Se complica la respuesta a la duda sobre a quién pertenece el Titanic actualmente
Intereses económicos, disputas legales y debates éticos influyen en su custodia.

Más de un siglo después de que el Titanic se sumiera en las gélidas profundidades del Atlántico Norte, su trágica historia sigue resonando y generando controversia. Todavía sigue sin resolverse la cuestión de la propiedad del naufragio debido a la compleja intersección de leyes internacionales, concesiones privadas y una creciente conciencia ética sobre la protección del patrimonio subacuático.
El Titanic fue lanzado al mar en 1911 por la naviera británica White Star Line, que desapareció tras fusionarse con Cunard y luego acabó disolviéndose por completo. Desde entonces, la propiedad legal del barco quedó en el limbo, y con su descubrimiento en 1985 por parte del oceanógrafo Robert D. Ballard, se reabrió el debate.
Ubicado a 3.800 metros de profundidad y a más de 600 km de la costa canadiense de Newfoundland, los restos del navío se encuentran en aguas internacionales, fuera de la jurisdicción de cualquier país. Esto lo convierte en un caso único de disputa sobre bienes culturales sumergidos.
El papel de la ley y las empresas privadas
La clave legal llegó con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), firmada en 1982, que establece que los restos del Titanic no pertenecen a ningún Estado. Sin embargo, esta normativa no impide a empresas privadas operar sobre el naufragio, lo que abrió la puerta a exploraciones comerciales.
En 1994, la empresa RMS Titanic Inc. recibió por parte de una Corte Federal de EE. UU. los derechos exclusivos de salvamento, lo que le permitió recuperar más de 5.000 objetos del pecio en expediciones posteriores. Estos hallazgos se han exhibido por todo el mundo en exposiciones tan populares como Titanic: The Artifact Exhibition.
Pero las acciones de la compañía no han estado exentas de polémica. En 2017, el propio gobierno estadounidense cambió de criterio y declaró el Titanic monumento protegido, limitando así cualquier extracción futura. Además, desde 2012, tras cumplirse el centenario del naufragio, la UNESCO extendió la protección del Titanic al amparo de la Convención sobre el Patrimonio Cultural Subacuático.
Un símbolo de memoria
A pesar de los avances legales y diplomáticos, la disputa sigue viva. RMS Titanic Inc. continúa reclamando derechos sobre los restos, mientras crece la presión de comunidades científicas, historiadores y familiares de las víctimas para que el Titanic sea tratado no como un yacimiento de reliquias, sino como una tumba marítima.
El debate va más allá de los documentos y las sentencias ya que la imagen del Titanic ha sido explotada en libros, películas y exposiciones hasta el punto de desdibujar el hecho de que aproximadamente 1.500 personas perdieron la vida en el desastre. Para muchos, cualquier intento de extraer piezas del barco es una falta de respeto a la memoria de las víctimas.