Como segunda potencia turística mundial y sin duda país líder en fiesta y diversión, hubiese sido una torpeza histórica no luchar por convertirnos en la "capital europea del entretenimiento". Las arcas públicas lo agradecerán, la riqueza nacional también y los que encuentren un empleo, aún más.
Sus rincones inexplorados, sus maravillosas playas, las huellas del pasado y un microclima benigno conforman esta región que va desde el estuario del Tajo hasta Guincho, al pie de la Sierra de Sintra, y que nos transporta a través de palacios, historias de espías y paisajes de ensueño.
Al igual que ocurre con los porcentajes, las grandes cifras pueden ser traicioneras, pero para hacernos una idea, puestas en filas unas tras otras, con las máquinas de sus casinos se podría llenar el campo del Bernabéu. Muchas máquinas para una feria de congresos.