Estas cuevas inspiraron a Gaudí para diseñar la Sagrada Familia
Un paisaje natural que influyó en uno de los genios del modernismo catalán.

La Sagrada Familia se erige como uno de los monumentos más emblemáticos de la arquitectura modernista catalana y de toda España. Esta obra maestra de Antonio Gaudí no solo cautiva por su imponente fachada y la cuidada elaboración de sus detalles escultóricos, sino también por la fusión de lo espiritual y lo natural que esconden sus trazos. Aunque pocos saben que gran parte de esta inspiración se gestó en las profundidades de unas enigmáticas cuevas catalanas.
Hace aproximadamente 36 millones de años, la Cataluña que hoy conocemos estaba cubierta por el mar. Con el trascurso del tiempo y el levantamiento de los Pirineos, toda esa agua se filtró y disolvió la roca calcárea, perforando así las montañas y creando redes de cuevas que moldean de forma única el paisaje. Así surgieron las galerías subterráneas del macizo de Monstserrat, que terminaron sirviendo de inspiración para el modernista catalán.
Más concretamente, Gaudí se decantó por una gruta que está al borde del mar en los Pirineos: las cuevas de Mostserrat, más concretamente las de Collbató. Este espacio natural es muy popular entre los amantes de la naturaleza por sus sorprendentes formaciones geológicas, entre las que destacan las estalactitas o las estalagmitas que tantas formas y texturas adoptan dependiendo de su proceso de erosión.
Su relación con Gaudí
Montserrat ha sido siempre un lugar que despertó el asombro de todo el que se acercaba a descubrirlo, y no es casualidad que influyera en uno de los genios del modernismo catalán. Su relación se remonta a sus primeros años como estudiante, cuando trabajó en la Basílica de Santa María de Monserrat. Allí ayudó en la colocación de frisos y estatuas, lo cual pudo haber influido en su visión y diseño de la Sagrada Familia, sobre todo en la creación de sus ángeles de gestos curiosos.
Más tarde, entre 1900 y 1907, el artista participó en el proyecto del Rosario Monumental de Monserrat, en el cual diseñó una de las esculturas más importantes: el Primer Ministro de Gloria. Posteriormente, cuando solo había diseñado la cripta de la Sagrada Familia, quedó fascinado por la belleza de las cuevas de Collbató, por lo que decidió cambiar su estilo a uno más naturalista e inspirado en motivos vegetales y formas más orgánicas.
Llegar hasta estas cuevas que inspiraron al artista catalán no es tarea fácil, sino que hay que subir 244 escalones en el exterior y otros 500 más en su interior. Aunque pueda ser un recorrido tedioso, merece la pena por admirar de cerca estas maravillas geológicas que tanta historia encierran. La entrada general a las cuevas tiene un coste de 7,50 euros, pudiendo ser reducida en algunos casos. Se recomienda llevar ropa de abrigo y calzado deportivo antideslizante para disfrutar de manera segura de esta aventura subterránea.