Un medio británico coloca a dos ciudades españolas entre las mejores para hacer escalas de crucero
Una combinación de patrimonio, litoral y belleza paisajística.
El turismo de cruceros sigue siendo un motor clave para España, un país con casi 8.000 kilómetros de costa y una oferta litoral que atrae a millones de viajeros cada año. No es para menos, ya que España cuenta con una propuesta de escalas muy dispares, desde pequeñas joyas de puerto natural que invitan a paseos tranquilos hasta grandes terminales urbanas cargadas de historia y ocio.
En este contexto, el diario británico Daily Mail ha publicado un ránking con lo que considera las mejores y las peores escalas del mundo, donde España tiene presencia en ambas listas. Si echamos un vistazo a la primera de las clasificaciones, se puede apreciar que los puertos de Mahón (Menorca) y Tarragona aparecen entre los más recomendados, ambos por una combinación de factores que los hacen sobresalir en la oferta portuaria.
Los mejores embarques
Sobre el muelle de Mahón, el medio inglés destaca su enclave: “Se encuentra en un puerto natural, por lo que se recomienda asomarse a la cubierta para ver el atraque del barco”. Además, a pocos pasos del embarque se alza una amplia oferta de tiendas y bares donde poder disfrutar de un refrescante cóctel Pomada, una bebida estrella de la gastronomía local elaborada a base de ginebra y limón
En cuanto al segundo destino, Tarragona recibe elogios por combinar patrimonio y litoral. La antigua Tarraco, con su anfiteatro romano pegado al Mediterráneo, sus playas de arena y un casco histórico que invita a sentarse en plazas y probar la gastronomía local, entra en la lista de “paradas imprescindibles”. El artículo también sugiere disfrutar de las tapas y de los cavas de la región cercana de Sant Sadurni d’Anoia.
La otra cara de la moneda
No todo son buenas noticas, ya que Barcelona aparece en la clasificación de las peores escalas, y el razonamiento es el que viene ocupando titulares desde hace meses: la saturación turística y la tensión con residentes locales. “Los manifestantes han estado usando pistolas de agua para hacerles saber a los turistas que no son bienvenidos en la abarrotada Barcelona”, recoge el Daily Mail.
Pese a que las instituciones han comenzado a tomar medidas para contener este fenómeno, como limitar las escalas de cruceros a siete por día con el objetivo de bajar la capacidad máxima diaria de pasajeros, lo cierto es que los residentes todavía denuncian las aglomeraciones persistentes, la presión sobre servicios y comercios locales y la erosión de la vida cotidiana. Por eso exigen respuestas más ambiciosas que vayan más allá de los topes diarios.