Pocos conocen el espectacular paisaje de girasoles que se encuentra en un bello pueblo de Burgos
Una localidad que atrae a fotógrafos, excursionistas y familias.

Las floraciones estacionales son uno de los espectáculos visuales y naturales más conmovedores de todo el mundo: transforman laderas y llanuras en mantos de color que invitan a detenerse y apreciar su belleza. En este contexto, a finales de verano los campos de la provincia de Burgos se transforman en un mar dorado que atrae a fotógrafos, excursionistas y familias en busca de postales naturales.
Esto ocurre en los alrededores de Briviesca, donde millones de girasoles cubren las fincas de la comarca de La Bureba y ofrecen un espectáculo cromático comparable al famoso florecer de la lavanda, pero en tonos amarillos que dominan el horizonte entre los meses de julio y septiembre. La Oficina de Turismo local y colectivos culturales han potenciado la experiencia con rutas señalizadas que combinan patrimonio y naturaleza.
La denominada “Girasoles con Arte” propone un recorrido de apenas tres kilómetros que se puede alargar todo lo que el visitante desee. El camino más popular parte del casco urbano y enlaza miradores, monumentos y tramos de cultivo donde la vista se pierde en filas de flores. Este tipo de iniciativas no solo son ideales para realizar en familia, sino que también buscan impulsar el turismo de la zona sin renunciar a la conservación del paisaje agrario.
Más que sus girasoles
A pesar de este maravilloso espectáculo, Briviesca no es solo girasoles. La capital de La Bureba atesora un conjunto monumental que incluye el Monasterio de Santa Clara y la Colegiata de Santa María la Mayor, joyas que recuerdan su importancia histórica desde la Edad Media. Sus calles conservan casas señoriales y una Plaza Mayor coronada por un templete de principios del siglo XX, consolidando un admirable casco histórico.
Esta localidad de más de 6.000 habitantes fue bautizada por Azorín como “el corazón de Burgos”, según recoge la web de turismo provincial, y cuenta además con un excepcional patrimonio artístico. Se encuentra a poco más de 40 kilómetros de la ciudad de Burgos, un trayecto que en coche se completa en aproximadamente 30-45 minutos, aunque también existen conexiones en tren y autobús que comunican la localidad con la capital provincial.
Entre patrimonio, gastronomía local y el espectáculo efímero de los girasoles, Briviesca se perfila como una escapada perfecta para quienes aún buscan disfrutar de los últimos resquicios del verano. La combinación de historia y naturaleza, así como las rutas centradas en el girasol han puesto a este rincón burgalés en el mapa de los destinos rurales más fotogénicos del país, sobre todo para los amantes de las flores.
