El pueblo blanco español al nivel de los rincones de las listas griegas

El pueblo blanco español al nivel de los rincones de las listas griegas

Se trata de una localidad valenciana, situada en la costa mediterránea, a medio camino entre Calpe y Benidorm.

Altea, en AlicanteCristina Arias

Sus fachadas blancas adornadas con flores de todos los colores van quedando atrás. Entonces, comenzarás a adentrarte en sus estrechas y empedradas calles. De este pueblo, localizado a orillas del Mediterráneo, destacan sus dos cúpulas azules. Ambas, elaboradas a base de cerámica, pertenecen a la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo. Y, aunque esta descripción parece propia de un pueblo de la costa griega, se trata de Altea.

Esta localidad se encuentra en Alicante, a medio camino entre Calpe y Benidorm. Y su encanto turístico, sumado a la playa y el sol, hacen de este municipio un destino que nada tiene que envidiar a la isla griega de Santorini. Además, ofrece planes de lo más variados que encantarán tanto a los amantes del mar como a los que prefieren la montaña. Y no sólo eso. Su casco histórico cautivará a los apasionados del arte.

Qué ver en Altea

Dejando la costa y sus edificaciones blancas atrás, podrás adentrarte en un casco histórico marcado por la presencia árabe en la región. Por lo tanto, las estrechas y empinadas calles adoquinadas serán las que te guíen hasta el núcleo histórico de la ciudad. Allí, podrás encontrar la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo.

Es, de acuerdo al portal de Turismo de la Comunidad Valenciana, "uno de los templos religiosos más singulares de la Costa Blanca". El origen del edificio data de principios de siglo XVI. Y, aunque la versión que ha llegado a nuestros días se edificó entre 1900 y 1910, han mantenido el estilo neobarroco. Su interior es blanco con motivos dorados. Y sus dos cúpulas de cerámica azul y blanca destacan en el skyline de la localidad.

Sus calas escondidas

Otro de los atractivos turísticos de Altea son sus playas, como la Cala del Mascarat, La Roda o L'Olla. Estas, además, no son de arena, como ocurre en gran parte de las costas españolas. Son de cantos rodados.

Además, algunas de las calas de este municipio se encuentran resguardadas por los acantilados. Por lo tanto, pasar una jornada en ellas puede resultar espectacular. Especialmente, si la temperatura y la brisa mediterránea acompañan. Asimismo, se puede disfrutar en ellas de un ambiente tranquilo, advierten desde el portal, "ya que no están muy masificadas".

Planes de montaña

Para los que prefieran un turismo más aventurero, también pueden encontrar su opción favorita de ocio en Altea. La localidad se encuentra separada de las comarcas de la Marina Alta y la Marina Baixa por la Sierra de Bèrnia. A lo largo de la misma, al igual que en el Parque Natural de la Serra Gelada, se puede disfrutar de múltiples travesías en las que hacer senderismo.