Muchos se habrán preguntado por qué el pulgar tiene dos huesos y el resto de dedos tres: se debe a una cuestión de adaptación
Es el resultado de un largo proceso evolutivo.
El cuerpo humano está lleno de curiosidades que, a menudo, pasan desapercibidas. Una de ellas se encuentra justo en uno de los dedos de nuestras manos, concretamente en el pulgar, ese dedo que se diferencia del resto fisicamente y que nos permite agarrar, escribir o coger objetos con precisión.
Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué este dedo es tan diferente al resto? Mientras los demás tienen tres huesos o falanges, el pulgar solo tiene dos. Y esta diferencia no es casualidad, sino el resultado de un largo proceso evolutivo que cambió para siempre la forma en que los humanos interactúan con el mundo.
Millones de años de historia
Según el portal científico SOHA, la explicación de esta peculiaridad se encuentra en nuestros antepasados simios, que vivían en los árboles y utilizaban tanto las manos como los pies para desplazarse y buscar alimento.
En esa época, los pulgares de las manos y los pies estaban opuestos a los otros dedos, lo que les permitía agarrarse a las ramas con firmeza. Esta disposición anatómica fue esencial para su supervivencia, ya que les daba equilibrio y seguridad al moverse entre los árboles.
Sin embargo, con el paso del tiempo, los primeros homínidos comenzaron a descender de los árboles y a adaptarse a una vida en el suelo. Al adoptar una postura erguida y caminar sobre dos piernas, las manos dejaron de ser necesarias para trepar y pasaron a desempeñar otras funciones más complejas como fabricar herramientas, cazar, cocinar o comunicarse mediante gestos. Fue entonces cuando la evolución dio forma al pulgar tal como lo conocemos hoy.
Perfecto para la precisión y la fuerza
A simple vista, podría parecer que tener menos articulaciones limitaría el movimiento del pulgar, pero en realidad sucede todo lo contrario. Si el pulgar tuviera solo una, sería rígido y poco funcional; y si tuviera tres, como el resto de los dedos, sería demasiado largo, débil y difícil de controlar.
Con dos huesos, en cambio, logra un equilibrio perfecto entre estabilidad, movilidad y fuerza. Gracias a esta estructura, el pulgar puede oponerse a los otros dedos, permitiendo una amplia variedad de movimientos que van desde sostener un lápiz o un teléfono móvil hasta abrochar un botón o abrir una botella.
Es esta capacidad de oposición lo que distingue a los humanos de la mayoría de los animales y lo que ha hecho posible el desarrollo de herramientas y tecnologías a lo largo de la historia.
Una destreza única
Cada dedo tiene tres falanges (distal, media y proximal), excepto el pulgar, que solo cuenta con la proximal y la distal. Esta diferencia, junto con los músculos, tendones y ligamentos que lo acompañan, permite una destreza única que ninguna otra especie posee.
El resultado es una herramienta biológica que combina fuerza, flexibilidad y precisión. Desde encender un fuego en la prehistoria hasta escribir en un teclado o tocar un instrumento en la actualidad, el pulgar ha sido un gran avance en el progreso humano.