Pilar Eyre analiza el coqueteo de Macron con Kate Middleton durante el viaje del presidente francés a Reino Unido
"Cada vez que se reía, Macron entrecerraba los ojos sin poder ocultar su emoción".

Enmanuelle Macron y su esposa Brigitte Macron aterrizaron el pasado 8 de julio en Reino Unido en un viaje de estado en el que los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, desempeñaron un papel importante como anfitriones del presidente de Francia —en su primera visita desde 2008—.
Durante su estancia, que se prolongó hasta el 10 de julio, además de estrechar relaciones diplomáticas en lo que se considera una "nueva era de cooperación entre ambos países" desde el Brexit y el ascenso del partido laboralista, el presidente francés también fue protagonista por la cariñosa actitud que mostró hacia la princesa de Gales, Kate Middleton.
"Ya a su llegada, Emmanuel Macron causó sorpresa al saludar a la princesa de Gales con un beso en la mano . Algunos se preguntaron si el gesto iría contra el protocolo. Afortunadamente para él, no lo era", se puede leer en el medio femenino Madame Le Figaro. Pero al día siguiente, durante el banquete celebrado en Windsor, "el jefe de estado francés se permitió una familiaridad con Kate Middleton que sorprendió a más de uno. Mientras brindaba por la princesa de Gales, Emmanuel Macron le guiñó un ojo", señalaban en el mismo medio.
Esos gestos de complicidad no pasaron desapercibidos para la prensa francesa, pero tampoco para la internacional. Este miércoles, es la periodista y experta en casas reales, Pilar Eyre, quien analiza lo ocurrido desde su columna en la revista Lecturas, y ahonda en la actitud que Macron mostró hacia la duquesa de Gales durante ese banquete.
"Primero Macron le apartó galantemente la silla para que se sentara, y se quedó un rato detrás de ella con las manos apoyadas en el respaldo, muy concentrado, con las aletas de su nariz moviéndose nerviosamente, como tomando fuerzas", escribe la periodista, que tambien pone el foco en la respuesta de Kate Middleton a este 'coqueteo'. "Parecían musitar intimidades como si estuvieran solos en el mundo, únicamente interrumpidas por alguna discreta carcajada de Kate. Cada vez que se reía, Macron entrecerraba los ojos sin poder ocultar su emoción", señala.
