Camino de Santiago: etapas y tramos del camino portugués de la costa
El itinerario comienza en Oporto, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

A lo largo de los siglos, el Camino de Santiago ha sido mucho más que una ruta de peregrinación: es un viaje interior, una experiencia cultural y un recorrido histórico. Entre sus múltiples variantes, el Camino Portugués de la Costa ha ganado notoriedad en los últimos años por su belleza paisajística, su cercanía al océano Atlántico y su creciente infraestructura para caminantes. Esta ruta, que parte desde Oporto y se une al Camino Central en Redondela, combina la brisa marina con la tradición jacobea, atrayendo tanto a peregrinos experimentados como a quienes buscan una primera aproximación al Camino.
A diferencia de otras rutas más transitadas, el Camino Portugués de la Costa permite descubrir pueblos pesqueros, playas salvajes y ciudades con un rico patrimonio histórico. Desde los acantilados del norte de Portugal hasta las rías gallegas, cada etapa ofrece una mezcla de naturaleza, cultura y hospitalidad. El trazado, que puede completarse en unas dos semanas, está señalizado y cuenta con albergues, pensiones y servicios adaptados a las necesidades del peregrino moderno.
El itinerario comienza en Oporto, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde los peregrinos pueden obtener su credencial y visitar la catedral antes de iniciar el camino. Desde allí, la primera etapa suele llevar hasta Labruge o Vila do Conde, bordeando el litoral atlántico por pasarelas de madera y caminos costeros. Esta primera jornada ya anticipa la tónica del recorrido: mar, viento y una constante sensación de libertad.
Las siguientes etapas atraviesan localidades como Póvoa de Varzim, Esposende y Viana do Castelo, donde el peregrino puede disfrutar de la arquitectura manuelina, iglesias barrocas y una gastronomía basada en el pescado fresco. En Caminha, último punto portugués antes de cruzar a Galicia, es habitual tomar un ferry para atravesar el río Miño y llegar a A Guarda, ya en territorio español.
Una vez en Galicia, el camino continúa por la costa sur de la provincia de Pontevedra, pasando por Oia, Baiona y Vigo. Esta parte del trayecto se caracteriza por sus vistas a las Islas Cíes, sus playas de arena blanca y su mezcla de tradición marinera y modernidad urbana. En Vigo, los peregrinos pueden optar por seguir hacia Redondela, donde el Camino de la Costa se une al Camino Portugués Central, o bien tomar variantes interiores que atraviesan zonas rurales menos transitadas.
Desde Redondela, el camino se adentra en el corazón de Galicia, compartiendo trazado con los peregrinos que vienen desde Tui. Las etapas finales incluyen paradas en localidades como Pontevedra, Caldas de Reis y Padrón, todas ellas con fuerte vinculación jacobea. En Pontevedra, por ejemplo, destaca la iglesia de la Virgen Peregrina, mientras que en Padrón se recuerda la llegada del cuerpo del apóstol Santiago a Galicia.
El tramo final hasta Santiago de Compostela, de unos 25 kilómetros, culmina en la majestuosa plaza del Obradoiro, donde la catedral recibe a los caminantes con su imponente fachada barroca. Para muchos, este momento representa la culminación de un viaje físico y espiritual, pero también el inicio de una nueva etapa personal.