Pocos saben que el elemento más característico de los baños de España viene de una especie de poni
Un hilo viral en las redes sociales rescata esta curiosa historia.

En prácticamente cualquier baño del mundo, los elementos esenciales que se encuentran de forma habitual son el váter, la ducha o bañera y el lavabo, ya que forman la base para la higiene personal diaria. Sin embargo, en España existe un cuarto elemento que, aunque pasa desapercibido para muchos locales por su familiaridad, suele causar asombro y curiosidad entre los turistas extranjeros
Se trata del bidé y aunque en muchos países ha caído en desuso —o ni siquiera se ha popularizado—, en España sigue siendo un habitual de los aseos domésticos, y ahora un hilo viral en redes ha devuelto al bidé el protagonismo que muchos creían olvidado.
El responsable de revivir el orgullo por este particular aparato es Alberto, @Albertofm20 en X, que ha querido rendir homenaje a este patrimonio del costumbrismo español desgranando su fascinante y poco conocida historia.
El poni de los nobles
El hilo, que ha acumulado miles de likes, comienza con una revelación sorprendente: el nombre “bidé” proviene del francés “bidet”, una palabra que en su origen designaba a un pequeño caballo o poni utilizado por los niños de la nobleza. La relación entre ambos está en que la postura al usar el bidé recuerda a la que se adopta al montar a caballo.
La historia documentada sitúa el nacimiento del bidé en la Francia de la Edad Media, aunque no se generaliza su uso hasta el siglo XVIII, cuando Madame de Prie, influyente figura en la corte de Luis XV, popularizó el bidé como método anticonceptivo y de higiene íntima. Incluso Napoleón Bonaparte lo instaló en su residencia y lo legó a su hijo, según relata Alberto en su hilo.
Del invento francés al símbolo nacional
Según el hilo, en España durante la década de 1940, en plena dictadura franquista, una normativa impulsó la inclusión del bidé en los hogares como medida mínima de higiene. La intención era modernizar la sanidad doméstica y elevar los estándares de limpieza.
La explosión del turismo en los años 60 y 70 consolidó su presencia. Los europeos, maravillados ante el descubrimiento de este sanitario auxiliar en los hoteles y viviendas españolas, contribuyeron a reforzar su estatus como signo de modernidad e higiene. De hecho, durante décadas, no tener bidé era símbolo de pobreza o descuido, lo que lo convirtió en una pieza casi obligatoria en los nuevos pisos.