Soy técnica en nutrición y estos son 5 malos hábitos que pueden afectar al desarrollo de tus hijos
Esta experta advierte que pueden dificultar el desarrollo saludable de los niños y da pautas sobre cómo abordarlos sin prohibiciones ni miedos.

Hay hábitos alimentarios que pueden dificultar el desarrollo saludable de tus hijos (y cómo abordarlos sin prohibiciones ni miedos), lo que puede afectar, entre otras cuestiones, a su crecimiento. "En el mundo actual, la preocupación por la alimentación infantil está más presente que nunca", resalta la técnica superior en Nutrición y Dietética Ana Luzón. "Pero entre etiquetas alarmistas, listas negras de alimentos y consejos contradictorios, muchas familias se sienten desbordadas. Como profesional de la nutrición, quiero aportar claridad desde un enfoque respetuoso, flexible y libre de juicios", advierte.
Así que esta experta asegura que "no se trata de señalar 'alimentos malos', sino de entender qué prácticas o elecciones mantenidas en el tiempo pueden interferir en el bienestar físico y emocional de los niños… y cómo mejorar sin caer en el miedo ni en la rigidez". Y, a continuación, cuenta qué puede interferir en el crecimiento y desarrollo saludable.
Lo primero que puede interferir en ello es "un entorno donde hay comida, pero poca nutrición", advierte Luzón. "Alimentos ultraprocesados ricos en azúcares, grasas refinadas o aditivos no son 'veneno', pero sí desplazan a los alimentos que realmente nutren. Si predominan en la dieta diaria, puede haber déficits en hierro, calcio, omega-3, vitamina D o fibra", explica. En estos casos, lo que hay que hacer, prosigue la nutricionista, "no es prohibir, sino de ofrecer alternativas reales y accesibles: frutas en lugar de zumos, yogur natural frente a postres lácteos, snacks caseros en lugar de galletas empaquetadas".
El segundo riesgo es "el uso frecuente de alimentos como premio o castigo", prosigue la experta. "Cuando asociamos la comida con “portarse bien” o “portarse mal”, estamos reforzando una relación emocional distorsionada. Esto puede dificultar la autorregulación del apetito en la edad adulta. En estos casos, lo que puedes hacer es valorar otras formas de reconocimiento y normaliza todos los alimentos sin cargarles de moralidad. El helado es helado, no un premio. Las lentejas son lentejas, no un castigo".
Otra cuestión que puede interferir en el buen desarrollo de los niños son las pocas oportunidades de experimentar y decidir. "Presionar para que terminen el plato o imponer reglas rígidas (como no levantarse hasta acabar todo) puede provocar rechazo, aversión o desconexión con las señales de hambre y saciedad. Así que, en estos casos mi consejo es que respetes el apetito. Tú decides qué se ofrece, ellos deciden cuánto y si comen. Esta es la base del enfoque conocido como 'alimentación autorregulada'"
También pueden interferir los "modelos adultos en conflicto con la comida o el cuerpo", destaca la nutricionista. Es decir, "los niños aprenden por imitación y, si en casa se vive la comida con culpa, se habla mal del cuerpo o hay dietas constantes, es fácil que interioricen el miedo a comer o a engordar". Su consejos sobre qué hacer es estos casos es: "Sé un modelo de calma, variedad y flexibilidad. No hace falta ser perfecto, sino coherente", aconseja Ana Luzón.
Y, finalmente, está la "falta de estructura y de presencia en las comidas". La técnica en dietética lo explica: "Comer frente a pantallas, a deshoras o sin compañía habitual puede hacer que el acto de comer se desconecte de lo fisiológico y emocional. Lo que puedes hacer es intentar recuperar, al menos una vez al día, una comida en calma y en familia, aunque sea breve. El contexto es tan importante como el contenido del plato", recuerda.
Así que, en resumen, Ana Luzón destaca que recordemos que "no hay alimentos prohibidos, pero sí elecciones que, si se repiten de forma constante y sin conciencia, pueden dificultar el desarrollo saludable". "Como madres, padres o personas cuidadoras, no necesitamos más culpa, sino más información, más opciones y más apoyo", concluye.