Investigaciones pasadas revelaron que los refrescos dietéticos pueden ser más dañinos para nuestro organismo que el alcohol porque la mayoría de las veces es el aspartamo, un edulcorante artificial que sustituye al azúcar y que está considerado por la OMS como cancerígeno.

Además, estudios de 2017 demostraron que, como el aspartamo atraviesa la barrera hematoencefálica, provocando neuroinflamación y cambios estructurales en el hipocampo y la corteza prefrontal, el consumo regular de estas bebidas acelera el envejecimiento cerebral y reduce significativamente el volumen de materia gris. 

"Nuestros hallazgos sugieren un riesgo hasta tres veces mayor de accidente cerebrovascular isquémico, donde los vasos sanguíneos del cerebro se obstruyen y demencia por enfermedad de Alzheimer, la forma más común de demencia", señalaba Matthew Pase, investigador del Departamento de Neurología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston (BUSM), autor de uno de estas investigaciones.

"Las mujeres, los adultos mayores y los cerebros en desarrollo son especialmente susceptibles a estos efectos. Alternativas, como el agua con sabor natural y las infusiones de hierbas, ofrecen opciones de hidratación más seguras para quienes se preocupan por la salud cognitiva a largo plazo", afirman en el medio lituano smlpc.lt.