La lucha por la autenticidad en la era digital

En el cuarto capítulo de Titania, el podcast de Banco Santander y Podium Podcast, se explora la importancia de proteger nuestra identidad en el mundo digital, donde los riesgos van mucho más allá de lo que solemos imaginar. En esta era conectada, entender conceptos como las frases de seguridad entre personas de confianza, la suplantación de identidad y los deepfakes es clave para protegernos frente a engaños cada vez más sofisticados.

A lo largo del episodio, vemos cómo Alicia y su equipo utilizan frases de seguridad compartidas para asegurarse de que realmente están comunicándose entre ellos en todo momento. Suelen cambiarla periódicamente para reducir el riesgo causando por la costumbre. Este método, en el que ambas personas verifican su identidad mediante una frase acordada, es una forma sencilla de asegurarse de que hablamos con quien creemos, y es una práctica que cualquiera de nosotros puede aplicar con nuestros contactos de confianza. Este tipo de autenticación, basada en el factor humano, o Human Factor Authentication, refuerza la seguridad en situaciones en las que es importante evitar que terceros se hagan pasar por alguien de nuestro entorno. Pero esta práctica no es nueva sino que, ahora con el deepfake, ha aumentado la facilidad de imitar la voz de un conocido y esto hace que debamos fiarnos también de la autenticidad del factor humano.

Este capítulo gira mucho alrededor de la amenaza constante de la suplantación de identidad y es que, en la vida real, es algo que también ocurre a través de correos y mensajes que parecen legítimos. Protegernos de estos engaños no tiene que ser complicado: por ejemplo, activar la autenticación en dos pasos en nuestras cuentas añade una capa de seguridad que dificulta el acceso no autorizado, incluso si alguien consigue nuestra contraseña. Porque si además repites contraseñas, es probable que teniéndola puedan acceder a varios sitios a la vez.

La amenaza de los deepfakes: cuando lo que ves o escuchas no es real

Los deepfakes, que desde el primer momento han sido parte del ADN de Titania, son contenido digital creado mediante el uso de Inteligencia Artificial (imágenes, vídeos o audios) que son tremendamente reales y que pueden ser utilizados para fines maliciosos y causar graves perjuicios, dada la dificultad para detectar s u veracidad.

En este episodio está muy presente cuando los personajes descubren cómo Titania pudo utilizar esta técnica para imitar voces o imágenes de personas para engañarlos y desencadenar una escena con mucha acción en “La Jaula”. En un mundo donde confiar en lo que vemos y oímos en línea ya no es seguro, es importante que podamos desarrollar una mentalidad crítica y de no creer ciegamente en información que parece demasiado conveniente o creíble.

La buena noticia es que tenemos todavía muchas oportunidades de tener el control de nuestra vida online porque la ciberseguridad no tiene por qué ser complicada y con buenos hábitos digitales podremos estar tranquilos.

Cómo protegernos en el mundo digital

• Activa la autenticación en dos pasos en todas tus cuentas importantes. Esta medida de seguridad añade una capa extra de protección que es fácil de usar.

• Crea frases de seguridad con tus contactos de confianza. Una simple frase que solo tú y otra persona conozcan puede ser un buen “truco” para verificar que realmente estás hablando con la persona correcta.

• Desconfía de mensajes o llamadas inusuales. Si algo parece fuera de lugar o demasiado urgente, tómate un momento para verificar la fuente, especialmente si te piden información personal.

ALICIA ¡Ah! Por cierto. “En el jardín de noche, los sueños bailan al son de los cascabeles".

SANDRA: ¿La nueva frase?

CARLOS: ¿Qué es eso de... los cascabeles?

ALICIA Es... la nueva frase de verificación. De la Jaula no salimos mucho, pero cuando lo hacemos, a veces necesitamos llamarnos. Héctor propuso que tengamos una frase de verificación que vamos cambiando. Como una contraseña, para asegurarnos de que somos nosotros.

CARLOS: Muy inteligente.

ALICIA: Sí. Y además, de paso, parecemos espías.