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Soledad no deseada, el daño invisible de las olas de calor: qué hacer para prevenirla o paliarla en los demás y en uno mismo

Soledad no deseada, el daño invisible de las olas de calor: qué hacer para prevenirla o paliarla en los demás y en uno mismo

El verano acentúa el aislamiento involuntario, sobre todo en grandes ciudades y en personas con falta de recursos o sin amistades, según el Observatorio Estatal SoledadES.

Imagen de recurso de una mujer en su casa.
Imagen de recurso de una mujer en su casa.Getty Images

Vacaciones. Viajes con amigos, visitas a familiares, barbacoas, tomar algo en una terraza, actividades en grupo que no hay oportunidad de practicar en otros momentos del año... Mientras para algunas personas el verano equivale a su momento álgido de vida social, para otras personas supone todo lo contrario, puesto que su aislamiento y soledad se acentúan.

Lo avisan desde el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES), impulsado por Fundación ONCE: si el verano puede acentuar el aislamiento involuntario, las olas de calor incrementan los riesgos asociados a la soledad no deseada, especialmente para miles de personas que viven sin compañía, especialmente mayores.

"El calor nos afecta a todos los niveles, tanto el biológico como en nuestro estado de ánimo", señala Juan Vela, coordinador de contenidos del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada. A recomendaciones que son necesarias para no sufrir golpes de calor, como son las de no salir en las horas de temperaturas más extremas (y, por tanto, aislarse en casa), se suma el contexto de las vacaciones. "Nuestro entorno próximo ha desaparecido, está fuera. Esto le suele pasar a los colectivos más vulnerables. Estamos hablando de personas mayores, con discapacidad, aunque también podríamos hablar de personas sin hogar o que habitan en infraviviendas, o incluso migrantes recién llegadas que todavía no tienen redes comunitarias", enumera.

Según una encuesta de SoledadES, el verano es mala época para quienes se sienten solos, ya que el 12,4% dice acusar más este sentimiento en los meses estivales que en otros momentos del año.

El verano es mala época para quienes se sienten solos, ya que el 12,4% dice acusar más este sentimiento en los meses estivales

En cuanto a qué factores pueden intervenir en sentirnos más o menos solos, Vela empieza mencionando el aislamiento involuntario: "El vivir solos por obligación porque, por ejemplo, mi situación familiar me hace que ahora ya no tenga hijos o no los tuve; no tener familiares cercanos; vivo solo, pero me gustaría hacerlo con otras personas...". En concreto, según el Barómetro de la Soledad no Deseada 2024, el porcentaje de personas que se sienten solas es el doble entre quienes viven sin compañía (34,5%) y alcanza el 62,2% si esta opción de vida no es elegida.

“También es curioso cómo afecta según el tamaño de donde vives. Las personas mayores se sienten más solas en las grandes urbes", destaca. Yendo al dato, la prevalencia de la soledad no deseada en mayores de 65 años se eleva del 12,7% en los municipios de hasta 20.000 habitantes al doble (25,1%) en las grandes ciudades.

Esto entronca con que la soledad pueda agudizarse en vacaciones, porque el entorno se marcha "y la ciudad no es amigable". Ahí también tiene que ver la situación económica, "cuando no tienes la posibilidad de acceder a recursos de pago o irte unos días". "Y es una situación que las personas mayores, con las pensiones que hay, pues suelen vivir bastante", apostilla.

No hay que perder de vista tampoco que, según sus datos, las personas que perciben que tienen menos amistades de las que desearían presentan una mayor prevalencia de soledad (41,9% frente al 10,3%), lo que se ve también, aunque en menor medida, en quienes disfrutan de menos relaciones familiares de las que les gustaría (35,3% y 13,4%, respectivamente).

"La soledad no es un lujo emocional, es un factor de vulnerabilidad que es estructural"

Desde el Observatorio piden incluir el fenómeno de la soledad no deseada como factor de vulnerabilidad en los planes de prevención de emergencias climáticas. "Es imprescindible", recalca Vela, que apunta que puede llegar a prevenir fallecimientos.

“Tal vez el estar pendiente de las personas cercanas que podamos ayudaría a evitar una parte de estos fallecimientos. La soledad no es un lujo emocional, es un factor de vulnerabilidad que es estructural”, subraya. Piden a las administraciones protocolos de identificación y seguimiento de las personas más vulnerables a la soledad y al calor y reforzar los servicios sociales, comunitarios y sanitarios.

Animan también a fomentar el voluntariado vecinal, que "las personas que nos quedamos en las ciudades hagamos esa labor de saber qué vecinos tengo cerca y poder hacerles una llamada". "Esto es tan sencillo como que a veces una llamada, una presencia, puede salvar vidas", remacha. Para él, es "muy interesante” sensibilizar a la ciudadanía desde las administraciones y hacer campañas “que apuesten por el trato humanizado y las relaciones para evitar el aislamiento", así como para hacer las ciudades más amigables.

"Esto es tan sencillo como que a veces una llamada, una presencia, puede salvar vidas"

"Entre todos tenemos que sensibilizarnos también", reflexiona Vela. "Llamar, pasar, asomarte, hacerte el encontradizo...", alienta. "Un poco hacer como una especie de red de vigilancia comunitaria, para que en cada zona próxima que te encuentres aliviar el calor con la relación afectiva", agrega.

En el caso de que uno mismo detecte que se encuentra solo, anima a protegerse en el domicilio del calor, hidratarse bien y seguir todos los consejos de salud, pero también por ejemplo a coger el teléfono y llamar a familiares o amigos y preguntarles por el verano, cómo están y cómo se sienten para sentirse acompañado en la medida que se pueda.

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Tengo el honor de ser la redactora jefa en El Huff. ¿Qué quiere decir esto? Que coordino el día a día de las secciones, los enfoques de esa mirada Huff que intentamos ponerle a la actualidad y las coberturas. En lo personal, que me lo paso muy bien.

 

Sobre qué temas escribo

Durante una década he estado enfocada en temas de cultura, estilo de vida y salud mental. Desde la pandemia, en El Huff hemos puesto mucho enfásis en esto último, con temas duros pero necesarios, como son la prevención del suicidio o la soledad no deseada, hasta qué es la felicidad y cómo alcanzarla. También he moderado los encuentros en directo Con la salud en mente, en los que trasladábamos a expertos en salud mental preguntas de los lectores sobre temas concretos, como ansiedad, duelo perinatal, problemas para dormir o relaciones tóxicas.

 

Mi trayectoria

Nací en Valladolid y ya de pequeña jugaba a hacer entrevistas y me inventaba mis propias revistas, así que estaba claro. Me licencié en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y en 2007 me estrené como becaria en la web de Cinco Días, justo cuando empezaba a estallar la crisis financiera de 2007, así que fue el mejor lugar para aprender. Durante cuatro años estuve en la Cadena SER, donde dos años hice información local en antena, en Radio Madrid, y otros dos fui redactora en CadenaSER.com. Tras dos años en Terra, donde estuve al frente del fin de semana y formé parte del equipo de portada, en 2014 entré en El Huff. Desde entonces y hasta julio de 2025 he estado vinculada a la sección de Tendencias, que ahora es LIFE. Me encanta leer y no entiendo la vida sin bailar.

 


 

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