Acude al juzgado a poner nombre a su bebé y se encuentra con la prohibición del juez
La elección de los padres escapa a toda lógica posible.

Nombres hay muchos, muchísimos, se podría decir que casi infinitos, pero no todos son aceptados. Algunos casos han pasado a la historia y han sido mediatizados debido a que la justicia no ha permitido a los padres bautizar -legalmente- a su descendiente con algún nombre. En muchos de esos casos, bastante extraños y excéntricos.
Esta vez les traemos la historia de una pareja que decidió llamar a su hijo Lucifer. Sí, leen bien, el nombre elegido por estos padres era el del mismísimo diablo. Y como era de esperar, la justicia alemana (en Rostock) no se lo ha permitido. Este nombre se une a otros prohibidos en el registro alemán como Judas o Lenin.
Según alegaron en la oficina del registro, ese nombre reduciría considerablemente las expectativas vitales de la criatura recién nacida, algo prohibido por la legislación alemana. Esta establece que las autoridades pueden rechazar nombres que, objetivamente, puedan amenazar el bienestar del niño en un futuro, así como que lo expongan al ridículo o lo dejen en desventaja social.
Por otro lado, la ley obliga que el nombre deba ser reconocible para indicar el género del niño. Estas prohibiciones se centran en evaluaciones y precedentes jurídicos no escritos. Así, a esta amplia lista se unen otros nombres como Satanás, Judas, Lenin, McDonald, Whiskey, Excalibur o Pain, entre otros muchos.
Pese a que hay algunos como el mencionado Lenin que está totalmente prohibido, llama la atención que en Alemania no lo esté el nombre de Adolf. Es cierto, que es bastante extraño ver a niños con ese nombre, aunque puede ocurrir, ya que está permitido. Sin embargo, si los padres son abiertamente nazis o neonazis, en el propio registro se les insta a que elijan otro nombre.
De hecho, respecto a este nombre, hay varios estudios que lo consideran el más impopular de Alemania, tal y como recoge una encuesta de YouGov, en la revista Familie, donde se podía leer que el 89% de la población se opone.