Ni 30 ni 45 minutos a la semana, hay un tiempo mínimo de ejercicio que puede ralentizar el cáncer
Un nuevo estudio asegura que el hecho de practicarlo de forma regular puede reducir la progresión de esta enfermedad.

Un nuevo estudio asegura aunque hagamos realmente poco ejercicio a la semana, el hacerso siempre nos va a aportar algún beneficio. En concreto, los investigadores afirman que "existen pruebas convincentes de que la actividad física desempeña un papel clave en la reducción del riesgo de muerte por cáncer, pero las pruebas no son tan concluyentes en cuanto a su papel en la progresión de la enfermedad". En concreto, se refieren al cáncer.
Y es que han confirmado que la actividad física regular antes de un diagnóstico de cáncer puede reducir los riesgos tanto de progresión de una enfermedad como de muerte, según afirman en las conclusiones de este estudio, realizado por especialistas de la Universidad del Witwatersrand (Sudáfrica) y publicada en la revista cientítica British Journal of Sports Medicine.
Esta investigación ha sido realizada mediante el análisis de los datos del estudio Discovery Health Medical Scheme (DHMS), que está vinculado al programa de promoción de la salud Vitality. Éste se realizó entre 2007 y 2022 con un total de 28.248 personas de este programa, que eran pacientes de cáncer y de los que disponían datos completos de actividad física del año anterior al diagnóstico.
En él se considera que los niveles de actividad física en el año anterior al diagnóstico eran bajos si realizaron 60 o menos minutos semanales y moderados a altos, si fueron de 60 o más minutos semanales. Y, teniendo en cuenta factores como la edad, el sexo, la posición económica y social, y las enfermedades coexistentes, concluyeron que las tasas de progresión del cáncer y de muerte por cualquier causa, fueron menores entre los que practicaron actividad física el año anterior al diagnóstico.
Además, las probabilidades de progresión de la enfermedad fueron un 16% menores entre los que habían realizado niveles bajos de actividad física el año anterior que entre los que no habían registrado ninguna actividad física, mientras que las probabilidades entre los que habían realizado niveles de moderados a altos eran un 27% menores.
Del mismo modo, las probabilidades de muerte por cualquier causa eran también un 33% menores entre los que habían realizado niveles bajos de actividad física en comparación con los que no habían registrado ninguna, y un 47% menores para los que habían conseguido niveles de moderados a altos.
Aparte, dos años después del diagnóstico, la probabilidad de que el cáncer no progresara entre quienes no habían registrado actividad física alguna el año anterior al diagnóstico era del 74%, frente al 78% y el 80%, respectivamente, de los que habían alcanzado niveles bajos y moderados a altos de actividad física. Es decir, aunque la probabilidad de progresión de la enfermedad aumentaba con el paso del tiempo, seguía siendo menor para quienes habían registrado algún nivel de actividad física.
Las probabilidades equivalentes de supervivencia a los tres años del diagnóstico fueron del 88%, 92% y 94%, respectivamente. Y a los 5 años pasó a ser del 84%, 90% y 91%, respectivamente.
Ahora bien, los investigadores reconocen que no pudieron tener en cuenta otros factores como el tabaquismo y el consumo de alcohol, y que los datos sobre el peso eran incompletos. Sin embargo, sugieren que existen varias explicaciones biológicas para los resultados. La principal es el modo en que la actividad física refuerza la inmunidad al aumentar el número de células asesinas naturales, linfocitos, neutrófilos y eosinófilos.
Otra cuestion que han destacado es que la actividad física también puede reducir el riesgo de progresión de cánceres sensibles a las hormonas, como el de mama y el de próstata, al regular los niveles de estrógeno y testosterona, concluyeron.