrático. 

Por su parte Javier Velasco, también aplaude que el espectador pueda "reflexionar" sobre todo este tipo de situaciones a las que quizás no habían prestado atención antes de verlas en pantalla. "Las películas permiten un debate público. La muerte sigue siendo un tabú pero que se represente actualmente tanto en el cine implica que hay interés", resalta. 

El impacto de ‘Mar adentro’

La relevancia social que puede tener el cine es evidente en casos como el de Mar adentro, donde Alejandro Amenábar contó la historia de Ramón Sampedro, un hombre que llevaba treinta años tetrapléjico y postrado en una cama y quería morir dignamente. La película, protagonizada por Javier Bardem y Belén Rueda, se estrenó hace más de veinte años y su papel fue fundamental para sensibilizar sobre la eutanasia.

“Tuvo una importancia tremenda en el debate público de la muerte digna. Fue fundamental”, defiende Javier Velasco. La historia de ramón Sampedro la conocían las personas que estaban pendientes del tema, que reclamaban la eutanasia, pero hasta que no salió la película no fue global”, recuerda Velasco.

Es algo en lo que también coincide Sánchez Noriega, que cree que no se puede negar la importancia de la cinta de Amenábar. “Tuvo un impacto muy fuerte, hizo que la sociedad se planteara la eutanasia, que una persona con un sufrimiento insoportable pudiera decidir terminar con su vida”, defiende el catedrático.

“Esto que hoy es ley, aunque haya dificultes para aplicarlo, habría sido imposible sin esa película y sin ese caso real. La película sirvió para sensibilizar y para que hoy la eutanasia esté ampliamente aceptada como una norma”, asegura Sánchez Noriega.

"Esto que hoy es ley habría sido imposible sin 'Mar adentro' y sin el caso de Ramón Sampedro. La película sirvió para sensibilizar y para que hoy la eutanasia esté ampliamente aceptada como una norma"
José Luis Sánchez Noriega

Javier Velasco, presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente, cree que el cine es capaz de poner al espectador en situaciones reales que en un principio le puede parecer alejadas y que Mar adentro fue un buen ejemplo. “El público ve una situación que las personas viven como intolerable para su dignidad. Pone en el debate público una situación que nos puede acontecer a cualquiera, no es algo tan alejado”, destaca.

Para Carlos Marqués-Marcet, “los caminos del cine siempre son misteriosos” y no cree que una cinta implique siempre una reacción directa, “pero toda aportación a la cultura construye un imaginario”. “España es uno de los países más avanzados en aceptación al colectivo LGTBI y yo creo que sin duda es gracias, entre otras cosas, a pedro Almodóvar. En los setenta España era lo que era y mira 30 años después”, defiende.

El cineasta asegura que no hizo Polvo serán pensando en que los espectadores se hicieran preguntas o reflexionaran sobre la muerte, pero sí reconoce que le gustaría su película despertara algo en el público. “Siempre decimos que nos gusta que la gente vaya al cine, porque del cine se sale. Conversas, piensas, te llevas algo de la película. Me gusta que una película genere conversación, que no te lo puedas quedar para ti”, asegura. Desde que se estrenaron, Polvo serán, Los destellos y La habitación de al lado lo han hecho.

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Uxía Prieto es redactora de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, moda o estilo de vida. Es graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela y posteriormente estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo. Puedes contactar con ella escribiendo a: uxia.prieto@huffpost.es