¿Son las redes una anestesia social?
Con una mano en el teléfono y otra en la cintura camina el indignado de a pie. Si tiene wifi la victoria está cerca. Si está conectado está vivo. Apagado no puede respirar. Si me irrito y me falta oxígeno, hago un tweet, si me da asco mi país, hago dos y si muero porque no muero, actualizo mi estado del Facebook. Bienvenidos a la era de la protesta virtual.