Una turista retrata a través de su experiencia que los habitantes de este país provocan miedo a los guías de Egipto
“No escuchan, nos contradicen, hablan por encima de nosotros, son groseros”.

Loredana Diacu, una mujer rumana, fue hasta Egipto para realizar un viaje de ensueño por los templos milenarios, la majestuosidad del Nilo y la historia de los faraones. Sin embargo, acabó siendo una amarga experiencia sobre el comportamiento de sus compatriotas durante las vacaciones.
La turista compartió en su perfil de Facebook un extenso relato en el que detalló escenas que incomodaron tanto al grupo como al propio guía egipcio. Desde la elección de asientos en el autobús hasta los comentarios despectivos en un bazar.
La experiencia que vivió y compartió Loredana mostró una cara poco amable de algunos viajeros. la viajera destacó contradicciones constantes, desobediencia a las normas, grosería e incluso desconfianza hacia los locales.
Tensiones en el bus y en el bazar
El mal ambiente comenzó en el momento de elegir asientos ya que, pese a que el guía pedía que los pasajeros se sentaran de dos en dos, varios turistas se negaron a compartir sitio, alegando comodidad o excusas personales. La discusión generó tensiones innecesarias en el grupo.
Más adelante, durante las explicaciones sobre la historia y la seguridad en Egipto, el guía se mostró a la defensiva, reconociendo abiertamente que trabajar con turistas rumanos resulta complicado: “No escuchan, nos contradicen, hablan por encima de nosotros, son groseros”.
Uno de los episodios más incómodos ocurrió en un bazar, cuando un vendedor se acercó de forma insistente —algo habitual en el comercio local— y una joven respondió con dureza: “No te compro nada porque no confío en ti, ya he visto cómo es tu gente”. La frase, que incomodó a todos, provocó que el guía no dudara en señalar que ciertos turistas rumanos son especialmente difíciles de tratar.
El final de un viaje
Tras largas esperas, discusiones y reproches, el viaje terminó con una reflexión amarga. Loredana comparó la experiencia con otros grupos internacionales, como alemanes o polacos, a los que describió como organizados y respetuosos.
La turista terminó reconociendo que, a veces, lo que marca la diferencia en un viaje no es solo el destino, sino la compañía. No obstante, su relato refleja una vivencia individual, marcada por percepciones personales y generalizaciones que pueden caer fácilmente en estereotipos.
