Jean-Christophe, agricultor propietario de tres edificios fotovoltaicos: "No había nada en la granja"
Tiene una producción estimada de 390.000 kilovatios hora al año.

Jean-Christophe Gallard, agricultor de cultivos extensivos en la localidad francesa de Trayes, en el departamento de Deux-Sèvres, ha encontrado en la energía solar una oportunidad para modernizar su explotación sin asumir riesgos financieros.
Según recoge un medio local, Gallard describe que “no había nada en la granja”, al recordar el punto de partida de un proyecto que hoy se traduce en tres edificios fotovoltaicos integrados en su actividad agrícola y pensados también como inversión de futuro.
La historia comenzó en 2019, cuando la empresa Triangle Énergie le presentó la posibilidad de construir naves agrícolas equipadas con paneles solares. En aquel momento, la explotación de Gallard, con 205 hectáreas dedicadas a cultivos a gran escala, carecía de infraestructuras modernas para el almacenamiento de maquinaria y productos.
Ahora, cuenta con un primer edificio de 689 metros cuadrados y dos más de 493 metros cuadrados cada uno, cuya entrega está prevista para noviembre de 2024. En conjunto, estas instalaciones inyectan a la red eléctrica una producción estimada de 390.000 kilovatios hora al año.
Ninguna inversión económica
Uno de los aspectos más singulares del proyecto es que el agricultor no ha tenido que realizar ninguna inversión económica. Gallard es propietario del terreno y utiliza los edificios, pero la producción de electricidad pertenece a la empresa promotora.
Triangle Énergie asume la financiación, la instalación y la explotación de los paneles, mientras el agricultor se beneficia del uso de las construcciones sin recurrir a préstamos bancarios. “Hoy me compro un equipo nuevo y evito un crédito”, explica.
Nuevos planes
Aunque no recibe ingresos directos por la electricidad ni cobra un alquiler por el terreno, Gallard destaca la visión a largo plazo del acuerdo, basado en un arrendamiento enfitéutico de 30 años. Sin sucesor previsto para la explotación, ve en estas naves un activo que algún día podrá revender. “Tarde o temprano revenderé algo que no he pagado. Puede ser una buena ganancia”, afirma.
Además, la existencia de estos edificios abre nuevas perspectivas para la granja. El agricultor ya planea la construcción de un secadero de maíz, un proyecto que no se habría planteado sin contar con estas infraestructuras. “Sin edificios, no hay proyecto”, resume.
