Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
Hay una leyenda que cuenta que Sevilla no fue invadida gracias a una partida de ajedrez

Hay una leyenda que cuenta que Sevilla no fue invadida gracias a una partida de ajedrez

Fue una auténtico jaque mate.

Tablero de ajedrez.Getty Images

La ciudad de Sevilla, guarda en su historia muchas leyendas, entre ellas está uno de los episodios más curiosos y sorprendentes del medievo peninsular. Se trata del día en que una simple partida de ajedrez, combinada con mucho ingenio, logró evitar un asedio y salvó a la ciudad de una invasión. 

Dicha historia forma parte del imaginario sevillano, una más de las muchas narraciones que dotan a la ciudad de ese aire legendario donde la historia y la fantasía se entrelazan en cada esquina. 

Aunque no hay pruebas históricas que confirmen esta historia, la leyenda ha perdurado a lo largo de los siglos como un símbolo del poder del intelecto sobre la fuerza. Es, además, un reflejo del alto aprecio que la cultura andalusí tenía por la ciencia, la lógica y los juegos de estrategia como el ajedrez, introducido en la península por los árabes siglos antes.

El encuentro en Sierra Morena

En el siglo XI Sevilla estaba entonces gobernada por Al-Mutamid, uno de los más célebres monarcas andalusíes, conocido tanto por su cultura como por su refinamiento. Pero esa Sevilla culta y próspera estaba en peligro. Alfonso VI, el ambicioso rey de Castilla, había puesto sus ojos en el sur, y marchaba hacia la ciudad con la intención de anexionarla a su reino. Ante el interés del rey de Castilla, Al-Mutamid recurrió a su consejero de confianza Abenamar quien le ideó un plan magistral. 

Abenamar cabalgó hasta encontrarse con Alfonso VI en Sierra Morena, donde las tropas ya se preparaban para un posible asedio. Allí, lejos de presentar resistencia militar o ofrecer tributos, el consejero le propuso al rey la curiosa y estratégica idea de resolver el conflicto con una partida de ajedrez.

Sorprendido pero intrigado, Alfonso VI aceptó el reto. Para hacerlo más interesante, Abenamar propuso una apuesta aparentemente inocente: quien perdiera pagaría en granos de trigo. El reto comenzando con dos granos por la primera casilla del tablero, luego cuatro por la segunda, ocho por la tercera y así sucesivamente, duplicando la cantidad en cada una de las 64 casillas del tablero.

Una trampa matemática

Alfonso VI aceptó la propuesta sin sospechar el truco. El ajedrez era un juego de estrategia, pero también lo era la matemática detrás de la apuesta. Cuando Abenamar ganó la partida y se comenzó a calcular la deuda, el resultado fue 18.446.744.073.709.551.615 granos de trigo. 

Alfonso VI se quedó sorprendido y sin forma de cumplir con la apuesta. Entonces, Abenamar le ofreció perdonar la deuda a cambio de que abandonara su intento de conquistar Sevilla y prometiera no volver a pisar tierra sevillana. El rey de Castilla entre la humillación y la admiración por la inteligencia del emisario, aceptó el trato.