De la revolución pacífica a la reunificación de Alemania

De la revolución pacífica a la reunificación de Alemania

EFE

El domingo 7 de Mayo de 1989, tras las elecciones municipales en la RDA, varios activistas recuentan los votos y comprueban que no coinciden con la versión oficial del gobierno y es "aquí", según la directora de la Fundación Friedrich Ebert en Berlín, "cuando comienza la historia de la reunificación alemana", de la que se cumplen ahora 25 años.

Tras el descubrimiento del fraude electoral, numerosas manifestaciones pacíficas comienzan a surgir por las diversas ciudades de Alemania oriental en el otoño de 1989, clamando democracia y libertad al grito de "¡Nosotros somos el pueblo!".

La reunificación de Alemania no estaba entre las prioridades de la revolución pacífica, sino que "lo primero era la democracia, luego se derribaría el muro y por último se negociaría la reunificación. Ese era nuestro objetivo", explica Markus Meckel uno de los activistas de la época que posteriormente se convertiría en el último ministro de Exteriores de la RDA, tras las únicas elecciones libres que hubo en ese país, el 18 de marzo de 1990.

Cuando cayó el muro "hubo un gran regocijo" pero aún así una minoría de la población creía que a partir de ese momento "todo iba a ser muy complicado", comenta Meckel.

Lo "peor" podía estar por venir porque no se sabía cómo reaccionaría la URSS y si "Gorbachov estaba realmente preparado para esto", añade Eberhard Diepgen, alcalde de Berlín en el momento de la caída del muro.

A pesar de que Berlín ya no estaba dividido por el muro, la Revolución Pacífica continuó y los manifestantes seguían saliendo a la calle para demostrar que "tanto la Stasi, como la RDA y sus militares todavía existían", explica Martin Jankowski, activista de la época.

Además, estaba fresco el recuerdo de la masacre de la Plaza de Tianamen en Pekín lo que llevó a que el régimen recurriera a lo que se llamó en la época la "solución china".

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Sin embargo, la caída del muro se dio pacíficamente, la presión sobre el régimen aumentó y vino un cambio de gobierno en la RDA que dirigió Hans Modrow como último jefe del ejecutivo de origen comunista.

El lema original de la revolución pacífica, "Nosotros somos el pueblo", pasó a ser "Nosotros somos un pueblo" lo que mostraba que la revolución pacífica había empezado a apuntar hacia la reunificación.

Del lado de Alemania Occidental, el canciller de la época Helmut Kohl -tras observar el ambiente que había en la RDA- decidió que lo único que se le debía pedir a Modrow eran elecciones libres.

Las elecciones libres se celebraron y Lothar de Maizière llegó al gobierno como jefe de la CDU -partido dirigido por Kohl en el oeste- que había apostado en su campaña por un camino rápido hacia la reunificación.

Alemania del Este había votado y escogido, su elección era "clara" quería formar parte "lo antes posible del Oeste", explica Martin Jankowski, "en ese momento ya se podría hablar de reunificación".

UNA APUESTA CLARA

Kohl, en un discurso en Dresde el 12 de Diciembre de 1989, ya había apostado por unir Alemania y el camino hacia ello quedó allanado el 23 de agosto del año siguiente cuando la Volkskammer (el Parlamento) decidía la entrada de la RDA en la República Federal de Alemania.

El 3 de octubre de 1990, once meses después de la caída del muro de Berlín, Alemania volvía a ser una, demostrando que las revoluciones pacíficas son posibles: "los hombres tienen el coraje de resolver problemas y cambiar la sociedad", afirma Roland Jahn director de la Delegación Federal de los Documentos de la STASI en Berlín.

Por su parte Konrad Weiss, activista político de la RDA, sentencia orgulloso: "conseguimos implantar un estado democrático por nuestra decisión".

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