El pueblo situado a más de 3.600 metros de altitud que cuenta con el mayor desierto de sal del mundo
Apenas cuenta con unas centenas de habitantes.
En todo el mundo existen rincones que trascienden cualquier fotografía, lugares cuya magia solo se comprende al estar allí, respirando su aire y contemplando su paisaje con tus propios ojos. Son destinos que invitan a emprender el viaje e ir más allá de la pantalla para poder vivir en primera persona lo que ninguna imagen puede capturar. En esta línea, en el altiplano boliviano se alza un enclave que deja a todos sus visitantes con la boca abierta.
Estamos hablando de Colchani, un modesto pueblo de la provincia de Quijarro situado a unos 3.674 metros sobre el nivel del mar y a unos 20 kilómetros de la ciudad de Uyuni. La localidad se encuentra rodeada por el Salar de Uyuni, el mayor desierto de sal del mundo, y apenas reúne a unas centenas de habitantes cuyos oficios giran en torno a la sal y al visitante que llega desde todo el mundo.
El Salar de Uyuni se extiende por más de 10.500 kilómetros cuadrados y se ubica en el altiplano andino, consolidándose como uno de los escenarios naturales más extremos y sobrecogedores del planeta. El suelo conforma un mosaico geométrico perfecto de hexágonos naturales que se extiende por el horizonte de la estación seca y actúa como un espejo perfecto durante la temporada de lluvias, cuando una fina lámina de agua duplica el cielo y transforma el horizonte.
La sal: el centro de todo
La extracción de sal es una actividad ancestral en Colchani. Durante generaciones, sus habitantes han cortado, apilado y transportado bloques que luego se procesan y comercializan, una tarea artesanal que continúa siendo pilar de la economía local a pesar del auge del turismo. Además de la sal, la comunidad combina la producción agrícola de alta montaña, como la quinua, y la venta de artesanías para complementar los ingresos.
El pueblo funciona como puerta de entrada para quienes visitan el salar, ya que en Colchani hay pequeños talleres y un museo dedicado a la sal y la llama. Además, desde aquí se organizan excursiones hacia las islas salinas, campos de cactus gigantes y hospedajes peculiares construidos con bloques de sal. Entre ellos, destaca el Palacio de Sal, un complejo turístico construido íntegramente con sal y ubicado en las orillas del salar.
Pese a su atractivo, Colchani hace frente a los retos propios de una comunidad de altura: condiciones climáticas severas, servicios básicos limitados en algunas zonas y la necesidad de equilibrar la conservación del paisaje con una actividad turística creciente. Por ello, las autoridades insisten en llevar a cabo un turismo responsable que respete tanto el entorno como las tradiciones vinculadas a la sal.