El pueblo de 'superhumanos' que se han desarrollado genéticamente para poder 'vivir' bajo el mar
Un ejemplo rotundo de cómo el entorno puede modelar la biología humana.

En las aguas del sudeste asiático vive un pueblo cuya relación con el océano ha despertado a partes iguales asombro científico y preocupación humanitaria: los bajau, conocidos popularmente como “nómadas del mar” o “gitanos del mar”. Se trata de una comunidad que ha desarrollado características físicas y culturales únicas como resultado de una adaptación excepcional a su entorno.
Durante generaciones los bajau han vivido en armonía con arrecifes y cayos del triángulo coralino, habitando principalmente entre Filipinas, Malasia e Indonesia y desplazándose en embarcaciones tradicionales llamadas ‘lepa lepa’ o estableciéndose en casas sobre pilotes. Su habilidad para bucear a grandes profundidades sin ayuda de equipos y su íntimo conocimiento del mar los han convertido en objeto de estudio científico.
Su existencia gira alrededor de la pesca manual: desde la observación de las corrientes hasta la lectura de las señales que el mar deja en la superficie, saben localizar y seguir cardúmenes con una precisión que resulta de siglos de práctica. Emplean herramientas y técnicas sencillas como lanzas, redes tejidas a mano y artes tradicionales de enmalle. Este modo de vida milenario los ha consolidado como una de las últimas culturas marítimas verdaderamente tradicionales.
Una adaptación fisiológica
Lo que revolucionó la atención científica fue un estudio genómico publicado en 2018 en la revista Cell y liderado por científicos de la Universidad de Copenhague y la Universidad de California. En dicha investigación se encontraron señales de selección natural en genes asociados al buceo y un rasgo fisiológico concreto: los bajau estudiados tienden a tener un bazo de mayor tamaño, una reserva de glóbulos rojos que puede ayudar a soportar la hipoxia durante inmersiones.
Los autores apuntan a variantes en genes como PDE10A y cambios en BDKRB2, vinculados respectivamente al control del bazo y a respuestas vasculares frente a la falta de oxígeno. En la práctica, esas adaptaciones permiten a los bajau sumergirse entre 60 y 70 metros, incluso superando en algunos casos los 80 metros, y aguantar hasta 13 minutos bajo el agua sin equipo de buceo, cifras que superan ampliamente las capacidades de la mayoría de personas no entrenadas.
Para los investigadores, este hallazgo es un ejemplo impresionante de cómo el entorno puede modelar la biología humana. Sin embargo, estos ‘superhumanos’ están en peligro, ya que la pesca industrial, las regulaciones gubernamentales y la degradación de los arrecifes amenazan su forma de subsistencia. Frente a esto, los especialistas subrayan la necesidad de enfoques que integren conservación ecológica, respeto a los derechos y participación comunitaria con el fin de preservar el entorno y las formas de vida que origina.
