El "destino mágico" no muy lejano a España que descubrieron dos cazadores por accidente
Se sitúa a 45 metros de profundidad.

Más allá de los reclamos turísticos de Lisboa, a poco menos de una hora, se esconde un destino calificado por muchos como "mágico" que suele pasar desapercibido especialmente para aquellos que visitan la capital portuguesa durante el verano. Esto se debe a que en invierno el nivel del agua baja hasta la cueva, llamada Cueva da Moeda, ubicada en São Mamede, una feligresía en el municipio de Batalha (Portugal).
En este enclave, según su perfil de Instagram, se puede conocer el "verdadero poder de la naturaleza". Cuenta con 45 metros de profundidad y según destacan en la página turística de esta cueva, "cada detalle es una obra maestra esculpida por el tiempo. Formado gota a gota, a lo largo de miles de años por la paciente acción del agua. Es una aventura sensorial".
Lo curioso de esta cueva, además de la leyenda que le da nombre como "cueva de las monedas", es su origen. Fue descubierta en 1971 dos cazadores que se encontraban persiguiendo a un zorro que se adentró en la cueva.
Según la web del destino turístico, "durante varios meses el local fue siendo explotado por los dos hombres, permitiendo el descubrimiento de varias galerías que posteriormente serían de interés científico y turístico y que hoy forman parte del área visitable de la cueva y que fue confirmado por geólogos y espelólogos".
Su nombre viene de una leyenda local que cuenta que un hombre muy rico de la zona cayó en la cueva huyendo de dos ladrones que le perseguían intentando quitarle su saco de monedas de la cintura, cayéndose estas monedas por el precipicio.
Originada en el periodo Jurásico medio, la extensión visitable de la cueva es de más de 350 metros y cuenta con distintas salas como el Lago de la Felicidad, la Sala del Nacimiento, la del Pastor, la Cascada, la Cúpula Roja, la Marítima, la Capilla Imperfecta, la Bóveda Roja y la Fuente de las Lágrimas.
Todas ellas con numerosas formaciones de estalactitas y estalagmitas y con una temperatura estable en su interior de 18 grados durante todo el año.
Las visitas a las cuevas duran aproximadamente 1 hora y 30 minutos y la entrada cuesta 9 euros para adultos y cinco euros para niños entre 5 y 12 años. El precio incluye la visita a las diferentes salas, entrada al centro de interpretación creado en 2009 y degustación de un licor exclusivo y una tarta regional.