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Un jubilado aficionado al arte compra un cuadro de 3 euros y se topa con un tesoro de 1.500 euros bajo el polvo: no verá ni un céntimo

Un jubilado aficionado al arte compra un cuadro de 3 euros y se topa con un tesoro  de 1.500 euros bajo el polvo: no verá ni un céntimo

Escondía una litografía de Foujita que llevaba décadas olvidada en un sótano.

TIenda de arte en el Rastro de Madrid.
TIenda de arte en el Rastro de Madrid.Vicente Mendez

Philippe Mélen, un jubilado francés apasionado del arte al que le gusta más un rastro que a un niño un caramelo, vivió hace seis meses una de esas anécdotas que empiezan como una chapuza y terminan siendo una anécdota digna de contarse en las cenas de Navidad. Todo, a diez kilómetros del pueblo en el que vive, cerca de Amiens, cuando entró en una tienda de segunda mano de Conty, buscando marcos baratos para colgar las obras que colecciona y que ya no le caben en casa. Rebuscando entre los trastos, encontró uno que le gustó… aunque estaba tan sucio que casi daba reparo tocarlo. Su precio no: tres euros.

Según ha contado el mismo Mélen a France Info, el marco se encontrtaba en el "sótano de la residencia de ancianos de  la ciudad de Conty, donde llevaba treinta años, desde que se marcharon las monjas”. Lo compró casi por intuición, más por necesidad que por inspiración. Pero la verdadera sorpresa llegó al llegar a casa. Mientras limpiaba la capa de “cinco milímetros”de suciedad, empezó a asomar bajo la mugre una firma que a Mélen, cuya hermana había trabajado en una galería de arte, le resultaba familiar y que enseguida identificó: Foujita.

No era una casualidad. Léonard Foujita -Fujita Tsuguharu en su nombre original- fue uno de los grandes artistas del París de principios del siglo XX, donde se llegó a codearse con  Modigliani, Renoir, Matisse o Légerd. Allí, en la capital francesa, dejó una valiosa colección de pintura, cerámica, apreciadísima por los coleccionistas. Tanto, que en la región parisina hay un museo dedicado exclusivamente a su obra.

Al ver la firma, Mélen pidió una tasación profesional. No obstante, las litografías de Foujita pueden oscilar entre los veinte y los cincuenta mil euros, dependiendo de su temática y de la rareza. La suya, salida del trastero de una residencia de mayores, rondaba los 1.500 euros. Cosas de la magia de limpiar el polvo a tiempo.

Pero Mélen no quiere quedarse con el dinero. “Me di cuenta de que esta obra tenía un valor histórico y también un pequeño valor financiero”, explicó. Aun así, decidió donarla a la asociación de comerciantes del XIV distrito de París, el barrio en el que vivió el artista. “Ya tengo piezas muy bonitas y no me queda espacio. Este cuadro representa el IV distrito; me parece lógico que vuelva allí”, añadió.

La litografía muestra viejos edificios parisinos ennegrecidos por el paso de los años y un cartel en el que se lee: “En la cita de los buenos pescadores  vinos y licores”. Thierry Véron, presidente de la federación de comerciantes y artesanos parisinos —y amigo del coleccionista— viajó expresamente para recogerla. “Me emocionó. Me llamó y me dijo: ‘Tienes que venir, tengo algo que darte’. Me sorprendió muchísimo”, relató. La escena representa una vista tomada desde la isla de la Cité, junto a la Conciergerie y el Pont-Neuf. “Se ve el Hotel de los Dos Leones. Iré a comprobar cómo está el sitio cuando vuelva a París”, añadió.

Mélen, que no pidió nada a cambio, solo bromeó con una idea remota: “Si hubiera encontrado el original, que vale 2,6 millones de euros, quizá habríamos negociado”. Y avisa: su generosidad no termina aquí. Tiene pensado donar varios cuadros más al Museo de Amiens en los próximos meses.

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