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En un bosque de Suecia ofrecen un alojamiento completamente gratis, pero hay que tener mucho ojo con el ruido

En un bosque de Suecia ofrecen un alojamiento completamente gratis, pero hay que tener mucho ojo con el ruido

El turismo de silencio llega a otro nivel: un refugio gratuito en medio del bosque de Skåne donde no se puede superar los 45 decibelios.  

Una caballa de madera en Suecia.
Una caballa de madera en Suecia.Getty Images

El silencio, en Suecia, no solo se respeta: se mide. En la provincia de Skåne, al sur del país, una pequeña casa de madera ofrece alojamiento gratuito a quienes estén dispuestos a pasar tres días sin hablar alto, sin teléfono y sin un solo ruido que rompa la calma del bosque. La regla es sencilla: no se puede superar el límite de 45 decibelios. En la práctica, eso significa hablar en tono bajo, olvidarse de los vídeos virales y aceptar que cualquier carcajada puede salir cara.

La iniciativa parte de Visit Skåne, el organismo turístico de la región, que ha querido convertir el silencio en reclamo. Su portavoz, Josefine Nordgren, lo explica sin rodeos: “La idea es desconectar de verdad, dejar que el silencio haga su trabajo”. Al llegar, los huéspedes deben entregar el móvil y aceptar las condiciones de un espacio completamente libre de pantallas. El objetivo no es sobrevivir al silencio, sino experimentarlo.

El interior de la cabaña, de apenas ocho metros cuadrados, incluye una cama doble, un pequeño fogón y lo justo para pasar tres días de retiro. El baño está fuera, y no por casualidad. “Es para mantener el silencio también ahí”, comenta Nordgren con media sonrisa. A pocos metros, un discreto medidor de decibelios registra el nivel de ruido. Nadie escucha a los huéspedes, pero el dispositivo envía señales si el volumen sube más de lo debido. “Si alguien hace demasiado ruido y no lo corrige, tendrá que marcharse. Es parte del acuerdo”, añade.

La pregunta, inevitable, es si un simple estornudo o un ronquido pueden ser motivo de expulsión. “No, claro que no. Son cosas normales, picos que forman parte de la vida”, matiza la responsable. El espíritu del proyecto no es punitivo, sino pedagógico: demostrar hasta qué punto resulta difícil volver al silencio en un mundo saturado de estímulos.

En Skåne lo tienen claro. La mayoría de turistas que llegan desde Alemania, Dinamarca o los Países Bajos lo hacen buscando precisamente eso: descanso, desconexión y la posibilidad de escuchar algo distinto a sus notificaciones. “Muchos visitantes proceden de lugares donde la vida cotidiana está llena de ruido. Aquí quieren encontrar calma, tanto la del entorno como la que uno mismo crea al dejar de hacer ruido”, explica Nordgren.

La campaña forma parte de un plan para dar visibilidad a la región más meridional de Suecia, eclipsada habitualmente por Estocolmo o las zonas de montaña. “Estamos más cerca de los visitantes europeos, pero suelen pasar de largo. Tenemos playas, bosques, pueblos preciosos y una tranquilidad que ya casi no existe”, resume. De ahí la apuesta por el turismo sensorial: mostrar que el silencio puede ser una experiencia en sí misma.

La convocatoria, abierta este mes, ha desbordado las previsiones. Centenares de personas de todo el mundo se inscribieron enviando un vídeo para optar a una de las tres plazas disponibles. No solo llegaron solicitudes desde Europa, también desde Egipto, Estados Unidos o Nueva Zelanda. Los seleccionados disfrutarán del alojamiento sin coste alguno, aunque se espera de ellos respeto absoluto por las normas del retiro.

Durante su estancia podrán participar en ejercicios de meditación, paseos guiados y actividades pensadas para “escuchar de otra manera”. No hay obligación de estar callado todo el tiempo, pero sí de mantener el espíritu del silencio. “Queremos que comprendan la diferencia entre no hablar y estar en calma”, señala Nordgren.

En una época en la que el descanso se mide en gigas desconectados y en minutos sin mirar el móvil, Skåne propone algo más radical: una experiencia sin ruido, sin pantallas y, sobre todo, sin excusas. Y aunque la estancia sea gratuita, el aprendizaje es impagable. En 2025, callar se ha convertido en el nuevo lujo.