Nach, el rapero que resurgió de sus cenizas: "Podría haber sido mucho más grande, pero nunca me cegó la ambición"
Cultura
Cultura

Nach, el rapero que resurgió de sus cenizas: "Podría haber sido mucho más grande, pero nunca me cegó la ambición"

El músico alicantino presenta su disco Destino siete años después de su anterior lanzamiento. Un viaje interno desde la perspectiva de aquel que lleva 30 años en el rap y que ha mantenido su esencia pese a las críticas y a los cambios en la industria.

Nach presenta nuevo disco siete años después: DestinoSergi González

Volver a encontrarse a uno mismo puede ser una travesía en soledad. Un camino lleno de preguntas e inquietudes que hace que te replantees el mundo tal y como lo conocías. Es el sendero que ha recorrido Nach (Albacete, 1974; aunque creció toda su vida en Alicante) durante los últimos siete años. Después de 30 años en el rap, el alicantino se vuelve a presentar con Destino, un álbum de 17 canciones que cuenta con colaboraciones internacionales —como Trueno o Eladio Carrión— y con el que ha experimentado musicalmente sin perder la esencia que le ha caracterizado siempre. Un viaje donde, reconoce, que ha aprendido de un mundo nuevo, de nuevas generaciones y culturas que le han nutrido para volver a encontrarse con aquel niño que un día fue.

De un género como es el rap, que apenas escuchaban dos personas en cada una de las aulas de los institutos hasta ahora que llena estadios, Nach ha visto crecer la industria desde sus orígenes. De ir a la copistería a imprimir las portadas de sus maquetas y dormir en parques para poder dar bolos para unas pocas decenas de personas a poder viajar por todo el mundo con su música. "Me fascina que haya gente que me pare y me diga 'has sido mi infancia y mi adolescencia', es algo que me parece precioso", reconoce a El HuffPost. Un rapero que, aunque admite el miedo por la deriva social y la derechización de la misma, sigue teniendo algo que decir al mundo recién cumplidos los 51 años y con una longeva trayectoria a sus espaldas.   

En Destino, la canción que da nombre a tu nuevo álbum, hablas de un proceso de estar perdido, de volver a encontrarse con uno mismo, ¿cómo ha sido ese proceso de llegar hasta aquí después de 7 años sin publicar disco y qué has aprendido por el camino?

Escribir y crear siempre ha sido una parte inseparable de mí; nunca lo he dejado, porque forma parte de mi identidad. Sin embargo, los años del COVID y la etapa posterior supusieron un cambio radical tanto a nivel social como en la industria musical. Ese nuevo contexto me obligó a replantearme muchas cosas y a adaptarme, no sólo en lo profesional, sino también en lo personal y artístico.

Hubo momentos en los que no sabía muy bien cómo situarme ni de qué manera crear algo que tuviera sentido para mí y, al mismo tiempo, conectara con la gente. Fue un proceso de búsqueda en el que renové mi equipo, comencé a colaborar con nuevas personas —productores, creadores de contenido, profesionales de redes sociales— e intenté encontrar una forma auténtica de comunicarme sin caer en el papel de influencer, que no me representa. Paralelamente, empecé a concebir un disco más complejo, que uniera elementos actuales con mi esencia de siempre y que incluyera colaboraciones amplias y significativas. Todo ello requirió tiempo y paciencia. 

En un mundo donde todo parece ir tan rápido, decidí frenar y hacer las cosas a mi ritmo, porque no concibo crear de manera inmediata. Podría haber lanzado un disco en 2021 o 2022, pero sé que no habría estado orgulloso de él. Preferí esperar, sacar algunos singles y trabajar con calma. Hoy siento que el disco llega en el momento justo, y no necesito plantearme nada más que eso.

  El rapero alicantino, Nach, presenta nuevo disco: Destino.Sergi González

En la misma canción hablas del rap como elemento clave que te ayudó a volver, ¿qué significa para ti la terapia de escribir y este género que te ha dado tanto?

Mi relación con el rap es muy buena, profundamente personal y creativa. A través de él me expreso, reflexiono, me conozco mejor y comparto lo que siento con los demás. Gracias al rap he viajado, he descubierto otras culturas —especialmente en Latinoamérica— y he vivido experiencias transformadoras. Aunque hay aspectos del género con los que no me identifico, como la competitividad extrema o la búsqueda desesperada de repercusión a cualquier precio, lo positivo pesa mucho más y define mi vínculo con él.

Para mí, el proceso de escribir y crear sigue siendo algo íntimo y mágico. Me encierro en mi estudio, ordeno ideas que nacen de forma caótica y las convierto en algo tangible. Esa pureza en la forma de relacionarme con la música no depende de lo que ocurra fuera, y por eso sé que seguirá intacta con el tiempo. Puede que no siempre tenga la misma repercusión, pero voy a seguir creando porque el rap forma parte de mí, y mientras el mundo no pare, yo tampoco lo haré.

Precisamente dices, casi como un grito al cielo, eso de que "el mundo no para" ¿Cómo llevas lidiar con una industria tan frenética donde parece que precisamente parar no está permitido y que siempre hay que echar madera al fuego? 

Al principio sentía la necesidad de parar porque me veía aislado, pero comprendí que no se trata de detenerse por completo, sino de avanzar a mi propio ritmo. Con la industria musical tengo una relación de amor y odio: por un lado, celebro que la democratización permita que surjan muchos artistas interesantes, pero al mismo tiempo hay una saturación enorme de propuestas. Mucha gente intenta hacerse escuchar a cualquier precio, usando medios que no van conmigo, y en ese caos intento quedarme solo con lo que me aporta algo real.

Mi manera de convivir con esa dinámica es absorber únicamente lo que me resulta útil para mi crecimiento artístico y personal, sin caer en el FOMO. Hay muchas cosas que no conozco y no me importa no conocerlas. Prefiero escuchar música con calma, aunque las plataformas insistan en empujar las novedades constantemente. Veo a muchos artistas jóvenes atrapados en la rueda de sacar tema tras tema, estresados por mantenerse visibles. Lo entiendo, porque necesitan hacerse un nombre, pero a veces ese ritmo es excesivo y les pasa factura.

En One Love con Zatu y Óscar de SFDK terminas el tema agradeciendo a toda la gente de Colombia, Cuba, Puerto Rico, México... de la misma forma el disco está repleto de colaboraciones de latinoamericanas, ¿qué significa y ha significado Latinoamérica?

Bueno, para mí Latinoamérica fue un descubrimiento a nivel vital y a nivel artístico increíble. Cuando empecé a ir me di cuenta de la dimensión que mi música tenía. De la intensidad, el afecto y el amor que mucha gente me daba allí. He tenido siempre una relación muy bonita, sobre todo por por la lejanía geográfica, pero que luego se convierte en un lugar muy cercano. He conocido a muchos artistas y mucha gente que en su momento vinieron a mis conciertos, o escucharon mi música, y que me han dado muchísimo amor y respeto.

¿Cómo ha sido crecer a la par con ellos que son otros de los que han creado el camino del rap en español y cómo fue todo ese proceso de empezar en el género que hoy llena estadios?

Pues yo ese proceso de evolución lo vivo con mucho orgullo porque si hablamos de Zatu y Oscar, yo recuerdo en los 90 que yo iba a la copistería a recortar la portada de mi maqueta, la grababa yo en una cinta y, por ejemplo, les pasaba a 20 maquetas y ellos me pasaban las suyas. Las movíamos de mano en mano, ellos en Sevilla y yo en Alicante. Desde ese primer proceso, que era todo ultra mega underground, a ver cómo el rap ha crecido y se ha expandido de una manera tan bestia lo vivo con mucho orgullo. He vivido todas las épocas y el cómo hemos intentado dignificar esta cultura, cuando desde fuera mucha gente la intentaba ridiculizarla.

Ver que muchos grupos llenan estadios y cómo esto se convierte en algo tan grande la verdad es que me llena de orgullo porque en el instituto éramos dos los que escuchábamos rap, ahora todos lo conocen o a la música urbana en general.

  Nach vuelve con un álbum siete años después.Sergi González

Precisamente en el tema de Orgulloso criticas a esos artistas que se centran sólo en el dinero, en conseguir likes... Habiendo estado presente desde el inicio de la industria, no sé si esperabas que esta fuera a acabar así. Con músicos haciendo una canción y estudiando los segundos para viralizarlos en Tik Tok.

Sí, hay veces que me gustaría escuchar como mensajes más variados o mucho más profundos en en artistas que creo que pueden darlos, pero que tienen miedo de que no se les escuche tanto. Me genera un poco de decepción, pero al mismo tiempo lo entiendo. Si escarbas un poco encuentras artistas que siguen teniendo esa crítica social o ese mensaje de denuncia más marcado, pero es más difícil encontrarlos en toda la vorágine y el océano enorme de de otras cosas que están por encima.

Soy bastante tolerante con todo, pero hay cosas que sé que no forman parte de mí y y no voy a intentar caer en eso. Además, no me considero una persona materialista. Soy un tío tranquilo y me alegro de haber escogido este camino. Quizá podía haber sido mucho más grande, juntándome con otra gente simplemente por crecer, pero nunca me cegó la ambición de ser artista.

En La Vida Se Va, el tema que tienes con Eladio Carrión, dices aquello de "Nadie ha apagado esta llama, aunque muchos soplaron" ¿Cómo has lidiado con las críticas a lo largo de tu carrera?

Las críticas siempre se perciben desde dos lugares: uno racional y otro emocional. La parte racional te dice que una opinión sin argumentos no debería afectarte, pero la parte irracional hace que, entre cien comentarios positivos, te centres justo en el negativo. Creo que eso nos pasa a todos los seres humanos y depende mucho del estado mental en el que estés. A veces las críticas me afectan más y otras menos, pero lo que siempre pido es que, si alguien va a opinar, lo haga con fundamento. Si van a hablar de mi disco, que lo escuchen primero. He oído comentarios de que preferirían que volviera a mi estilo anterior, pero la esencia sigue siendo la misma, aunque experimente con otros ritmos o colabore con distintos artistas.

Intento no prestarle demasiada atención al ruido externo, ni vivir pendiente de las redes sociales. Mi forma de simplificar la vida es centrarme en lo que depende de mí: grabar el disco, promocionarlo, hacer conciertos y seguir creando música. No tengo la necesidad de estar comprobando constantemente qué se dice de mí, porque no me aporta nada. Mantengo un equilibrio entre lo profesional y lo personal para poder seguir en esto a largo plazo. Me tomo mis momentos para desconectar, viajar, vivir experiencias nuevas y recargar energía. Creo que esa balanza es la que me permite seguir adelante con estabilidad y autenticidad.

Supongo que después de años de carrera debe cansar esa frase de "tú antes molabas"...

Ya no la oigo tanto. Hay una frase que me dicen mucho y me parece fascinante que, por cierto, nunca he dicho en una entrevista: “Eres mi infancia y mi adolescencia”. Me encanta, aunque a veces vaya acompañada de un “ahora ya no te escucho tanto”. Lo entiendo perfectamente; haber formado parte de una etapa tan importante en la vida de alguien ya me parece increíble. Sé que hubo un momento en mi carrera en el que mucha gente me escuchaba mientras construía su identidad, y me emociona pensar que mi música pudo ayudarles, aunque fuese un poco.

También escucho comentarios como "antes molabas y ahora no", y no me afectan porque yo mismo siento eso con otros artistas: los primeros discos me marcaron más por el momento vital en el que los viví. Aun así, yo sigo sintiendo que molaba con 20, con 30, con 40 y que molaré con 50; no por ego, sino por amor propio, algo que he trabajado con los años. He aprendido a valorar lo que hago y a relativizar las críticas, porque al final mucha gente que decía que lo iba a petar ya no está, y yo sigo aquí. Eso me llena de orgullo, no por vanidad, sino porque me quiero y creo que mi música sigue teniendo valor para mí y para quienes aún conectan con ella.

  Destino, el nuevo disco de Nach.Sergi González

En La Última Vez haces un repaso y una autocrítica personal y muy profunda. Hablas incluso, de las veces que te has comparado y que te has valorado poco, ¿cómo ha sido ese desarrollo y esa introspección?

Para mí, la música es pura terapia. Muchos se sorprenden de que hable de bajones cuando también hablo de amor propio, pero los seres humanos somos complejos. Hubo una etapa en la que me sentí muy decepcionado con el mundo, viendo cómo todo parecía un negocio y cómo predominaba el individualismo. A la vez, me emocionaban los gestos de empatía, pero sufrí una ansiedad social importante. Creo que, en mi intención de dar y recibir amor, a veces lo hice de forma equivocada. Sentía que los demás esperaban demasiado de mí y yo no tenía la energía suficiente para sostenerlo, y de ahí vinieron esos bajones que canalicé en canciones terapéuticas.

Hubo momentos en los que me descubrí perdiendo el tiempo por miedo, apatía o por enfocarme en lo que no me llenaba, en lugar de valorar lo que sí tenía. Tuve que cambiar el chip, mirarme al espejo y decirme que estaba dejando pasar la vida. Creo que todos atravesamos esas crisis, y por eso escribo temas en los que dialogo conmigo mismo para reencontrarme con lo que importa. Este disco, al final, resume los últimos siete años de mi vida de una forma completamente honesta.

En Me echo de menos, con AMBKOR profundizas más sobre este concepto, ¿has vuelto a encontrar el brillo de aquel niño que fuiste?

Sí, me he reencontrado con mi niño interior, aunque a veces lo he apartado demasiado rápido sin darme cuenta, y eso ha sido un error. A pesar de ser adulto, sigo siendo bastante infantil en el buen sentido: me gusta sorprenderme, mantener cierta ingenuidad y divertirme en el camino. Aún hago viajes improvisados con mi mochila como cuando tenía veinte años. Pero cuando pierdo esa capacidad de emocionarme y jugar, me aburro profundamente. Los momentos de repetición, estrés o frustración hacen que me desconecte de esa parte de mí, y por eso intento volver a ella siempre que puedo, aunque no siempre es fácil.

Creo que todo esto forma parte del proceso de conocerme a mí mismo, que al final es uno de los grandes propósitos del ser humano. Pero con tanto ruido externo —lo que los demás piensan, cómo nos ven, cómo nos mostramos— a veces olvidamos mirar hacia adentro. Mi manera de reconectar conmigo es, primero, a través de la música, y luego identificando dónde me estoy equivocando para rectificar. A todos nos pasa que volvemos a caer en viejos errores y dinámicas que no queremos. De ahí surge también la idea de la canción con Manuel Carrasco: parar y volver a conectar con ese niño que fuimos y con lo que realmente nos hace bien.

En el tema con Trueno que se llama Mi Ciudad ambos hacéis un alegato de vuestros propios orígenes. Tú de Alicante y él de la Boca de Argentina. Enorgullecerse de los orígenes siempre ha estado presente en el rap, pero no sé si tienes la sensación de que ahora muchos artistas dentro y fuera del género están volviendo a ellos.

Al final siempre somos nuestros orígenes, y llega un momento en la vida en el que vuelves a conectar con tu niño interior y con el lugar en el que creciste; en mi caso, el barrio de San Blas. Esa conexión me llevó a hacer un homenaje a Alicante y, cuando hablé con Trueno, coincidimos en la idea de hablar de nuestros barrios: dos generaciones y dos países distintos, pero con raíces muy parecidas, donde el rap fue nuestra forma de expresarnos y contar quiénes somos. Volver a los orígenes es importante porque te da raíz y sentido, pero también hay que alejarse de ellos, explorar y vivir otras experiencias; quien se queda atrapado solo en su origen se pierde muchas cosas.

Después de una carrera tan larga en el género y que sigues ampliando, ¿cómo estás viendo a las nuevas generaciones precisamente como Trueno?

Pues las admiro mucho. A veces hablaba con Trueno y decía: "Guau, eres más maduro que yo". Y me sorprendía. Sobre todo en Argentina que hay una generación con un talento y un hambre increíble. Son muy versátiles, no se cierran a nada, son capaces de llevar muchas cosas a la vez... Además, muchos vienen del freestyle que eso sí es duro, entonces les admiro mucho y me alegro que estén teniendo esa repercusión porque se lo merecen.

Volviendo al tema de Latinoamérica, ¿cómo ves como rapero y como sociólogo la derechización de parte de la sociedad y ese auge del odio al inmigrante?

Creo que deberíamos mirar más a la historia para entender lo que pasa hoy. Se están repitiendo patrones peligrosos: aumento de la militarización, fortalecimiento de discursos patriarcales y polarización extrema. No digo que estemos al borde de una guerra como la Primera Guerra Mundial, pero entonces también se normalizaron pequeñas decisiones que acabaron en algo terrible. Además, las redes sociales facilitan el populismo y los mensajes manipulados, mientras la inmediatez y el individualismo dificultan el pensamiento crítico.

Veo la situación actual muy complicada, pero también clara en algunos aspectos: se está cometiendo una injusticia enorme contra un pueblo con total impunidad, mientras se mide con raseros diferentes según los intereses. Ojalá la gente no se quede solo en opiniones superficiales o lo que ve en TikTok, sino que intente pensar un poco más allá y no generalice tanto, porque esa simplicidad al juzgar nos vuelve ignorantes.

  Nach, el rapero con 30 años de trayectoria.Sergi González

¿Crees que los artistas tienen más presión que otros sectores a la hora de denunciar lo que está sufriendo el pueblo palestino?

Los artistas estamos más en el foco. También es como la moral funciona hoy en día, si haces algo incorrecto como ser humano esa moralidad tan estricta que hay en redes sociales te dice que ya eres un hijo de puta en todas tus dimensiones y ya no te voy a escuchar más. No perdonar un fallo me parece súper injusto.

A lo mejor ese mismo artista que no ha puesto nada sobre una determinada cuestión está haciendo muchas otras cosas por debajo que son buenísimas y que aportan muchísimo. Dejemos de juzgar simplemente con un gramo de información todo el peso de lo que es un ser humano. 

Más allá de la presencia de 'raperos fachas', ¿crees que ese elemento reivindicativo y de defensa de los derechos sociales ha perdido fuerza en el rap con el paso de los años?

Sí, lo he hecho un poco de menos. Lo que pasa es que somos un reflejo de la sociedad en la que vivimos. La gente hoy en día tiene menos atención, yo mismo tengo menos atención. Estoy viendo una película y de repente cojo el móvil y digo "qué coño hago mirando el móvil". Cuando escuchas un tema protesta tienes que poner mucha atención en eso y mucha gente no está dispuesta porque simplemente quieren la música como un modo de evasión. Pasaba algo parecido con las radiofórmulas antes, pero el capitalismo ha sido tan bestia que nos ha sedado bastante.

En unos días cumples 51 años, no sé si te esperabas con esta edad estar aquí, ¿hay algo que añoras de los comienzos?

Estoy muy bien, aunque ya me toca meter barriga porque en unos días cumplo 51 años. Pienso que los orígenes deben quedarse en su lugar, porque si hubieran durado para siempre no habrían sido tan especiales. Me siento orgulloso de haber vivido esos inicios: ir a pueblos pequeños, actuar para 80 personas, dormir en parques y hacer botellón al aire libre en un ambiente totalmente hippie. Aquella etapa fue increíble, pero también lo fue la siguiente, cuando empezamos a llenar salas y a hacer viajes más grandes. Cada fase tuvo su magia, y está bien que cada una se quede en su momento.

Lo que más echo de menos de esa época es la vida sin teléfonos móviles. Había un tipo de contacto diferente entre las personas, todo se vivía con más calma y menos ansiedad, sin tantas comparaciones absurdas como ahora. Eso nos permitía movernos con mucha más libertad, sin sentir tanta presión. Esa tranquilidad, esa forma de vivir más sencilla y auténtica, es algo que añoro bastante.

En Estados Unidos, que fue donde empezó todo, ya hay raperos como Dre o Ice T que tienen 60 años que siguen dando el callo, ¿podemos esperar lo mismo de Nach?

No me lo planteo. Cuando tenía 20 no pensaba que seguiría viviendo de esto con 30, cuando tuve 30 no lo pensaba de los 40, y ahora con 50 aquí me tienes. Creo que también hay un espacio para los discursos de mucha peña que ya es más veterana y que tienen cosas que contar.

Cuando yo me levanto por la mañana y me apetece escribir un tema, lo hago. Y me siento muy bien con eso y si luego lo puedo mover por ahí, que la gente lo escuche, pues mejor que mejor. Pero creo que hay algo interesante también en el rap que antes no podía haber, en ese discurso de alguien que hasta los 50 dice "oye, pues todavía tengo cosas que contarte".

Comentar:
comentar / ver comentarios