Álex, joven que vive en una casa de 10 metros cuadrados útiles en Madrid: "Si me dieran una hipoteca podría pagarla, pero de dónde saco 60.000 euros de entrada"
“La clave es administrar el espacio lo mejor que se pueda”, explica.
El acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los principales problemas sociales en España y especialmente en las grandes ciudades, donde el encarecimiento continuado de los precios de compra y alquiler, unido al impacto de la inflación, ha tensionado aún más la economía doméstica. Mientras el coste de vida no deja de crecer, los salarios avanzan a un ritmo mucho más lento, lo que agrava las dificultades de miles de personas para emanciparse.
Esta situación empuja a muchos jóvenes a aceptar soluciones cada vez más precarias. Este es el caso de Álex, un chico de 28 años que vive en una casa de apenas 10 metros cuadrados útiles en pleno centro de Madrid. Sus padres compraron el piso hace diez años a un precio bastante asequible, unos 120.000 euros, pero según cifra una inmobiliaria a la que contactaron recientemente, hoy la vivienda no vale menos de 250.000 euros.
En un vídeo publicado en YouTube por Súper Geografía, Álex muestra cómo vive en un quinto sin ascensor de un edificio ubicado en el barrio de Gran Vía. “El piso es pequeño, aquí la clave es administrar el espacio lo mejor que se pueda”, explica entre risas. Su casa tiene 25 metros cuadrados sobre el papel, pero la realidad es que tienes que caminar agachado para no darte con el techo y que el espacio obliga a dormir en el suelo y a medir cada objeto que entra.
Vivir en un espacio reducido
Durante el vídeo, Álex explica que la casa tiene todas las estancias necesarias para vivir: un pequeño salón, una habitación, cocina y baño, pero que el espacio reducido obliga a adaptarte a un estilo de vida más “encajonado”. Después de diez años aquí, el joven ya se ha acostumbrado al tejado inclinado que le recorta metros cuadrados útiles, a medir cada movimiento y a convivir con la sensación constante de falta de espacio.
Una normalidad forzada que asume más por necesidad que por elección y que le lleva a prácticas tan inusuales como la de sentarse en la taza del váter de lado, ya que si no sus piernas chocan con la puerta del baño. Actualmente este piso tendría un alquiler mínimo de 800 euros al mes, una cantidad que asusta para lo que realmente puede ofrecer. Además, como la vivienda es de sus padres, Álex asegura que su planteamiento es irse en algún momento.
“El día que yo me quiera comprar un piso me iré a las afueras de Madrid… Yo sé que si me dieran una hipoteca podría pagarla, pero el problema es de dónde saco 60.000 euros de entrada”, explica. Esto resume el principal obstáculo que, según él, impide a muchos jóvenes acceder a una vivienda en propiedad. Aunque considera que una cuota mensual sería asumible con su salario, señala que reunir el ahorro previo que exigen los bancos resulta prácticamente imposible mientras se pagan alquileres elevados.
El caso de Álex se produce en un contexto de encarecimiento sostenido de la vivienda en Madrid, donde el precio por metro cuadrado y los requisitos de acceso a la compra han disparado la demanda de soluciones habitacionales extremas como los micropisos. Estos espacios, cada vez más frecuentes en el mercado, reciben críticas por sus condiciones de habitabilidad y por lo que representan del desequilibrio entre salarios y precios inmobiliarios.