El curioso y único papel de la hormiga reina que pocos conocen
Las feromonas de la reina son tan específicas que pueden modificar el desarrollo de las larvas.

El verdadero poder de la reina reside en su capacidad para emitir feromonas, unas sustancias químicas que actúan como mensajes invisibles. Estas señales no solo indican su presencia, sino que también regulan el comportamiento de las obreras, inhiben la reproducción de otras hembras y mantienen la cohesión del grupo. Las feromonas de la reina son tan específicas que pueden modificar el desarrollo de las larvas, determinando si se convertirán en obreras, soldados o nuevas reinas.
Este sistema de comunicación es tan sofisticado que, si la reina muere o deja de producir feromonas, la colonia entra en un estado de caos. Las obreras comienzan a comportarse de forma errática, algunas intentan reproducirse y otras buscan desesperadamente una nueva reina. Este fenómeno demuestra que la reina no solo es una figura reproductiva, sino también el eje regulador de toda la estructura social.
Una longevidad que desafía la biología
Otro aspecto sorprendente del papel de la reina es su longevidad. Mientras que una hormiga obrera puede vivir apenas unas semanas o meses, la reina puede alcanzar décadas de vida. En algunas especies, como la hormiga negra de jardín (Lasius niger), se han documentado reinas que han vivido más de 25 años. Esta longevidad no se debe únicamente a su estilo de vida protegido, sino también a mecanismos biológicos únicos que ralentizan su envejecimiento celular.
Curiosamente, esta longevidad está estrechamente ligada a su capacidad reproductiva. A medida que envejece, la reina no pierde fertilidad, sino que en muchas especies la incrementa. Este fenómeno, conocido como “hiperfertilidad senil”, es extremadamente raro en el reino animal y ha despertado el interés de científicos que estudian el envejecimiento y la regeneración celular.
Influencia en la arquitectura y expansión de la colonia
La reina también tiene un papel indirecto en la expansión territorial y la arquitectura del hormiguero. Aunque no participa físicamente en la construcción, sus señales químicas influyen en la actividad de las obreras constructoras. En presencia de una reina fértil y activa, las obreras tienden a expandir el nido, crear nuevas cámaras de cría y reforzar las defensas. En cambio, si la reina está ausente o enferma, la actividad constructora disminuye drásticamente.
Además, en especies como Atta (hormigas cortadoras de hojas), la reina es la fundadora de imperios subterráneos que pueden abarcar cientos de metros cuadrados. Durante el vuelo nupcial, una sola reina fecundada puede iniciar una colonia que, con el tiempo, albergará millones de individuos. Su capacidad para almacenar esperma durante toda su vida reproductiva —a veces más de 20 años— le permite mantener la colonia sin necesidad de nuevos apareamientos.
Un papel en la evolución del altruismo
Finalmente, uno de los aspectos más fascinantes del papel de la reina es su relación con el comportamiento altruista de las obreras. En muchas especies, las obreras renuncian completamente a la reproducción para cuidar de la descendencia de la reina. Este sacrificio ha sido interpretado como una estrategia evolutiva basada en la “selección de parentesco”: al cuidar a los hijos de la reina, que comparten gran parte de su carga genética, las obreras aseguran la transmisión de sus propios genes.