Al final todo estaba escrito

Al final todo estaba escrito

Se lo ha currado. Ha huido de los tremendismos. Del sarampión del activismo de ‘ismos’. De todo lo que le guste a una minoría muy convencida de su verdad única e intransferible pero que rechace una mayoría.

Yolanda Díaz durante el acto 'Empieza todo' de la plataforma Sumar, en el que ha presentado su candidatura a la presidencia del GobiernoALEJANDRO MARTÍNEZ VÉLEZ / EUROPA PRESS

Una conocida abogada de A Coruña le dijo a un juez de familia, hace veinte años, que se quedara con el nombre de la letrada de la parte contraria, que defendía a un trabajador de Ferrol, militante como ella del Partido Comunista, porque “esta joven mujer un día ocupará altos cargos en este país”. “Ella se rió me llamó exagerada y el juez me dijo que tendría en cuenta mi ‘alegación’. Tal cual”. Teté Suárez guarda un buen recuerdo de Yolanda Díaz. He desempolvado unos wasaps en los que relataba esta anécdota con motivo de la visita que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo le hizo al papa Francisco.

Aquel episodio del 2002 o 2003, fue un juicio que no llegó a ‘consumarse’ con una sentencia porque ambas letradas decidieron reconducir el procedimiento al mutuo acuerdo, beneficioso para sus respectivos defendido y defendida. Técnica de no arriesgarse. Pues aquella chica llegó y el domingo pasado anunciaba lo que muchos intuían: que quería ser la primera presidenta del gobierno de España al frente de ‘Sumar’.

Se lo ha currado. Ha huido de los tremendismos. Del sarampión del activismo de ‘ismos’. De todo lo que le guste a una minoría muy convencida de su verdad única e intransferible pero que rechace una mayoría. Ha preferido la estrategia del paso a paso, y de camino la del ‘partido a partido’; ha guardado las pistas de la táctica que le iba romper el espinazo, o eso pretende, a ‘Podemos’ y a destronar a Pablo Iglesias y a su corte de los milagros imposibles. Ha aprendido de los grandes, que quien asusta pierde. Incluso aunque no haga barbaridades ni nada que acojone a las mayorías sociales. Y ha consumado su proyecto. Consumatus est, en latín.

Felipe González ganó la presidencia en parte a costa de dividir sentimentalmente al PSOE, y quitarle argumentos catastrofistas y finmundistas a la derecha, cuando impuso eliminar la condición de marxista y acentuar, ya en el XXVII Congreso, primero en España tras la Guerra Civil, el carácter socialdemócrata. Fueron a apadrinarlo todos los líderes más destacados del socialismo europeo. España dejaba de ser un relicario para hispanistas.

Ha aprendido de los grandes, que quien asusta pierde. Incluso aunque no haga barbaridades ni nada que acojone a las mayorías sociales. Y ha consumado su proyecto

En realidad los egos y vanidades han tenido la culpa. La única vacuna es compartirlos. Desde el principio del ensayo fui pesimista. En realidad en este blog sostuve que era un fracaso anunciado. Los datos: el derrumbe de una organización hecha con los mismos o parecidos ingredientes que Podemos: la UPC, Unión del Pueblo Canario. Lo decía en marzo de 2016 en ‘Los abuelos de Podemos y la hora menos de Canarias’.

En 1979 se crea la UPC y en las elecciones de ese año consigue un resultado sorprendente; gana la principal ciudad canaria, Las Palmas de Gran Canaria, coloca un diputado en el Congreso, Fernando Sagaseta, y logra colocarse como tercera fuerza en la provincia. Fue un nombre apropiado, una idea oportuna en el momento adecuado. El año anterior, 1978, Argelia a través de Antonio Cubillo y su Mpaiac, encargados de poner las bombas, quiso forzar en la OUA la independencia de Canarias… para tener una salida al Atlántico a través de la RASD; a su vez estaba incompleto el programa de descolonización del Sahara, el Polisario multiplicaba su terrorismo marítimo asesinando y secuestrando a pacíficos pescadores isleños, de noche y con metralletas… y la crisis económica y el paro desbocado, los atrasos en infraestructuras, el debate sobre la OTAN, propenso a todo tipo de bulos, y la comprobación empírica de que la clase política del fructífero 78 no tenía una varita mágica…Tan deprisa, al menos. “Desde el principio, como pasa ahora en Podemos, personajes relevantes o excéntricos de la vida social que a pesar de tener una posición no habían encontrado un destino manifiesto, fueron los primeros en abandonar el cayuco, casi en el inicio de la singladura; otro grupo vagó sin rumbo y sus miembros se convirtieron en profesionales de la melancolía (…) Era una corte de los milagros condenada al fracaso. No solamente por la contradicción de sus partes sino por la mezcolanza de personalidades y la lucha de egos, unida a los inmutables principios de Peter. Y por si fuera poco, algo después, en noviembre de 1989, se les cayó encima el Muro de Berlín…” Los escombros del paraíso.

Quien ha desatado el seísmo, anunciado, ha sido el personalismo caudillista de Pablo Iglesias. El partido rapiñado en los movimientos sociales de los ‘indignados’ que confluyeron en el 15-M, mayo de 2011, empezó a degradarse después de cosechar grandes e inesperados éxitos cuando se degradó uno de sus fundadores: la mansión de Galapagar fue el primer símbolo de que algo no funcionaba. El líder que había prometido con solemnidad de Papa Clemente que seguiría viviendo en su humilde y chiquito pisito de barrio y con sus queridos vecinos se mudó a una urbanización de ricos en cuanto pudo. Sus sermones contra la casta se volvieron hueros.

El ‘abajo los de arriba’ enmudeció cuando él y su círculo llegó arriba. Su credibilidad empezó deslizarse cuesta abajo. A continuación, su apariencia de humildad fue desmentida por los hechos: su incontrolable ambición. La dimisión como ministro fue consecuencia de que a pesar de sus chantajes y amenazas era el presidente Sánchez quien llevaba las riendas, y el principal jugador en el juego del poder. En el Consejo de Ministros, en el BOE, en la política interior y en la exterior… dadivoso sin embargo con las migajas y con el cuidado de las apariencias… Mientras, Moncloa, esto también se sabía, por lo menos algunos, tenía varios planes alternativos: el ‘b’, el ‘c’, el ‘d’…casi tantos como letras el alfabeto. Porque quien manda en cada momento son las circunstancias. Y un imprescindible análisis despojado de ilusiones y deseos, si no imposibles sí poco probables de momento.

El ‘abajo los de arriba’ enmudeció cuando Pablo Iglesias y su círculo llegó arriba. Su credibilidad empezó deslizarse cuesta abajo. A continuación, su apariencia de humildad fue desmentida por los hechos: su incontrolable ambición

Una de las contramedidas, si no bastaba el lanzamiento de bengalas desvía misiles, era pescar gente en quienes se pudiera confiar, preparada, y descargar a los eternos adolescentes, quitarse el peso muerto de los iluminados. Ahí, en la agenda oculta, es donde comienzan a apuntarse valoraciones y expectativas para la ferrolana. Por supuesto que Díaz también es ambiciosa, tiene sus egos y sus vanidades, pero no ha metido la pata, es inteligente, y sabe jugar al ajedrez, al menos al político. Sabe cuando comerse una pieza del tablero, sea el caballo, o la torre o la reina o el rey del mambo. Consigue éxitos para el Gobierno sin enredar con indirectas y desafíos que dinamitan la confianza del grupo mayoritario; demuestra aquella voluntad de compromiso que destacaba en los juzgados gallegos y en las duras negociaciones laborales; y su capacidad de trabajo y, sobre todo, su preparación: todo lo que se le encomienda lo cumple satisfactoriamente.

Encima, ha tenido la habilidad de dejar abierta la posibilidad de primarias, que era la exigencia del podemismo burocrático, pero reservándose el detalle de que no iba a presentar solamente su partido sino a declararse públicamente como candidata oficial a la Presidencia del Gobierno por Sumar, y el que quiera restar que reste.

Por supuesto, a Sánchez le interesa dividir a Podemos como al PSOE canario le interesó maniobrar contra la UPC de mil leches políticas. Dice un proverbio que aunque a una vaca le des café nunca ordeñarás café con leche. Lo repetía un gran alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, y reconocido intelectual, el socialista Juan Rodríguez Doreste, que cuando gobernaba con estos socios, que eran los mayoritarios, no aguantaba “tanto y tan tonto infantilismo”. “Con el radicalismo – declaraba- se vive siempre en la frustración”.

También sabe Sánchez que va a necesitar nuevos socios; y que ahora es el momento. Los fondos Next Generation ya se están viendo en la transición verde y en la digital, y en las obras públicas; los indicadores económicos están entre los mejores de la UE. Se han superado con éxito notable la pandemia, los efectos de la guerra de Putin, se ha controlado la inflación, Cataluña y Euskadi están tranquilos. Y, además, tenemos por delante los vertiginosos seis meses finales de la legislatura con Sánchez en la Presidencia Europea.

Frente a esto, el discurso de la derecha se centrará presumiblemente, en buena parte, en el incesante uso como ‘cortina de humo’ del ‘Falcon’ o del avión de Estado para largas distancias. La mayor preocupación popular, por lo visto, en el mundo de la energía y de la economía.

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Empezó dirigiendo una revista escolar en la década de los 60 y terminó su carrera profesional como director del periódico La Provincia. Pasó por todos los peldaños de la redacción: colaborador, redactor, jefe de sección, redactor jefe, subdirector, director adjunto, director... En su mochila cuenta con variadas experiencias; también ha colaborado en programas de radio y ha sido un habitual de tertulias radiofónicas y debates de televisión. Conferenciante habitual, especializado en temas de urbanismo y paisaje, defensa y seguridad y relaciones internacionales, ha publicado ocho libros. Tiene la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.