La famosa Gran Muralla China, aunque parece un monumento único, tiene una pequeña réplica escondida en Europa. Esta joya arquitectónica que pocos conocen es el imponente Fuerte de Fenestrelle. 

Ubicado en el corazón del Piamonte, en el valle de Chisone, esta fortaleza alpina es la mayor estructura fortificada de Europa y ha sido apodada con razón “la Gran Muralla Italiana”. 

Con una extensión de 3 kilómetros serpenteando por la ladera de la montaña, cuenta con la escalera más larga del continente con un total de 4.000 escalones y un desnivel de más de 600 metros. Se calcula que recorrerlo de un extremo a otro puede tomar hasta 7 horas. 

Un origen militar

El Fuerte Fenestrelle fue construido a partir de 1727 por orden del rey Vittorio Amedeo II y diseñado por el ingeniero Ignazio Bertola. Se levantó con el objetivo militar de proteger la frontera del Reino de Saboya ante posibles invasiones. 

Esta imponente estructura abarca una superficie de más de 1,3 millones de metros cuadrados, supera en extensión a cualquier otro fuerte alpino de Europa. De hecho, es la estructura de mampostería fortificada más grande del continente, solo superada en dimensiones a nivel mundial por la mismísima Gran Muralla China.

Un gran destino turístico con múltiples opciones

La fortaleza está compuesta por tres grandes complejos: San Carlo, Tre Denti y Delle Valli. Además, tiene siete reductos militares conectados por una muralla que, vista desde las alturas, recuerda inevitablemente a su hermana asiática. Sus túneles secretos, escaleras cambiantes y pasadizos ocultos son testimonio del ingenio militar de la época.

Fenestrelle ofrece visitas guiadas para todos los niveles. Desde una breve excursión de una hora hasta el llamado “Paseo Real”, un recorrido integral que desafía cuerpo y mente. Ya sea caminando entre muros centenarios o subiendo por la mítica “Scala Reale” bajo el eco del viento alpino, la experiencia es un verdadero viaje al pasado.

Una leyenda oculta entre los muros

Como no podía ser de otra manera en un lugar con tanta historia, la leyenda también tiene su eco en estos muros. Muchos aseguran haber escuchado pasos de fantasmas resonando en la escalera cubierta en plena noche, incluso cuando el fuerte se encuentra desolado. 

Según cuenta la leyenda, un oficial francés, caído durante el asedio, aún vela la frontera con una presencia invisible. Una historia escalofriante que cobra vida propia cuando el viento silba a través de las rejillas de ventilación, susurrando misterios entre las piedras. 

Recorrer los muros de esta fortaleza es sumergirse en un viaje a través del tiempo, donde la piedra y la historia se fusionan, ofreciendo unas vistas impresionantes de los Alpes piamonteses y permitiendo redescubrir un capítulo crucial del pasado.