Qué consecuencias deja la decisión de España de no comprar el F-35 Lightning II, el avión de combate más avanzado
El buque Juan Carlos I solo podrá operar helicópteros, lo que supone una pérdida estratégica. El soñado FCAS, una alternativa que no llegaría hasta 2040. El objetivo del Gobierno es reforzar la autonomía militar europea y no depender de EE.UU.

El Ministerio de Defensa ha rechazado la posible adquisición de varios aviones caza F-35 estadounidenses para sumar a la flota aerea de las Fuerzas Armadas. En su lugar, optará por alternativas europeas como el Eurofighter o el Futuro Sistema Aéreo de Compate (FCAS), aunque el primero no es comparable al modelo norteamericano y el segundo no llegará hasta, mínimo, 2040.
La noticia fue adelantada por el diario El País y confirmada posteriormente por el propio ministerio que dirige desde el año 2018 Margarita Robles. El motivo de este cambio de guion es el compromiso adquirido por España de que el 85% de los fondos destinados a Defensa se inviertan en Europa. De ahí que se considere incompatible ahora mismo adquirir un modelo estadounidense como punta de lanza de la aviación de combate.

El F-35 Lightning II está desarrollado por Lockheed Martin y se presenta en tres variantes principales: el F-35A, que es una versión de despegue y aterrizaje convencional destinada a las Fuerzas Aéreas; el F-35B, diseñado para despegues cortos y aterrizajes verticales, lo que lo hace idóneo para el Cuerpo de Marines y la Marina Real del Reino Unido; y el F-35C, que es una variante optimizada para operaciones desde portaaviones, adaptada para la Marina de los Estados Unidos.
Su tecnología es puntera, puesto que sus capacidades furtivas hacen que sea un avión difícil de detectar cuando se aproxima al radar de búsqueda. Además, integra sistemas de sensores avanzados que ofrecen una visión integral del campo de batalla, permitiendo una conciencia situacional superior.
En estos últimos meses, se ha especulado con la posibilidad de que España adquiriera 50 modelos de este caza. Sin embargo, la decisión del Ministerio de rechazar dicha compra obliga a poner el foco en otros posibles relevos, ya que decenas de F-18 y Harrier tienen que ser renovados por nuestra Armada en esta década.
Lo cierto es que el Almirante General Teodoro Esteban López Calderón, Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), ya deslizó hace un mes la posibilidad de que España renunciara al F-35 norteamericano. En un desayuno informativo organizado por el Nueva Economía Forum, se le preguntó directamente si España y sus fuerzas armadas "pueden dejar de comprar el F-35". Él respondió: "Alternativas al F-35 hay. Vamos a ver, no del avión en sí. Evidentemente, alternativa de un avión de quinta generación, con una tecnología stealth realmente avanzada, no lo tenemos. Ésa es la realidad. En efecto, tendremos que sobrevivir con la cuarta generación que tenemos y esperar algún día la llegada del FCAS. (...) Pero alternativas a más largo plazo las hay".
El FCAS (Futuro Sistema Aéreo de Combate) se trata de un ecosistema de combate aéreo interconectado, compuesto por aviones, drones y sistemas de red. El FCAS se encuentra actualmente en la fase de desarrollo 1B, que arrancó en diciembre de 2022 y tiene una duración prevista de tres años antes de pasar a la fase 2. Pero no vería la luz hasta 2040, en la mejor de las previsiones.

Esto obligaría a España a permanecer otros 15 años más sin un caza embarcado moderno, quedándose en una posición rezagada respecto a otros países europeos, como Reino Unido, Italia, Alemania, Polonia, Países Bajos, Finlandia, Dinamarca, Noruega y Bélgica, que han decidido comprar el caza F-35 y en algunos casos ya lo tienen operativo. Además, Francia ha dado un golpe en la mesa y quiere hacerse cargo del 80% de FCAS, lo que de facto haría que el avión fuera francés y no un modelo de tres - Francia, Alemania y España -, como se diseñó el proyecto en un principio.
El problema de España es que no hay alternativas al F35 mientras se espera el FCAS. El caza norteamericano es el único modelo capaz de reemplazar a los Harrier embarcados en el Juan Carlos I. Es decir, no existe ningún otro avión capaz de operar en ese tipo de buque. Sólo quedaría depender de los Eurofighter, que podrían alargar su vida hasta el año 2050, pero que no es de quinta generación como el F-35, no es un avión furtivo ni puede operar desde el buque Juan Carlos I.
Según destaca El País, la Armada ha encargado al astillero público Navantia el estudio de viabilidad de un portaviones, con una cubierta de longitud suficiente para que puedan tomar aviones rodando sobre su pista con un gancho de parada y no solo los de despegue vertical. Eso le permitiría optar por cazas navales como el Rafale francés de manera provisional durante un tiempo, aunque tampoco llegaría a tiempo para 2030.
El gobierno español parece, en todo caso, estar dispuesto a mermar su potencial durante unos años con el fin de proteger la industria militar europea, aunque otros países de la UE ya hayan confiado en los F-35 para su defensa. España quiere potenciar la autonomía europea y no depender aún más de Estados Unidos, especialmente cuando desde el otro lado del Atlántico se imponen algunas restricciones, como que el uso de los F-35 en un eventual conflicto pueda ser vetado por Washington. Lo que, según subraya El País, reduce la autonomía industrial de cualquier nación y también su autonomía política.
