Se le puede odiar, rechazar, apoyar o admirar, pero está claro que Iglesias abrió el camino para que la política de la calle no estuviese tan alejada del Congreso.
En junio el juez concluyó que no estaban “justificados en ningún caso” los golpes a los “indignados en actitud absolutamente pacífica e incluso el gesto de la paz”.