El INF databa de 1987 y puso fin a la Guerra Fría, protegiendo a Europa durante más de 30 años de las cabezas atómicas de Moscú que apuntaban a sus capitales.
Los niños hoy ya no quieren ser astronautas, los niños quieren ser futbolistas. Casi siete décadas después de la propaganda y del american way of life, los ciudadanos miran el futuro con el escaso optimismo de los tiempos que corren, la inestabilidad laboral y la incertidumbre económica. La Gran Recesión ha grabado a fuego el término distopía en nuestro vocabulario.
El último intento de la industria del cine de combatir sus propios demonios es Trumbo: la lista negra de Hollywood, que ha elegido la comedia como mejor medio para hacer justicia. Aunque mantenga un mínimo de técnica en la recreación de una época, su apariencia es tramposa y desvía la atención del problema: la poca seriedad con la que se asoma a la vida de su protagonista.
Olof Palme, primer ministro de Suecia, se reunió con un militar portugués en 1975; durante el encuentro, el luso aseguró que la Revolución de los Claveles acabaría "con todos los ricos". A lo que el sueco respondió: "¡Vaya! Nosotros preferimos acabar con los pobres". La anécdota resume con acierto la trayectoria de uno de los padres de la socialdemocracia europea.
Mantener un arsenal disuasorio conllevaba sus riesgos. Una guerra nuclear, independientemente de cómo empezara, podría haber supuesto el fin de nuestra civilización, pero en ese momento considerábamos que era necesario arriesgar para responder a las amenazas soviéticas.
Hay quienes abogan y pretenden preservar a la Organización de Estados Americanos, la OEA, en el marco del modelo de la Guerra Fría. Ese modelo de la paranoia constante, el del embargo a Cuba, el del enfrentamiento entre América del Norte y América del Sur, el de las zonas de influencia hegemónica, el de las etiquetas fáciles.
A nadie le interesa hablar de la posibilidad real de que llegue la guerra a sus vidas. No me refiero a una guerra en el lejano o cercano Oriente, de las que ahora se pueden incluso librar con un joystick desde casa a través de aviones no tripulados. Me refiero a una guerra de las que desplazan a tu familia, salta por los aires tu cocina y la vida o la muerte te cambia para siempre. Pido disculpas de antemano por si amargo el día a algún lector.