La casa más grande del mundo tiene 170 habitaciones y vive una familia de 4 personas: "Es fácil dejarse cautivar por la grandeza, pero este es nuestro hogar"
Cuenta con jardines, un campo de golf y un antiguo pozo escalonado.
Para muchos, el hogar ideal está ligado al espacio: habitaciones amplias, jardines interminables y la sensación de que nunca faltará sitio. Sin embargo, lo que para la mayoría es un simple sueño, para una familia en la India es una realidad llevada a una escala casi inimaginable. Allí, entre salones históricos y pasillos que parecen no terminar, se encuentra la casa más grande a nivel mundial, un lugar donde la grandiosidad arquitectónica convive con la vida cotidiana.
En un rincón de Gujarat se alza una construcción que desafía la idea moderna de “hogar”: el Palacio Lakshmi Vilas, la que hoy es considerada la residencia privada más grande del mundo. Con una superficie de 30,5 millones de pies cuadrados, aproximadamente 2,8 millones de metros cuadrados y cerca de 170 habitaciones, el conjunto sirve de hogar para la familia Gaekwad y, además, funciona como un escenario cultural abierto al público en ocasiones.
Construido a finales del siglo XIX por encargo del maharajá Sayajirao Gaekwad III y completado en 1890, el palacio es un ejemplo destacado del estilo indo-sarraceno: torres, cúpulas y ornamentación que mezclan motivos indios, mogoles y detalles europeos. “Es fácil dejarse cautivar por la grandeza. Pero este es nuestro hogar”, declaró Radhikaraje Gaekwad en una entrevista con Architectural Digest.
Abierto a la vida pública
El diseño original se atribuye al arquitecto británico Major Charles Mant y fue rematado por Robert Fellowes Chisholm durante la obra. El complejo incluye, además de salones y alas residenciales, diversos jardines, un campo de golf y un antiguo pozo escalonado de la época mogol. Aunque su impresionante escala resulta sobrecogedora, en el día a día el palacio funciona como una casa familiar.
El núcleo que habita la residencia, formado por el maharajá Samarjitsinh Gaekwad junto a su esposa, Radhikaraje, y sus dos hijas, mantiene la vida privada dentro de un ala familiar, mientras que otras áreas se usan para eventos culturales y visitas controladas. Entre los espacios más llamativos están el Salón Haathi, un vestíbulo azul y dorado concebido para que el monarca pudiera descender directamente del elefante al salón; y el Salón Durbar, con suelos con mosaicos venecianos, vidrieras belgas y techos lacados al estilo mogol.
El inmueble llegó a incorporar, para su época, tecnologías modernas como ascensores y sistemas de ventilación que lo convirtieron en una muestra de modernidad durante la era del Raj. En los últimos años la familia ha abierto parte del palacio a la ciudadanía y a la vida pública, celebrándose festivales de danza, exposiciones de coches clásicos y conciertos que utilizan la elegante escenografía histórica como telón de fondo.
El título del Palacio Lakshmi Vilas en muchos listados contemporáneos lo sitúa por delante de otras residencias palaciegas, como el Ak Saray (Turquía), el Istana Nurul Iman (Brunéi) o el Palacio Apostólico (Ciudad del Vaticano), y lo coloca en la cúspide de compilaciones sobre las casas más grandes del planeta. Más allá de su tamaño, el palacio se sostiene como un ejemplo real de cómo un inmueble monumental puede seguir siendo un hogar familiar.