Este país de Europa tiene la calle más antigua del mundo
No solo es una calle con historia, sino que también marcó un antes y un después en el diseño de las ciudades contemporáneas.

La historia de las ciudades se escribe, muchas veces, en sus calles. Cada rincón urbano esconde relatos de comercio, cultura, conflictos y evolución social. Pero hay calles que, más allá de su función cotidiana, se convierten en testigos privilegiados del paso del tiempo. En Europa, continente de civilizaciones milenarias, una de estas arterias urbanas ha sido reconocida como la más antigua del mundo aún en uso: la calle Lijnbaan, ubicada en la ciudad de Róterdam, Países Bajos.
Este reconocimiento no se basa únicamente en su longevidad, sino en su papel pionero como espacio urbano moderno. Lijnbaan no solo es una calle con historia, sino que también marcó un antes y un después en el diseño de las ciudades contemporáneas. Fue la primera calle peatonal comercial del mundo, inaugurada en 1953, y su modelo fue replicado en decenas de países. Pero su historia se remonta mucho más atrás, a una época en la que ni siquiera existía el concepto de urbanismo como lo conocemos hoy.
El nombre “Lijnbaan” proviene de una antigua fábrica de cuerdas que operó en la zona entre los siglos XVII y XIX. Este espacio, que ya era un centro de actividad comercial desde el siglo XVII, fue completamente destruido durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. La devastación de Róterdam obligó a repensar la ciudad desde sus cimientos, y fue entonces cuando surgió la idea revolucionaria de crear una calle exclusivamente para peatones, libre de tráfico motorizado.
El proyecto fue diseñado por los arquitectos holandeses Van den Broek & Bakema, quienes imaginaron un espacio urbano donde las personas pudieran caminar, comprar y socializar sin la interferencia de los vehículos. La propuesta fue arriesgada para su época, ya que muchos comerciantes temían que la ausencia de coches redujera el flujo de clientes. Sin embargo, la inauguración de Lijnbaan el 9 de octubre de 1953 demostró lo contrario: se convirtió en un éxito inmediato.
Durante las décadas de 1950 y 1960, Lijnbaan fue un símbolo de modernidad y prosperidad. Las principales marcas internacionales abrieron tiendas en sus 510 metros de longitud, y miles de personas la recorrían diariamente. Su diseño incluía jardines, bancos, esculturas y escaparates amplios, lo que la transformó en un modelo de referencia para el urbanismo peatonal en todo el mundo.
A pesar de su éxito inicial, la calle atravesó un periodo de decadencia en los años 80. El fallecimiento de los comerciantes originales, sumado a la aparición de nuevos centros comerciales en otras zonas de la ciudad, provocó una disminución en la afluencia de visitantes. Lijnbaan perdió parte de su brillo y, en algunos momentos, incluso se volvió insegura. No obstante, a partir de 2010, el gobierno neerlandés impulsó un ambicioso plan de renovación para devolverle su esplendor original.
Hoy, Lijnbaan es mucho más que una calle comercial: es un símbolo de resiliencia urbana. Su historia refleja cómo una ciudad puede reinventarse tras la destrucción, y cómo una simple calle puede convertirse en un referente global. Aunque existen otras calles en Europa con orígenes más antiguos —como la Rue Sainte-Catherine en Burdeos, que sigue el trazado de una vía romana— ninguna ha mantenido una función urbana tan continua y transformadora como Lijnbaan.