El gran reto de Urkullu
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El gran reto de Urkullu

Iñigo Urkullu ha decidido volar ligero de equipaje. Viendo el retrato de su nuevo ejecutivo, es evidente que no corresponde al reflejo de un equilibrio entre las dos almas del partido: ha optado por conformar un gabinete donde prima la experiencia en gestión.

Una buena parte de los grandes dirigentes de Francia ha pasado por la École Nationale d'Administration (ENA), la institución educativa de élite francesa donde se han formado desde el actual presidente de la República Françoise Hollande, Valéry Giscard d'Estaing o Jacques Chirac entre otros , hasta un sinfín de primeros ministros como Laurent Fabius, Alain Juppé o Dominique de Villepin.

Pero como de momento en nuestro país no existe una institución que forme a la élite del funcionariado experto en la administración, Iñigo Urkullu ha echado mano, con buen criterio por lo menos, de personas con experiencia en ese campo. Ahora bien, esto no significa que por haber ido a la universidad y haber ocupado puestos de responsabilidad en la administración pública, puedan garantizar una gestión impecable. Todos sabemos que gobernar con una crisis sin precedentes como la que afecta a buena parte de Europa, es un reto. Sin dinero, con un paro que seguirá creciendo, el descrédito de la clase política y una minoría en el Parlamento, Urkullu parte en la peor situación ante la que jamás haya estado el nacionalismo en el poder.

Sin embargo, la Historia nos ofrece ejemplos de héroes que han crecido en plena adversidad. Sociedades que han resurgido de las cenizas gracias al capital humano, la creatividad y, un liderazgo bien gestionado. Urkullu ha dejado la presidencia del PNV para acceder a la jefatura del gobierno; lo que significa que conoce como nadie la trastienda de su partido. Probablemente habrá tenido más de una sugerencia a la hora de elegir a las personas para formar su Ejecutivo, aunque ha decidido volar ligero de equipaje. Viendo el retrato del nuevo Ejecutivo, es evidente que no corresponde al reflejo de un equilibrio entre las dos almas del partido, sino todo lo contrario: a la vista está que ha optado por diferenciar bien las siglas y la institución, al conformar un gabinete donde prima la experiencia en una gestión, que ahora todos ellos tendrán que demostrar en el día a día, y no la pertenencia al aparato del partido como sucedió en legislaturas anteriores. Es una foto neutra en ese sentido.

Todos son universitarios con carreras superiores y algunos doctores. Algo muy de agradecer en un país donde tenemos una clase política en la que ya encontrar un licenciado se convierte casi en noticia; y no digamos dominar idiomas. Porque aquí se toma por normal que el presidente del gobierno de una nación sea incapaz de pronunciar una sencilla frase en inglés y haga el mayor de los ridículos con un "(It)..Is very difficult , todo esto....." ante la atónita mirada del mismísimo David Cameron y el bochorno de su traductora.

En plena borrasca económica, Iñigo Urkullu tiene ante sí el gran reto y la responsabilidad de salir adelante: un desafío como para quitar el sueño más de una noche, y que como él mismo confesaba tras el juramento en Gernika, "nadie dijo que esto fuera fácil" .

Efectivamente, no es fácil sino muy difícil. Y más difícil si tenemos en cuenta que el gobierno minoritario de Urkullu tiene únicamente dos posibles apoyos que le pueden dar la mayoría absoluta para lograr cierta comodidad en el Parlamento de Vitoria, Bildu y PSE. Para añadir mayor dramatismo a la situación, el pasado sábado con motivo de la jura del nuevo lehendakari en Gernika, Bildu decidió estar lejos de allí, en Baiona y además asistiendo al Foro por la Paz de Brian Currin. Y el PSE, por boca de su portavoz José Antonio Pastor ya lo ha dejado claro: "Si hay condiciones para el acuerdo, podremos intentar aproximaciones y, si no las hay, el PNV tendrá que cambiar de socio, de estrategia o de política".

Complicado y difícil. El temporal en estos momentos es dramático, aunque siempre suele llegar la calma. Eso es lo que esperan los nuevos inquilinos de Ajuria Enea, una calma que permita reconducir la economía y la política vasca.