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Valeria Castro: "Mi forma de comunicarme con el mundo pasa por mostrarme vulnerable"

Valeria Castro: "Mi forma de comunicarme con el mundo pasa por mostrarme vulnerable"

La cantante canaria, con una gira de más de 50 conciertos, se sube al escenario del festival Starlite el próximo día 2 junto a Natalia Lafourcade.

Valeria Castro en el concierto que dio el 29 de junio en el Teatro Cervantes de Málaga.
Valeria Castro en el concierto que dio el 29 de junio en el Teatro Cervantes de Málaga.Bianca de Vilar

Asegura Valeria Castro que no se acuerda de cuántos conciertos tiene aún por delante, pero hay dos fechas a las que tiene "muchísimas ganas". Una es el próximo 26 de enero, el año que viene, su primer Wizink –ahora Movistar Arena– en Madrid,  "por ese recinto y por lo que significa". Y la otra es el 2 de agosto, en el festival Starlite, porque además tiene la suerte "de poder coincidir con una de las artistas que siempre ha sido para mí referencia, Natalia Lafourcade".

Y si ella tiene ganas, sus fans no le van a la zaga. Esta cantante palmera de 26 años, con dos discos en el mercado, exitosas colaboraciones con Dani Fernández, Tanxugueiras o Viva Suecia, dos nominaciones a los Goya  –en 2024 por la canción El amor de Andrea con Vetusta Morla y en 2025 por el tema El borde del mundo de la película El 47– y la recomendación de Sara Carbonero, que la dio a conocer masivamente utilizando sus canciones como banda sonora de sus publicaciones en redes sociales, es hoy por hoy una de las voces femeninas más importantes de la música en España.

"Lo vivo todo con un agradecimiento inmenso y tratando de disfrutarlo porque al final estas situaciones te generan una alegría, pero también una cierta presión que hay que saber colocar en el punto exacto para que no pueda contigo y que puedas disfrutar de lo que estás viviendo", asegura sobre el brillante momento que vive la cantante con el lanzamiento de se último disco, El cuerpo a pesar de todo.

Después del éxito del primero, ¿has sentido miedo con este segundo disco? ¿Has temido que no gustase tanto?

Por supuesto, por supuesto, estaba, vamos, muerta de pánico. Bueno, dedicas meses e incluso años a crear y no sabes cuál va a ser la respuesta. Aparte, este disco también es una carta un poco más abierta de las inseguridades y complejos de mí misma. Entonces, pues exponerlo da cierto vértigo. Ahora la gente va a saber que la que les canta, aunque muchas veces lleva la sonrisa en la cara y la alegría por todo lo que vive, es un ser humano como cualquier otro y tiene también sus pequeños problemas e inseguridades.

Aunque venías de un disco que ya era muy emocional dices que en El cuerpo después de todo te has abierto en canal. ¿Era el momento de hacerlo?

Supongo que fue un poco también el aprendizaje de los dos años que viví con el anterior. Cuando una es cantautora casi siempre habla de sus propias historias y mi propia historia recorría estas cosas, estas inseguridades. Con el primer disco las cosas fueron muy bien y era algo muy bonito, y la gente veía públicamente eso, por eso para mí también era importante poner como la otra cara de la moneda, la del ser humano, la de mi privacidad. Precisamente yo creo que en mis canciones me sumerjo un poco más en esa privacidad, de una forma un poco metafórica, pero contando cosas que a mí me importan más, las emociones y sentimientos que son míos, pero que creo que también son de cualquiera.  Había como una necesidad de seguir hablando de las cosas que nos suceden en el día a día, de seguir atándome a la tierra, como dice mi madre, y de tener los pies en el suelo.

¿Demostrando tu vulnerabilidad y normalizando esa vulnerabilidad?

Trabajo con la vulnerabilidad como fuente de inspiración, pero no por necesidad. No es que diga 'hoy me siento vulnerable, voy a escribir’, sino que tengo la suerte de que me sale sin esfuerzo, sin necesidad de tener que sacar un disco, sino porque mi forma de comunicarme con el mundo pasa por mostrarme vulnerable. Siempre he creído que no tengo por qué esconder mi vulnerabilidad.

Te sale igual que te sale la voz, ¿no? ¿Cuándo descubres que tienes esa voz tan especial? ¿Quién es la primera persona que te lo dice?

La verdad que no lo sé. El otro día les pregunté a mis padres, ‘¿cuándo se dieron ustedes cuenta de que yo cantaba bien’. Tampoco supieron decírmelo. Pero bueno, estos días que estoy aquí, en mi tierra, en La Palma, he reconectado con muchas cosas de mi infancia. Estuve en un concierto aquí en Santa Cruz de La Palma con el coro en el que cantaba cuando era pequeña y creo que, seguramente, las primeras veces que me di cuenta, no de que lo hacía bien, sí de cómo me apasionaba cantar era ahí, era cuando era pequeña, estudiaba música y estaba en un coro junto a otros niños y niñas y éramos felices cantando. Entonces creo que es más eso, el momento en el que fui feliz haciendo esto, más que darme cuenta de si lo hacía bien o no. La música es más a veces una pulsión de sentimiento, de pasión, que algo físico y correcto. Confío más en la parte sentimental de aquello que hacemos.

A mí me parece que voces así son un superpoder...

Es verdad que es muy emocionante, la verdad que sí, ponerte a cantar enfrente de otras personas y ver una lágrima salir. La gente te cuenta sus historias y conectan con las canciones que tú escribiste. Para mí eso supongo que, no sé si es un superpoder, pero es algo que me gustaría que la gente pudiera sentir en sus carnes porque se siente tan bonito. Ojalá poder compartir esa sensación cuando me subo al escenario y canto las canciones que escribo.

Valeria Castro en la gala de los Premios de La Academia de La Musica de España en los que recogió tres galardones.
  Valeria Castro en la gala de los Premios de La Academia de La Musica de España en los que recogió tres galardones.JUAN NAHARRO GIMENEZ

Hablas mucho del público, de su reconocimiento, de tu agradecimiento, pero la crítica también es rotunda contigo. De hecho, la Academía de la Música en España te ha reconocido este año con tres premios.

Es que yo no sé qué decir, no puedo más que agradecer. Me encantaría poder tener como un discurso, pero bueno intentas llevarlo hacia un punto que sea útil para la sociedad. Al final a la crítica intento verla como compañeros y compañeras que se dedican a esto, a investigar dónde está el mundo musical de tu propio país o de otros países. Que me tengan en cuenta, sea cual sea la posición de la gente, público oyente o melómano o personas que trabajan en ello, pues me hace sentir muy feliz y ojalá que pudiese durar, aunque reconozco que no sé cuánto va a durar esto, que a lo mejor el público se queda pero la crítica se va, o al revés... Intento disfrutar y vivir este viaje tan dulce que estoy recorriendo.

Valeria para alguien como tú, que creas con pausa, con tranquilidad, ¿este ritmo frenético de la industria te apabulla?

Hombre, por supuesto, y el cansancio nos toca a todos y a todas, al final da igual en lo que trabajes. Empecé en la industria hace unos poquitos años, no hace tantos, y siendo hija de mi generación me di cuenta rápido de la velocidad a la que iba todo, entonces traté desde el inicio de marcar mis tiempos y mis ritmos. Pero al final yo también soy hija de la ambición y eso lo veo como algo que también te puede ayudar muchas veces. Trato de estar siempre equilibrando en la balanza dónde está la rapidez del día a día de la sociedad en la que vivimos y la pausa necesaria para crear. Es un tira y afloja todo el rato.

Tú misma lo has dicho, que tú haces música con un fin que es ayudar la gente... 

Confío siempre en el poder que tiene una comunicación tan bonita como es la música. Las melodías ayudan a entrar en el corazón de la gente de otra manera, con cierta ternura incluso, y me parece un arma muy bonita que utilizar para comunicar aquello que importa.

En este disco has puesto al cuerpo en el centro de todo, de lo físico y de lo emocional, ¿no?

Efectivamente, me pareció un concepto muy potente. Yo, que me pongo a analizar mucho de qué se escribe, de palabras, literatura y canciones, veía que todos al hablar de amor tiramos muy fácilmente al corazón y, de repente, en este análisis me di cuenta de que las emociones recorren todo el cuerpo, no solo el corazón. Y luego pensar en cómo a mí personalmente me habían afectado en el propio cuerpo, con el nudo en la garganta y las ansiedades en el pecho.

También he intentado plasmar toda esa herencia que traemos. Yo me fijo sobre todo en la historia femenina, en la mía, la de mis amigas, la de mi madre, la de todas aquellas mujeres que vivimos con una presión física, aunque creo que ya es algo colectivo, no solo de mujeres. Pero bueno, como te digo, a mí me gusta mucho esta historia femenina y ver en eso el valor que tiene el cuerpo, pero no solo en lo estético, también en el hecho de que nos soporta, nos sustenta y que podemos hacer la vida básicamente porque nos asiste el cuerpo.

Para mí era también bonito hablar de esos complejos propios en forma de esperanza, de saber que, si lo pongo encima de una canción con esta melodía, pueden llegar con cierta ternura y a lo mejor yo también puedo aprender. Incluso, cada fin de semana que subo a un escenario, me puedo decir frases como “no puede el cuerpo ser tan cruel al verse” —un verso de su canción Tiene que ser más fácil—  y repetírmelo a mí misma como una especie de mantra.

¿Te ha fallado alguna vez el cuerpo?

Sí, por supuesto, creo que poca gente podría decir que no le haya fallado. Los cantantes trabajamos con la garganta todo el tiempo y alguna vez me ha podido fallar, pero son cosas que nos humanizan mucho. En este sentido trabajó también compadeciéndome un poquito, diciendo ‘oye, daré lo que pueda dar, llegaré hasta donde pueda llegar’, y con esa tranquilidad también he aprendido a afrontar mi trabajo desde ese punto de simplemente querer disfrutarlo y no sufrir por ese momento en el que pueda caer en una vulnerabilidad extrema.

¿Te ha soltado la soledad o ahora estás excesivamente acompañada?

Creo que estoy un buen punto de la soledad ahora mismo porque, evidentemente, tengo contraste: puedo estar muy acompañada en unos momentos, en el escenario con un equipo maravilloso que me acompaña en toda esta gira, y luego vuelvo al hotel y estoy sola, pero creo que está bien ese equilibrio. La soledad que presenté como primer sencillo de este disco era una forma irónica de referirme a ella "cuánto me va a querer la soledad para no soltarme”, pero al final reconozco que le tengo cierto cariño, que a veces ayuda aunque otras se sienta más pesada y haya que aprender a convivir con ella.

¿Y como llevas el bullicio que acompaña a la fama? ¿Es la jauría de la que habla Dani Fernández?

Hay mucha felicidad y ese bullicio, esa jauría, es algo que estoy aprendiendo a valorar muchísimo porque ahí hay un valor humano muy grande. Cuando hay tanta gente delante, cuando hay tanta gente a la que le llegas... Que nunca nos olvidemos que son personas que te están regalando su tiempo, sean 3 minutos de una canción o sean 40 de un disco entero o una hora y media de todo el concierto. En todo ello, en la soledad por lo propio y en la jauría por lo ajeno, hay un componente humano muy grande y muy importante.

¿Aunque te sientas observada?

Yo no lo pienso desde la observación sino desde la compañía. Entonces, si se piensa que una está acompañada y no observada, creo que la vida puede ser un poquito más amable.

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Soy responsable de LIFE, esa sección en la que nos empeñamos en mostrar la cara amable de la actualidad, el lado hedonista de la vida, aunque no nos tapamos los ojos ante otras realidades.

 

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Como responsable de la sección trabajo mano a mano y coordino a redactores que saben mucho de música, moda, tendencias de consumo, cine, crónica social...


A mí me gusta escribir sobre salud, consumo, medioambiente y bienestar. Pero sobre todo, me gusta entrevistar a referentes culturales y sociales. Escritores, científicos, actores, periodistas... que tienen cosas que contar y mucho que aportar. O a lo mejor, no tienen nada que contar y poco que aportar, pero eso también es interesante.

 

Mi trayectoria

Soy periodista por vocación y devoción. Quise ser Julia Otero y hasta hubo un tiempo en el que aparecí en una lista de mujeres periodistas jóvenes más influyentes.

 

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Además, he presentado galas y libros, y he moderado mesas redondas.
Hace diez años que trabajo en El HuffPost donde entré para editar contenidos branded -y lo sigo haciendo-.

 


 

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