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No estaba muerto, estaba en la OTAN: la semana en la que Sánchez desvió el foco de la corrupción y enfadó a Trump

No estaba muerto, estaba en la OTAN: la semana en la que Sánchez desvió el foco de la corrupción y enfadó a Trump 

Analistas políticos consideran que el presidente del Gobierno ha aprovechado su agenda internacional para mejorar su imagen: "Moncloa ha intentado proteger su liderazgo y ahondar en la idea de que una cosa es el individuo - el presidente, en este caso - y otra el partido y el Gobierno".

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este jueves tras la reunión del Consejo EuropeoNurPhoto via Getty Images

Las siete vidas de 'Perro Sanxe'. El presidente del Gobierno ha intentado esta semana levantar su imagen tras los escándalos derivados del 'caso Koldo' poniendo el foco en la política internacional. El calendario ha jugado a su favor: este pasado miércoles, viajaba a La Haya (Países Bajos) para participar en una cumbre de la OTAN en la que Sánchez fue el único de los 32 miembros de la Alianza que se opuso frontalmente a incrementar el gasto en defensa hasta el 5% del PIB. Antes de esa cita, el líder socialista ya anunció un acuerdo para fijar dicha inversión en un 2,1% con el fin de garantizar el Estado del bienestar. 

Su posición díscola le granjeó críticas de otros líderes europeos y, sobre todo, las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien le advirtió de represalias comerciales. "Vamos a negociar con España un acuerdo de comercio y les vamos a hacer pagar el doble. Y lo digo en serio", amenazó Trump sobre los aranceles a las exportaciones que negocia con países de todo el mundo. No hubo saludo entre el mandatario español y el norteamericano, como tampoco un especial contacto de Sánchez con los otros dirigentes presentes en la cita. "¿Por qué no me puedo sentar en mi silla y preparar la intervención?", respondió Sánchez a la prensa cuando le preguntaron por su inusual decisión de quedarse apartado del resto de líderes en los momentos previos al inicio del plenario.

Un día después, el jueves, Sánchez viajó a Bruselas para reclamar a la UE que suspendiera de inmediato el acuerdo de asociación que tiene con Israel al considerar que es "más que evidente" que este país está violando el respeto a los derechos humanos en Gaza. El líder español, que llegó a tildar la situación de "genocidio", censuró el "doble estándar" que está siguiendo Bruselas con respecto a Rusia y a Israel. "No tiene ningún sentido que llevemos 18 paquetes de sanciones a Putin por su agresión a Ucrania y Europa no sea capaz ni de suspender un acuerdo de asociación cuando se vulnera flagrantemente el artículo dos del respeto a los derechos humanos", dijo. Dicha postura provocó el enfado de la embajada israelí en España, que acusó a Sánchez de liderar "una cruzada" contra su país. "La sitúa el lado equivocado de la historia", advertían.

Para muchos, la agenda internacional de Sánchez esta semana ha desinflamado la herida abierta por los escándalos de corrupción que acorralan al PSOE y que ya habrían comenzado a desgastar electoralmente al partido. De hecho, diferentes analistas consideran que el presidente del Gobierno ha usado este calendario a su favor para desviar el foco y erigirse como el 'némesis' de Trump y Netanyahu, algo que podría ayudarle a mejorar su imagen tras las últimas revelaciones que provocaron la caída de su secretario de organización, Santos Cerdán. Aunque Sánchez ha recibido duros editoriales de la prensa extranjera por el 'caso Koldo', también algunos medios y líderes políticos internacionales han aplaudido su defensa del Estado del bienestar frente al desmesurado aumento del gasto en defensa rubricado por los países de la OTAN. 

Además, el Gobierno ha recibido esta semana como una victoria el aval del Tribunal Constitucional a la ley de amnistía, la norma que desbloqueó la investidura y que marcó los primeros meses del actual gobierno de coalición. "Es una magnífica noticia que cierra una crisis como la de Cataluña, que nunca debió salir de la política", dijo Sánchez. Una satisfacción que no compartieron, sin embargo, algunos socialistas de la 'vieja guardia' como Felipe González, Javier Lambán o el actual presidente de Castilla - La Mancha, Emiliano García-Page. González, de hecho, dejó entrever que no volvería a votar a Sánchez por la "barrabasada" de la amnistía. 

Unas críticas que, paradójicamente, también podrían beneficiarle en un contexto de máxima división y crispación. "Los mensajes que lanza este PSOE moderado, encarnado en figuras como Felipe González o Eduardo Madina, sólo funcionan en un sector de la población muy concreto. Si este PSOE se hiciera en algún momento con el liderazgo nacional, se daría un batacazo importante al mantener la misma postura que el partido de la oposición en cuestiones identitarias o plurinacionales. ¿Por qué un votante ambivalente iba a votarles si el PP ya dice exactamente lo mismo? Además, cometen un error de diagnóstico, porque entre los votantes del PSOE no hay un gran descontento con la amnistía", señala Alejandro Solís, analista político y miembro de "Ideas en guerra".

El politólogo Manuel López Funes también argumenta que la norma para 'perdonar' los delitos cometidos durante el procés no ha tenido un gran impacto electoral y que Sánchez acierta evitando responder a los históricos de su partido. "Sería un error criticarles públicamente. Lo mejor para sus intereses es no meterse con ellos y seguir marcando estrategia propia", asegura.

Ambos expertos también coinciden en señalar que Moncloa ha intentado con la cita de la OTAN "proteger el liderazgo de Sánchez, desviar la atención en lo relativo a la corrupción y ahondar en la idea de que una cosa es el individuo - el presidente, en este caso - y otra el partido y el Gobierno". "Nada de lo que hace Moncloa es improvisado", defiende Solís. Y cree que las críticas de Trump pueden ser un regalo para Sánchez de cara a mejorar en las encuestas. 

  El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la cumbre de la OTAN de La Haya.J.J. GUILLÉN

"En estos últimos meses, en algunas elecciones celebradas en países como Canadá o Australia, hemos visto que los líderes progresistas que han defendido sus políticas y la soberanía de su país ante Trump se han visto beneficiados. Es lo que en comunicación política denominamos 'Rally 'round the flag'.En los momentos en los que el país se puede ver amenazado, los votantes tienden a situarse del lado de la persona que está haciendo frente a esa amenaza. Ya lo vimos con el propio Pedro Sánchez durante la pandemia. Ahora, utilizar una narrativa de defensa del Estado del bienestar ante los deseos de la administración Trump puede ser positivo a nivel de liderazgo", señala Solís.

"Defender a España como un país soberano que decide sus propias políticas habla bien de ti. Y cuando no se ha hecho o no se ha explicado bien, como por ejemplo ocurrió con Marruecos, eso se ha notado. Sánchez acierta cuando transmite ese mensaje de que tus decisiones no van a estar condicionadas por lo que digan otros", añade Funes.

En todo caso, ambos analistas mantienen que Sánchez sigue sufriendo la "hemorragia" de la corrupción y que sus 'éxitos internacionales' no tapan el descontento y la desafección derivada de los escándalos que le acorralan. "Este Gobierno ha quebrado su espíritu fundacional, puesto que llegó para limpiar las instituciones públicas. Fue su premisa principal. Ahora, ese mensaje se ha roto y va a tener un impacto demoledor. Una parte de sus votantes ya los ha perdido y no van a volver. Lo que debe aspirar el PSOE es a frenar la sangría", dice Funes. 

Para él, es acertado que Sánchez haya pedido perdón por los casos de corrupción, pero no que apunte a los escándalos del PP para no hacer frente a su "responsabilidad política" en la elección de cargos como Ábalos o Cerdán. "La buena comunicación política es la que pide perdón sin paños caliente. Deja a tus segundos que hablen del PP, porque de este embrollo sólo se puede salir con más política, más transparencia y rendición de cuentas, no tapando el bulto", añade.

Solís, por su parte, ve normal que el PSOE haya bajado en las encuestas, pero recuerda que las próximas generales son, a priori, dentro de dos años y que el retroceso para el PSOE ha sido de apenas uno o dos puntos en los sondeos públicados durante estos últimos días. 

"Mientras sea una cuestión de desafección, o falta de ilusión, el PSOE puede solicionarlo. El problema sería si hubiera un trasvase de voto importante hacia el PP, algo que de momento no ha ocurrido", indica. De hecho, según Solís, las encuestas mantienen a Feijóo en la horquilla del 32-33% de los votos, y la suma hasta la mayoría absoluta con Vox sólo se consigue por el derrumbe de Sumar. "Los rivales de Sánchez no están aprovechándose del descontento. Y el PP, que lleva exigiendo elecciones desde incluso antes de arrancar la legislatura, no puede tener a su electorado hipermovilizado durante cuatro años. Esta estrategia, al final, pasa factura", sostiene. 

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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es jefe de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es